IV; the night we met.

893 183 33
                                    


☆*Este y el próximo capítulo tiene relación directa con los capítulos tres y cuatro de Deep inside.

Y si, habrá epílogo para el capítulo cinco de la otra historia.*☆






En toda mi vida, desde que tengo raciocinio, nunca me pregunté por qué era de esta manera.

¿Poco amor de mis padres asquerosamente exitosos? ¿Una niñez solitaria en una casa gigante? ¿Una terrible desilusión amorosa en la adolescencia?

Nunca antes me lo cuestioné y tampoco quise hacerlo. Viví situaciones similares que la de otras millones de personas en el mundo y todos son diferentes unos de otros porque cada quien decide si el pasado repercute en mayor medida a cómo serás en el futuro.

Me enamoré, me rompieron el corazón, fui romántico y fui un patán. No me privé de sentir nada, aunque tampoco lo sentí durante estos años, sólo me dediqué de lleno al trabajo y a cumplir las expectativas de mis padres que comenzaban a meterse de más en mi vida sólo por llevar el apellido Oh.

Me iba a casar con una mujer preciosa sin sentir amor, simplemente pretendiendo que sentía algo sólo para lograr que mi padre dejara de presionarme tanto con el tema de sentar cabeza.

No me molestaba ser prácticamente un robot que pretendía tener sentimientos, ya estaba acostumbrado a que nadie pudiese ser lo suficientemente bueno como para provocarme algo.

Sin embargo, y como venía pasando desde hace meses, me encontraba en una encrucijada.

― ¿Ahora qué mierda tienes? Me has estado evitando desde esa vez que enfermaste.

Las cosas estaban mal, demasiado mal, aunque no para mí o para mi prometida, sino para el muchacho que rondaba cual serpiente despiadada por mi cabeza.

Si antes lo veía demacrado, ninguna palabra del diccionario podía definir cómo se veía ahora.

―Mentira, no te he estado evitando.

Y allí estaba, intentando inútilmente de forjar aquella muralla delante de su corazón roto.

Me acerqué a él, pero él sólo retrocedía, impidiéndome las perturbadoras ganas que tenía de tocarlo y saber que no era un fantasma por lo pálido que se veía, que pese a todo seguía con vida.

―Me juraste dejar lo nuestro hasta que me casara con tu madre o quedara embarazada ―pocas veces deseaba no dejarme llevar por mis emociones y pensar lo que iba a decir y aquella ocasión era una de ellas―. ¿Acaso te estás retractando ahora? Porque créeme que he pospuesto el matrimonio lo más que he podido y siempre utilizo condón cuando le hago el amor.

¿Cómo explicarle lo raro que me estaba sintiendo verle tan perdido? ¿Cómo explicarle las inmensas ganas que tenía de abrazarle y decirle que yo sólo podía decir mierda y más mierda que no era verdad?

No lo admitiría en voz alta, pero una gran parte de mí se arrepintió de haber sido tan crudo con mis palabras.

Un intercambio de palabras y, como siempre sucedía, ya lo tenía cómo tanto quería, tocando aquel esquelético cuerpo que no hacía más que confundirme cada vez más. ¿Por qué mi corazón latía tan frenético cada vez que su lengua se encontraba con la mía?

― ¿Seguro que has usado condón con ella siempre?

―Completamente seguro, Hannie.

Me embriagué en su toque, en la forma en que sus caderas se movieron sobre mí y cómo su cuerpo parecía encajar a la perfección con el mío.

― ¿Luhan? ¿Amor?

Pero no podía dejarme llevar de esa manera, ya no era un jodido adolescente dispuesto a dejarlo todo por aquel extraño sentimiento calentando la sangre de mis venas. Había demasiado en juego cómo para hacerlo a estas alturas.

Con todo el pesar del mundo alejé a Luhan y una vez recompuesto del apasionado momento con este bajé hacia el primer piso donde la armoniosa voz de mi prometida había llamado por nosotros.

Todo fue extraño cuando noté su expresión cansada, pero ese brillo inigualable en sus ojos cuando conectamos miradas.

«¿Por qué siento que una tormenta se avecina?»

―Querida, ¿Te sientes bien?

Ella sólo se limitó a mirarnos, una tenue sonrisa asomándose en sus labios

―Amor, hijo: les tengo una noticia.

«¿Por qué me siento tan nervioso?»

― ¿Qué sucede, amor?

―Estos últimos días no me he sentido del todo bien, por lo que pedí hora al doctor. Me hice unos análisis de sangre y bueno, varias pruebas que siempre me hago por si acaso. Al recibir los resultados, me llevé una gran sorpresa, o más bien pequeña ―soltó una suave risa y miró a Luhan―. Hijo, tendrás un hermanito.

Silencio, sólo silencio y una desoladora sensación apagando todo.

―Sé que no querías que tuviésemos un hijo tan pronto, pero sólo bastó ese día hace un par de semanas, cuando te descuidaste y olvidaste ponerte protección, para que quedara embarazada de nuestro primer hermoso hijo.

Mi mirada instantáneamente se movió a Luhan, quien me miraba de una manera tan rota que, por primera vez, deseé borrar aquel dolor de su alma.

Nunca quise que las cosas resultaran así, demonios.

― ¿Luhan? ¿Por qué lloras? ―se acercó unos cuantos pasos a él― ¿Es de felicidad?

― ¿No te bastó conmigo? ¿Quieres otro hijo simplemente porque no soy suficiente para ti?

Y sentí cómo una parte de mí se fue junto a Luhan en el momento en el que salió corriendo fuera de casa, sumido en lágrimas y carente de vida en sus ojos con la última mirada que me obsequió.

Me tomó tiempo reaccionar y salir detrás de él, sin decir absolutamente nada y sin importarme dejar sola a mi futura esposa.

Y futura madre de mi hijo.

No me importó empaparme con la fuerte lluvia de esa tarde, mucho menos el frío que caló hasta lo más profundo de mis huesos. Mi corazón quería algo desde hace mucho tiempo y no pude seguir ocultándolo, deseaba por primera vez en mucho tiempo dejar todo de lado y sentirse en sincronía con aquel otro que siempre se aceleraba ante mi cercanía.

Busqué y busqué, recorriendo gran parte de los lugares por los cuales muchas veces vi a Luhan vagar, mas no lo encontré y con una opresión demasiado fuerte en el pecho volví a la casa, queriendo despertar de aquella pesadilla.

«Sólo espero que esté bien»

Y, sin embargo, aquello no pasó, no cuando en vela esperando por su llegada su madre recibió una llamada contándole que Luhan estaba en urgencias luego de haberse tirado de un puente.

En ese momento deseé volver a la noche en que nos conocimos y nunca haberme topado con él.

«¿Sería feliz de esa manera?» Nunca lo sabré.





Se escribe mejor con el corazón herido sjdj.

Deep breath ✦ hunhan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora