¡NO eres un príncipe azul! [Nammin]

03

PIE IZQUIERDO
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No pasó mucho tiempo para que estos llegaran a su destino, habían caminado en silencio el resto del camino, tratando de ignorar lo sucedido hace tan solo un momento.

JinSoul ni siquiera quería abrir la boca, Jimin aún permanecía detrás, convirtiéndose en una sombra más y Namjoon además de sentir su mejilla arder, sentía rabia y coraje, no solo por aver recibido aquel golpe, si no por no poder defenderse.

Pero más que nada sentía lástima por si mismo, se había descontrolado, iba a perder el control, dejando su semblante al descubierto, jamás solía llegar a ser así pero desde que aquel rubio apareció las cosas comenzaron a girar en otra dirección.

Nadie nunca lo había retado de tal forma, ya que tenía fama de ser un joven fuerte, con muchas palancas y dominio a su disposición y era verdad pero ni siquiera sus padres se atrevían a tratarlo así, un nuevo obstáculo se había hecho presente pero Namjoon no se dejaría vencer tan fácilmente.

— Hemos llegado - El más alto al decir esto saco a ambos hermanos de su burbuja y a él de sus pensamientos, entrando al castillo y llamando a una de las mucamas que se encontraba haciendo su guardia cerca de ahí.

— Señorita Nora, Por favor podría indicarle a nuestros huéspedes sus respectivas habitaciones, al parecer se han perdido tratando de llegar a ellas.

— Por supuesto, alteza - hizo una reverencia y al alzar la mirada notó la inflamación en la mejilla de su joven amo.

— Nam-

— Nora, Mientras más pronto mejor - sonrió el muchacho dándole después una señal de que se encontraba bien.

La mujer de mayor edad lo pensó unos cuantos segundos pero obedecería lo que el joven al que crió desde Niño le pedía.

— Por supuesto, por favor acompáñeme. - señaló

Namjoon se encontraba en una postura firme y dominante, Jinsoul pasó frente a él y entre susurros se escuchó un "Gracias", al contrario de Jimin quien iba detrás de ella, siguiendo solo de frente con una mirada perdida y la cabeza baja.

El solo veía a ambos hermanos alejarse, hasta desaparecer por el pasillo, pensando que esto solo sería el comienzo.

Deseando dejar ya todo de lado, pego la vuelta y también se dirigió a su habitación, en la cual se sentía libre y seguro, ya era demasiado tarde y lo que más necesitaba en ese momento era un respiro.

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