Capítulo 4

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BELHEIT


‒ Entonces... ¿Vas a ir a donde está ella... u hoy también te quedarás aquí mirando?
‒ ¿Ella? ¿De qué... de quién estás hablando?
‒Ella, el ángel de la novena fila, columna de la derecha, tercer asiento, de cabello corto, a quien no has dejado de voltear a ver desde que llegamos
‒ ¿Cómo es que sabes que es ella a quien miro y no a su compañera de la derecha?
‒Bueno, admito que fue difícil hasta para mí, darme cuenta de inmediato... pero vamos Gaby, hemos venido a estas reuniones por casi año y medio, alguna vez iba a darme cuenta ¿No lo crees? ‒
‒Supongo que sí
‒Noté, por ejemplo, que de vez en vez y sin razón alguna, te quedabas mirando en una dirección varios minutos. Así que, después de un par de semanas y de comprobar que lo único que se repetía en tu campo de visual era ella... pues saqué mis conclusiones. Además, también ella voltea hacia este palco de vez en vez.
‒Se llama Belheit, es un querubín de primera jerarquía
‒Mira que no has perdido el tiempo
‒Trabaja en el atrio del trono
‒ ¡Oh! Ya le recuerdo, ya decía yo que había visto antes a una pelirroja, así que... ¿Qué piensas hacer?
‒ ¿Hacer?‒
‒Qué extraño... creo que hoy estás lento amigo mío. Hablo de lo que te comenté al principio Gaby ¿Te quedarás aquí en tu asiento o por fin irás personalmente a preguntarle su nombre? Porque tienes esa misma sonrisa que ponen los seres de otros planetas... ¿Cómo es que le dicen a ese tipo de sonrisa? ¿Cómo es que le decían en el planeta Athis? ¡Ah sí! Sonrisa de enamorado.
‒ ¿Pero qué? ¿Qué estás...? ¡No!
‒Venga, no tienes que inhibirte con tu mejor amigo
‒Lucifer, esto no es gracioso
‒¿Te imaginas? Belheit y tu serían la primer pareja angelical
‒Ya basta. No estoy enamorado.
‒Pues tu sonrisa dice otra cosa
‒Sólo pienso que su personalidad es increíble, es entusiasta, responsable, muy proactiva, siempre es atenta y amable con todos y además su sonrisa es la más bonita que jamás he visto
‒Pero no estás enamorado
‒Lucifer, lo que propones, aunque sospecho que es pro de la comedia que te caracteriza, es irrealizable. Sabes muy bien que nosotros los espíritus ministradores no podemos unirnos en relaciones del mismo tipo que las otras creaturas
‒Eso lo sé, pero no quiere decir que sea justo
‒ ¿Qué has dicho? ‒ Gabriel se puso en pie
‒ ¿Me vas a hacer repetirlo? Lo que dije es que creo que eso en cierto punto viola nuestras libertades. Cada quien debería poder elegir cómo ser feliz y junto a quién.
‒No lo dices en serio
‒Yo sólo te he declarado mi opinión
‒Vamos a continuar esta conversación en otro lugar
‒¿Por qué? Este placo es privado
‒Pero no quiero que los ángeles nos vean discutiendo, eso va en contra del código de armonía celestial‒
‒O es que no quieres que ella­...‒

Gabriel no dejó continuar a su camarada y abriendo un portal, salió del palco.

‒No me gusta que me dejen hablando Gaby... ‒ Lucifer resopló y abriendo su propio portal alcanzó a compañero angélico.

‒Tenemos algo mejor y más elevado que hacer‒
‒ ¿A sí? ‒
‒ ¡Desde luego que sí Lucifer! ‒ Gabriel levantó la voz lo más que pudo, pero sin gritar ‒La felicidad de todas las creaturas y el mantenimiento del orden cósmico es nuestra responsabilidad‒
‒Es la responsabilidad que el Consejo Celestial nos dio, es diferente‒
‒Ellos optaron por hacernos partícipes ¿No te admiras por tan amplia manifestación de amor, gracia y por el alto honor que eso implica?
‒A un alto precio
‒Increíble, no creo lo que oigo. El Ángel que fue exaltado hasta lo sumo desde el principio sin hacer méritos con anterioridad, está cuestionando el orden establecido‒
‒ ¿Y acaso no he hecho méritos ahora?
‒Ese no fue tu abordaje inicial
‒Pero no por ello voy a ignorar la situación del presente
‒Basta, ya no deseo hablar de este tema. El seguir hablando sólo hará que sigas cuestionando a la divinidad y eso no lo voy a permitir. Ya déjalo. Espero por tu bien, que este sólo sea otro de tus juegos. Pero te lo advierto, tienes que dejar de hacer esto. Me causó una sensación extraña eso que dijiste en la primera reunión a la que viniste y quién sabe si has dicho más cosas así las veces que yo no he venido
‒Bueno, podrías al menos, hablar con la pobre. Ha estado volteando hacia aquí desde que llegamos, tal como tú.
‒ Y sigues con eso
‒ No te pido que rompas todos los paradigmas y reglas del cielo pidiéndole matrimonio, sólo te pido que seas cortés, te acerques y quizá ¿Quién sabe? Acaben siendo buenos amigos
‒Lucifer...
‒ ¡Ah no por favor! ¿Ahora me vas a decir que no puedes tener amigos? ¿Qué amistarte con otros ángeles va en contra de "los elevados ideales a los que fuimos llamados"?
‒Bueno ya, hay que volver, el programa está a punto de terminar
‒Gaby...
‒Hablaré con ella
‒¡¡Sí!! ‒ Lucifer celebró
‒Tienes razón, lo siento. No debí hablarte así... has hablado con la verdad en ese aspecto: La amistad con otros seres angélicos no va en contra de ningún código. Venga, regresemos, Astaroth debe estar preocupado porque salimos de improvisto sin avisarle a nadie
‒Así se habla

Regresaron entonces al palco y cuando la reunión terminó, Gabriel bajó hacia la explanada y tímidamente se acercó a donde estaba Belheit, conversando con sus amigas, quienes se percataron al instante de la presencia del excelso querubín y haciendo una venia, dieron algunos pasos hacia atrás.

‒H...Hola
‒Saludos Querubín‒ contestaron todas en coro, con un poco de nerviosismo
‒¿A qué debemos el enorme honor de que el magnífico Querubín cubridor nos hable? ‒ dijo Belheit, el ángel de mayor categoría de entre sus amigas
‒Quería... quizá creas que...yo... mmmm... quería saber tu nombre ‒ dijo Gabriel y Belheit se ruborizó un poco, haciendo una mueca de perplejidad. 
‒Me honra poderoso Querubín, mi nombre está en el listado de servidores del trono, pero le agradezco de verdad el gesto... mi nombre es Belheit.
‒Belheit... qué hermoso nombre.
‒Si me lo permite... Perdone mi atrevimiento Querubín... ‒ella inclinó la cabeza, sonrojada‒ Pero tengo que aprovechar la oportunidad ¡Debo hacerlo!.... Usted... usted que siempre está en aquel palco ¿Cree... cree que yo podría tener alguna vez una "audiencia" con el príncipe Lucifer?‒

Gabriel no quería, pero aun así decidió permanecer ecuánime, como si se hubiera esperado tal respuestadesde el principio  y sólo atinó a mirar hacia el palco: Ahí estaba Lucifer, de pie, con los brazos cruzados, mirando hacia ellos... con una sonrisa de satisfacción. 

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⏰ Última actualización: Sep 20, 2018 ⏰

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