𝙲𝙰𝙿𝙸́𝚃𝚄𝙻𝙾 𝙲𝙸𝙽𝙲𝙾

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El sol entraba por la habitación, y la alarma de Joo Gi estaba apunto de sonar, pero el sol la comenzó a incomdlar primero, despertándola

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El sol entraba por la habitación, y la alarma de Joo Gi estaba apunto de sonar, pero el sol la comenzó a incomdlar primero, despertándola.

Ese día no tenía clases, por lo que decidió que sería una buena idea ir al gimnasio. Sabía que la ir se encontraría con JeonGguk, pues él iba todos los días.

Se levantó bastante emocionada y nerviosa. Se dirigió la baño para lavarse el rostro, como todas las mañanas, par a luego dirigirse a su armario y escoger una ropa de ejercicio.

Optó por un buzo negro suelto y suelto, y un peto color negro y corto. Se miró en el espejo, sonriendo al ver lo linda que se veía.

—Te conquistaré, Jeon JeonGguk.

Un a vez se despidió de su coneja bajó para saludar a sus padres y tomar desayuno. Era la primera vez que iba la gimnasio, pero estaba segura que debía tomar desayuno o se desmayaría.

Frunció su ceño la ver que sus padres no estaba, pero decidió no prestarle mucha atención, ya que perdería la hora. Sacó una manzana, dispuesta a comerla en el camino.

Cuando por fin llegó al gimnasio y entró, se sintió horrible, JeonGguk no estaba. Había pagado ese día de gimnasio en vano, ni siquiera era buena en eso.

Suspiró, suponiendo que estaba bien, JeonGguk no debió sentirse bien y debió faltar. Sacudió su cabeza, retándole importancia.

—Eres una gran idiota —susurró para sí misma.

Se dirigió hacia el área de boxeo y comenzó a hacer, también hizo caminata, flexiones, lagartijas, pesas, etcétera. Una vez terminó su rutina de entrenamiento, volvió a su casa. La verdad es que sí se sentía un poco desanimada, pues no esperaba que JeonGguk faltara justo el día que ella había ido.

Cuando llegó a su casa se dirigió directamente al baño para poder ducharse, y es que estaba toda sudada y eso le daba asco. Una vez terminó, se puso ropa cómoda (multimedia), ya que iría al centro comercial a comprar todo lo que usaría en la cena.

Le mandó un mensaje a su madre, avisándole que saldría, a lo que ésta le dijo que estaba bien. Joo Gi salió de su casa, subiéndose a su auto para ir por Sun Hee.

No podía ir a comprar ropa si no iba con la pelirrosa. Sun Hee tenía excelente gusto, la igual que su madre y ella.

Estacionó el auto afuera de la casa de Sun Hee, luego bajó de éste y tocó la puerta, sonriendo cuando vio que la hermana menor de Sun le había abierto.

𝑬́𝑳 𝑬𝑺 𝑼𝑵 𝑪𝑯𝑰𝑪𝑶 𝑴𝑨𝑳𝑶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora