wigetta~3~wigetta

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Samuel:
Desperté algo desorientado, con la cabeza dándome vueltas, cuando mi vista se enfocó vi que no me encontraba en mi cama tome las sábanas entre mis manos y asustado mire de un lado a otro con cierta desesperación.
Al darme cuenta de que seguía con la misma ropa de esta ... ¿Mañana? ¿Qué horas eran?
Trate de buscar mi celular, pero recordé rápidamente que lo había dejado en la mochila.
Mire por toda la habitación y la encontré ahí, en una silla en la esquina, no había puesto atención a la decoración del cuarto o algo parecido, pero al parecer todo era bastante gris, oscuro, y casi parecía que nadie vivía ahí, mi corazón dio un vuelco y con pánico empecé a preguntarme si es que alguien me había secuestrado, pero si fuera así no dejaría mis pertenencias en una silla.
¿O si?
Baje de la enorme cama, y con cansancio llegue hasta la mochila abriendo el cierre de par en par  revolviendo el contenido hasta encontrar el celular.
Eran las 6:48 pm la salida de clases era a las 4:00 llevaba casi 3 horas "desmayado", tome mi mochila y me dispuse a salir de aquel cuarto cuando la perilla se abrió y un chico de ojos chinos asomo su cabeza por ella, con el afán de ver si seguía dormido, cruce los brazos en la cara protegiendome y casi a gritos dije.
–por favor no me hagas daño, no entiendo qué hago aquí, yo no tengo nada que darte, nisiquiera puedes usarme, por favor...
Me temblaba la voz.
Aquel chico entro rápidamente a la habitación y cerró tras el.
–no, no quiero dañarte, de hecho debía agradecerte, tú me salvaste de una golpiza y terminar en la enfermería, pero te desmayaste y no sabía qué hacer,aproveche de que estás poco pesado y te traje cargando.
Sentí mi cara arder, en un rojo intenso.
Ya que sabía que mentía, pero después de todo, como pudo traerme aquí.
– no sabía dónde vives y tú celular tiene contraseña, no sabía qué hacer.
– mmmmm, muchas g-gracias por p-preocuparte por mi.
–hey es lo menos que puedo hacer, aparte de que no sería muy prudente dejarte ahí.
Llevabas mucho tiempo inconciente.

Baje la cabeza apenado.
Y me dispuse a seguir mi camino.
–puedo dejarte en tu casa si gustas, es sencillo para mí, y no me quedaría tan preocupado.
Dijo al notar que caminaba en su dirección con desición de evitarlo.
–no, no qu-quisiera molestar.

–no molestas, de verdad.

–esta bien, me serviría de mucho ya que no se dónde estoy.

–otra vez disculpa, no sabía qué hacer, pero si, te llevo.

/Ya en el carro/

–bueno, ¿podrías decirme tu nombre? Tan solo para saber quién es mi salvador.

–ammm, soy Samuel... Si, Samuel.

–yo me llamo Guillermo, es un gusto.

–lo mismo puedo decir Guillermo.
El empezó a conducir, pregunte desde cuándo aprendió a conducir y si el carro era suyo.
Y si así es, el tenía unos cuantos años manejando, su vida se resumía a un chico que a pesar de tener 21 años recién cumplidos sigue siendo el centro de agresiones en la escuela, por ser gay, tambien es el típico chico que nisiquiera te das cuenta de su presencia, al parecer sin importar si era más grande que yo por un par de años iba a las prácticas de enfermería conmigo, nunca lo había notado, lo que ahora mismo se me hacía imposible por sus hermosos ojos razgados y esa linda sonrisa que se cargaba.
Fui diciéndole las indicaciones de cómo llegar a mi casa, estábamos a más o menos 20 minutos o 30 de llegar.
Trate de mantenerme callado todo el camino, pero al parecer el no tenía esas intenciones, preguntaba y preguntaba hasta que después de un silencio incomodo decidí ser yo quien preguntara algo, tan solo para no ser grosero.
–y... ¿Puedo preguntar?...

–creo que ya lo estás haciendo –rio haciendo que sus mejillas taparán sus ojos más de lo normal– pero si, puedes preguntar cualquier cosa.

Lo miré algo confundido, tenía algo, pero no sabía que, era algo más que todas esas personas.
–amm... ¿Ti-tienes pa-pareja?

Casi cubro mi boca con las mangas de mi sudadera pero me contuve a pesar de la pena

–¿te refieres a sí tengo novio?
No, hace unos 6 meses terminé con un amor algo toxico, y ahora estoy muy confundido con lo que quiero, ya no sé si se amar.
Siguió mirando las avenidas pero ahora un poco más serio que antes.

–disculpame, no debía preguntar –susurre.
–yo me dispuse a contestar no te preocupes por ello.
Me miró y sonrió y después volvió a la mueca de seriedad.
Al dar vuelta a la calle donde vivía, algo desesperado para que volviera esa sonrisa que iluminaba algo en mi, pregunte algo muy tonto.
–¿Crees en los unicornios?
Me miró
–¿Qué? Ammm ¿si?
–¿tu color favorito?
–verde...
–¿animal favorito?
–totugas
–¿te doy asco?
–no... –se estacionó y me miro– algo tan hermoso no me daría asco.
Me puse muy rojo mi corazón estaba al mil.
El sonrió y se empezó a reír.
–es broma chaval –se río a carcajada– pero no me das asco, eres realmente guapo, pero con ropa muy grande.
Bueno llegamos.
–si, bueno –tome mi mochila y lo mire– muchas gracias por traerme espero verte mañana
–si yo también.
Baje del coche y cerré la puerta avanzando hacia las escaleras del departamento.
Escuche la puerta del coche volverse a abrir y cerrarse de golpe, voltee y vi a Guillermo corriendo hacia mi.
–perdoname, pero ¿podría tener tu número?
Lo miré a los ojos y el sonrió, esa sonrisa...
–si, puedes –le di mi número– espero hablar contigo pronto.
Subí las escaleras y abrí la puerta antes de cerrarla lo miré y me despedí con un movimiento de la mano mientras él solo sonreía de lado.

/Narrador omnisciente/
Detrás del espejo en una realidad alterna

–por favor príncipe mío, despierte, despierte, todo es mi culpa... Si tan solo no hubiera dejado que ellos tomarán el control usted seguiría despierto.
Se escuchaban los sollozos de el guardia Guillermo
Mientras que el principe yacía en el camastro de su propia habitación.
Solo estaban ellos, las lágrimas de Guillermo caían en la cara de el príncipe, se mantenía así desde hace unas horas, cuando todo el mundo se alarmó por la decaída del príncipe, llevando a un doctor para ver el su estado.
El cual con el paso de los días, se iba deteriorando de una manera alarmante, que terminaría la vida del príncipe en un suspiro.
El guardia desesperado por qué Samuel despertara se acerco a el y se recargo en su pecho, con sus lágrimas recorriendo su cara, mojando el chaleco de Samuel.
Se separó de el, y con el miedo más grande del mundo y con demasiada delicadeza paso la mano por toda su mejilla, temblando.
Sintió una atracción gigante, queriendo acercarse, rozando los labios del príncipe, haciéndolo cada vez más junto, más profundo.
Hasta que de un momento a otro la mano del príncipe tocó la del guardia, y este asustado se separó de el.
–pensé... Qué nunca lo harías–dijo en un susurro apenas abriendo los ojos.
–perdoneme mi príncipe, no debí tocarlo, disculpe mi insensatez.
El príncipe lo miro y sonrió.
–¿¡Que pasó aquí!?.
Y ahí estaba el rey... En las puertas de aquella alcoba, mirando como un guardia cualquiera besaba a su hijo.
Un guarida hombre... A su único hijo.









Eyyyyyyyyyyy :33333333 como están  ya casi dos capítulos seguido xdxdxd canso de gane.

Solo diré una cosa, esta historia durará poco, pero espero valga la pena y les guste.
No olviden comentar y dejar su me-estrella :3
:V/ los quiero chau chau.
–Antonie

Espejos - wigettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora