2- "Ya estoy solx"

979 50 15
                                    


2

Por fin ha terminado por hoy. Se le había olvidado lo que eran los días de promoción. Tan duros... tan intensos pero, sobre todo, emocionalmente extenuantes. Claro que, también hay que decir que el cuerpo no es el mismo ahora que hace diez años y las circunstancias, bueno... digamos que, aún siendo todo aquello con lo que siempre habían soñado, de un tiempo a esta parte, acumulaban una racha de más preocupaciones que alegrías.

Y, lo que es aún peor, de separación, de pasar días enteros fuera, sin verse, tocarse, reconfortarse en medio del caos que revolotea a su alrededor constituyendo una amenaza constante, una perturbación en su calma, en su universo paralelo imposible de explicar, ese refugio construido a base de esfuerzo y, más que nada, de complicidad, comunicación,admiración mutua y respeto. Y que algo tan sólido esté amenazado comporta la aparición de todavía más y peores miedos. Un círculo vicioso aparentemente insalvable.

Ahora, que se aproximaban meses de muchos viajes y trabajo, pues digamos que, toda aquella locura, aquella sorpresa totalmente inesperada, provocaba que no durmieran todo lo tranquilos que les gustaría. Noches enteras dando vueltas en la cama, conversaciones a oscuras, con largos silencios en los que escuchar los engranajes de sus cerebros trabajando a toda velocidad, tratando de asimilar todo lo que se venía encima.

Si hubiese dependido de ellos habrían esperado algo más para pasar a esa parte de la vida. O eso decían a los medios cuando les preguntaban por sus planes de futuro. A ellos les respondían cual autómatas cosas como: "Qué va, qué va, si no paramos... no tenemos tiempo ni para nosotros, imagínate..." o quizá algún que otro... "No está en nuestros planes a corto plazo pero no lo descartamos para un futuro..." o el ya muy manido: "Cuando tenga que ser, será" que tanta gracia había hecho a todo el mundo aquella primera vez, aquella noche, en aquella alfombra roja...

Qué nerviosos estaban, y, al mismo tiempo, que ilusionados, que felices, pletóricos. De hecho incluso les agradaron las incesantes y, a veces, demasiado personales preguntas de los excitados periodistas que se arremolinaban a su alrededor cuando se acercaban a la zona delimitada para ellos. Tampoco les incordiaron los flashes ni las muy numerosas peticiones de besos o abrazos. Abrazos de estrellas consagradas unidas desde sus inicios por quien sabe que. Algunos sugieren que quizá fue el destino... otros la suerte... y hay incluso quien dice que los astros...

El caso es que allí estaban, por una cosa o por otra, al final la realidad es la que es y la suya, en ese preciso instante, no podía ser mejor, ellos, muy juntos en aquella primera noche de premios, aquella preciosa, irrepetible y fría noche de febrero, se sintieron, a la vez, verdaderos artistas sin excepciones ni resquicios de dudas o inseguridades. Sonrieron hasta la saciedad y, aunque esto no lo admitiesen abiertamente, también hubo lágrimas.

Lágrimas de felicidad cuando Amaia leyó su discurso de agradecimiento por aquel tan merecido aunque modestamente aceptado premio. Y, lágrimas de nostalgia, cuando, antes de entregarle el suyo a Alfred, hablaron de lo maravillosamente casual de que en aquella preciosa gala, en aquel maravilloso teatro, se estuviesen entregando tan merecidos reconocimientos a dos tan estupendos artistas que, además, daba la casualidad que partían del mismo origen y encima, para más inri, convivían bajo el mismo techo. Y pusieron un vídeo. Un homenaje a un recorrido asombroso y sorprendente. Un vídeo con imágenes de siempre pero, esta vez, con sentimientos como nunca.

Y ocurrió, aquella noche, en aquel lujoso hotel de Madrid se quisieron como solo ellos se podían querer porque las palabras se les quedaban cortas para aquel inmenso sentimiento de felicidad, además, compartida. Se miraban y veían más allá, se tocaban y reconocían en cada curva, pliegue, arruga o lunar, una historia, un recuerdo conocido, un refugio eterno, íntimo y privado, solo accesible para el otro. Juntos creado y alimentado con los años, la confianza y las experiencias que sabían únicas e irrepetibles.

Mi mente viajera (que sigue tus pies)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora