wigetta~2~wigetta

41 8 0
                                    

/después de una noche y mañana larga/
Samuel.
Estaba esperando con los ojos cerrados a escuchar la alarma, la tristeza invadía mi cuerpo pesado.
1 minuto antes de que sonara la alarma, la apague, me puse de pie y fui a cambiarme de ropa, me puse unos pantalones muy holgados, la camisa más grande que tenía y un suéter.
Todo me quedaba "ceñido" al cuerpo y lo tenía que amarrar bien para que no sucediera nada, por qué a pesar de mi gordura, sucedía que de vez en cuando mis pantalones se caían o mis sudaderas se escurría por mis gordos hombros, me puse la mochila.
Al salir de mi cuarto me dirigí directo a la puerta que da a la calle, no pasaría por la cocina, nisiquiera por el baño, de tan solo pensarlo cualquiera de las dos opciones me daban arcadas.
Al salir de la casa y poner llave,  pude Vislumbrar a un grupo de chicos del otro lado de la calle, ni siquiera quería moverme de la entrada de mi casa, no quería que me dijeran nada ni me mirarán raro por mi asqueroso cuerpo.
Suspiré y baje las escaleras de la entrada al departamento viejo que tenía hace un par de años.
Cuando cumplí los 17.
Camine muy rapido queriendo evitarlos, pero sus miradas eran penetrantes, con sus bullisios a un volumen alto.
Casi escuchándolo todo.
"Qué acaso no ve lo enfermo que está, casi en los hueso. Por favor por qué se pondrá esa ropa, lo hace ver cada vez mas esquelético, le tengo tanta pena" y sus miradas eran de un susto total.
Sabía que se burlaban, que no era realmente lo que ellos pensaban, que eso de esquelético era una estúpida broma para destrozar todo lo de dentro.
Seguí avanzando, con un dolor agudo en las plantas de los pies, por caminar demasiado, llegue al instituto, pasando entre los jóvenes que caminaban en todas direcciones, siendo notado muy pocas veces y esas escasas veces era para que me mirarán con asco o murmuran algo.
Pero sentía una mirada, una mirada que no era de pena, de asco, nisiquiera de desprecio, se sentía distinta.
Hasta diría que nueva, pero no le tome importancia.
Al llegar a clases, me senté en el pupitre se hasta atrás, con mi mochila en las piernas abrazándola, los profesores siempre me veían con mucha pena y algo de lástima, hubo muchas veces donde me mandaron a llamar a dirección los primeros meses donde mi obesidad había incrementado, según ellos diciendo que no era lo que yo veía, que realmente estaba quedándome en los huesos, que todo lo que yo era ya no estaba.
Me han mandado a psicólogos pero nunca me paro por ahí.
No creo soportar que alguien con un criterio tan grande diga que estoy obeso y que soy un asco.
Así que, prefiero no incomodar a los profesores, quedándome hasta atrás callado y con la mochila enmedio de los dos.
Después de unas cuantas horas de clase, al salir a los pasillos para poder regresar a casa, con el tiempo corto y con los libros en las manos sali casi tropezando, quería volver a casa, tenía hambre, demasiada, y eso me causaba mucha ansiedad.
Corri directo a la salida y al escuchar un sonido lastimero fue por lo único que me detuve.
Alguien lloraba, de alguna u otra forma, nunca me había interesado el sufrimiento ageno, pero habia algo que me ponía nervioso y llegaba a desesperarme en ese llanto.
Detuve mi avanzar y gire a mis lados para poder ver quién producía esos lamentos, y lo vi ahí, en el suelo, con tres bestias encima pateando le el cuerpo y el cubriéndose en posición fetal, casi estaba en la zona oscura del campus, donde van las parejas a besarse o los grupos mixtos a fumar o tomar.
Estaba a punto de retomar mi camino, cuando de un momento a otro escucho que uno le dice "esto te pasa por maricon" y lo tomaba del pelo acercándolo a su cara.
Creo que fue la rabia o la mala leche con la que lo dijo, pero solté los libros me quite la mochila de encima y me acerque hacia ellos.
Al verme llegar solo me miraron como diciendo " quien carajos eres" pero no espere a que lo preguntarán me tiré encima del que había dicho esa blasfemia.
Con toda la fuerza que me quedaba lo golpee en la cara unas cuantas veces hasta que terminara algo mareado, no tenía la fuerza suficiente como para dejarlo sangrando o algo.
Pero en ese menores asusté a los otros dos, que dejaron al chico que están en el suelo.
Y ayudaron al otro a levantarse.
Lo único que dije fue.
"Ni se te ocurra denigrar así a nadie, no sabes cómo puede dañar a otros lo que tú asquerosa boca dice, fuera"
Y se fueron de ahí

El chico que estaba en el suelo me miraba algo asustado, pero no vi en su cara pena ni compacion, si no agradecimiento, cosa que me sorprendió fue el primero... En mostrarme ... Esa .... Cara.
Terminé por ver todo oscuro y sentir un fuerte golpe en la cabeza cuando de un momento a otro, ya no sabía nada de mí.

/Narrador omnisciente/
El príncipe que se encontraba del otro lado del espejo en una realidad alternativa.
Se encontraba mirando por el ventanal de una de las habitaciones del castillo, directo a los cóliseos donde los guerreros y guardias practicaban sus ataques y defensas.
Y ahí estaba Guillermo, con su espada en alto atacando, cuando de un momento a otro lo atacaron entre varios guardias, haciéndolo perder el equilibrio y haciéndolo caer, la espada de uno de esos bestias le tocó la mejilla, dejándole una línea rojiza de la cual la sangre empezaba a brotar.
Se alejo del ventanal y salio disparado directamente a las afueras del coliseo donde esos bárbaros atacaban vil mente a Guillermo.
Al llegar a las puertas del coliseo,  los guardias lo miraban con cierto asombro y abrieron las puertas, justo en el momento exacto donde aquel que corto la mejilla de Guillermo dijera de manera lastimera, "no podemos creer que alguien como tú le gustarán los hombres, es una desonrra"
Se acerco a ellos con la cabeza en alto con toda la seguridad del mundo, ellos al verlo se les congelo el semblante y su color terminó siendo un pálido enfermizo, se pusieron cada uno viéndolo directo a el y se arrodillaron
-principe -dijeron al unísono.
Guillermo se mantuvo en el suelo viéndolo desde abajo.
- podrían tener un poco más de prudencia y mantener la postura, no solo por qué el sea así lo dañaran de tal manera, serán castigados por la mínima tolerancia.
Los guerreros fueron escoltados por otros guardias mientras que Guillermo se poniendo de pie sacudiendo sus ropas de todo aquel polvo.
- Guillermo, ¿te encuentras bien?
-si su majestad.
-guillermo mírame.
El alzo la mirada.
-¿estas bien?
-si
-bien
Le limpio la sangre con el pulgar.
- estarás... Bien ... -el príncipe terminó por desvanecerse en el aire, Guillermo lo tomo en brazos deteniendo su caída.




Espejos - wigettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora