Creando amor

Tenya y Yuga

Aoyama Yuga estaba enamorado. Estaba perdidamente enamorado. Lo sabía desde el examen para obtener la licencia provisional de héroe. Iida Tenya había robado su corazón brillante sin que pudiera hacer nada al respecto. 

Eso había sorprendido al propio Aoyama, siempre supo que le gustaban los chicos, había soñado una y otra vez con enamorarse un príncipe muy guapo desde que era un niño. Había inventado una serie de historias en su cabeza con ese hombre perfecto de sus sueños: lo bello que sería, lo valiente y osado, lo amable y cariñoso, la cuota justa de inteligencia, ni más ni menos, no quería parecer un idiota a su lado, por supuesto. Un hombre salido de un cuento de hadas. 

Iida Tenya era lo opuesto al hombre de sus sueños. Un chico cuadrado, que seguía las reglas al pie de la letra, no había nada de osado en él, era demasiado inteligente, y si bien era guapo, no era el tipo de belleza que Aoyama había imaginado. 

Pero su amabilidad, estaba en el punto preciso. No, más que eso. Era incluso mejor que en sus sueños. 

Así que lo amaba. Lo amaba irremediablemente. A ese chico cuatro ojos demasiado musculoso para su look intelectual. A ese chico preocupado por los demás, que saldría de su camino para ayudar a cualquiera que lo necesitara. A ese chico que le había dado la fuerza para continuar incluso cuando el mismo Aoyama había perdido toda fe en sí mismo durante el examen. 

Así que decidió confesarse. Iba a gritarle sus sentimientos. 

Era un gran plan. 

Llevarlo a cabo era, por supuesto, otra cosa. 

— ¿Por qué no le pides ayuda a Kirishima?— le dijo Mina después de contarle sus planes. Estaba en su descanso en el salón de clases— Él puede ver si alguien está enamorado, una chica de otra clase le pasó el quirk.

— Pero no puede ver si está enamorado de mí— repuso Aoyama. 

— Saber si está enamorado es mejor que nada, además, a Kyoka le resultó ¿Supiste que está saliendo con Yaomomo ahora?— Mina estaba repentinamente emocionada. 

— ¡¿Yaomomo?!— Aoyama no pudo ocultar su sorpresa. 

— Así es. Funciona. Créeme— Mina sabía que ya lo había convencido. 

De cierta forma, eso le dio esperanza, Yaomomo era una chica dulce e igual de disciplinada que Iida, si ella se había enamorado de alguien ¿Podía Aoyama tener la esperanza de que Iida tuviera un lugar en su corazón para él? 

Se sonrojó de solo pensarlo.

Seguía sonrojado cuando apareció delante de la puerta de Kirishima esa misma tarde. 

— Está bien. Te ayudaré, pero no puedo hacerlo solo— le advirtió Kirishima— Necesito que hables con él o algo, solo puedo ver si están enamorados cuando piensan en sus sentimientos o en la persona que aman. 

— Eso...— Aoyama dudó— ¿Cómo puedo hacerlo si él tal vez... está enamorado de alguien más?

Kirishima se puso a pensar, puso una mano en su barbilla. 

— ¿Podríamos preguntarle si está enamorado de alguien? Así al menos podríamos saber si está enamorado incluso si lo niega, no podrá evitar pensar en sus sentimientos de forma inconsciente— sugirió Kirishima. 

— ¡Suena perfecto!— Aoyama estaba realmente emocionado. 

Sentía la esperanza de que su amor se volviera realidad. 

— ¡No te olvides de cobrar esta vez!— se escuchó la voz de Bakugou desde el fondo de la habitación de Kirishima. 

* * *