Capítulo 49

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Asió mi mano y me hizo dar una vuelta para luego envolverme en sus brazos. Besó mi mejilla y susurró a mi oído:

-¿Crees que deberíamos volver?

-Si por mí fuera, me quedaría aquí toda la vida-respondí y besé sus labios. Sonrió-. ¿Un rato más?

-Tus deseos son ordenes, princesa-besó mis labios cortamente.

El sol se iba escondiendo, dejando el lugar casi sin luz. Los últimos rayos de sol destellaban sobre el agua del lago, Christopher y yo paseábamos por las orillas del lugar, tomados de la mano. Las hierbas a nuestros pies, daban la sensación de caminar por el cielo. Era totalmente suave y con poca altura.

Los hermosos ojos de Christopher se veían de un color más claro al sol, la miel de allí era contorneada con un pequeño delineado negro y luego lo blanco del resto de su ojo. Tenían un ligero brillo y su sonrisa lo acompañaba. La perfecta hilera de dientes enmarcada por unos rosados labios. Unos pequeños lunares esparcidos por su rostro y otros por su cuello. Tan varonil, su perfume, su apariencia, su sonrisa, sus ojos, su cabello, era totalmente perfecto y también, completamente mío.

-¿En que piensas?-preguntó intrigado.

Le dediqué una ligera sonrisa y respondí:

-En ti.

-¿En mí?-preguntó extrañado y rió-. ¿Qué piensas de mí?

-Que eres perfecto-confesé sin más. Sonrió-. Christopher, esta mañana dijiste que ibas a contarme tu historia.

-Ya la sabes-respondió-. ¿Por qué piensas que soy perfecto?

-Es que lo eres-respondí a la ligera-. No me cambies de tema. Cuéntame.

-_______, tú has cambiado de tema primero-respondió. Estaba en lo cierto-. Yo sigo con el tema que hemos comenzado.

-Está bien-respondí y observé mis pies antes de alzar la mirada hacia sus ojos-. Pensaba que de verdad eres perfecto, en todo sentido.

-¿Qué te hace creer eso?

-Todo, Christopher-respondí. Rió.

-¿Crees que soy perfecto aún así sabiendo que te hice la vida imposible por dos meses?

-Christopher, me enamoré de esa actitud-respondí. Me sonrió extrañado-. Tu forma de ignorarme me parecía tan atractiva.

-Oh Dios, estás tan loca-rió. Acompañé su risa con la mía.

-¿Qué es lo que más te gusta de mí?-pregunté. Alzó los ojos al cielo y luego fijo su vista en mí.

-Todo.

-¿Algo en particular?

-Eres tan inocente-respondió sonriendo-. Eres mi debilidad, _______.

-Pensé que tu debilidad era tu hermana-nos detuvimos-. Ella es tu punto débil.

-Es mi hermana, tú eres mi esposa.

-Explícame.

-Tú eres la mujer con la que compartiré el resto de mi vida y ella es la niña que más amo sobre la tierra, pero, cuando crezca va a formar una familia y ya yo no seré el hombre perfecto que ella cree que soy. Seré reemplazado por su marido.

-¿A qué te refieres?

-No me mires de esa manera-me tomó por la cintura y se pegó a mí-. Ella es la niña que más amo, tú eres la mujer que más amo.

-¿Qué hay de tú mamá?

-Estoy seguro de que él hombre que más ama, es papá.

-Me confundes.

La Bella y La Bestia - Christopher Velez y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora