Presentimiento

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-No fue tu culpa, Shiro-chan.-una castaña se encontraba de rodillas en frente suyo, con una mano apoyada en su hombro y la otra sobre su cabeza.

Pero no podía verle los ojos.

-¿Sabes? Pase lo que pase, algún día regresaremos, y podremos volver a jugar. Todos juntos.-a pesar de que lo decía con una sonrisa, se notaba que su voz se quebraba poco a poco.

Toshiro alzó más la vista, viendo detrás de ella al otro chico castaño. Él se acercó más y agitó sus cabellos de forma cariñosa, dándole una gran y falsa sonrisa que pudo notar.

-Tiene razón. Ya deja de culparte.-secó tranquilamente las lágrimas que rodaban por sus mejillas.

¿Eh? ¿Desde cuándo estas llorando? ¿Por qué sé culpaba? No recordaba...

-Sí fue... mi culpa...-ni siquiera supo por qué dijo eso.-Si no fuera por mí, estaríamos todos juntos.

Más lágrimas caían por sus mejillas y no entendía por qué no podía dejar de llorar.

La castaña miró por detrás suyo y no tuvo tiempo a voltearse para saber por qué, cuando alguien lo abrazó por la espalda.

-Eso no es cierto. No resolverás nada culpándote, Shiro-chan.-pudo ver mechones rubios que volaban con la brisa y oír aquella voz suave pero que se notaba cansada.

-Él lo hizo para protegernos. Y debemos vivir con los buenos recuerdos.-dijo el chico castaño, abrazando por los hombros a la castaña.

Por mero impulso, sólo se dio la vuelta y se abrazó más al joven rubio que gustoso lo envolvió en sus brazos. Ambos castaños no tardaron en unirse.

Toshiro sabía que uno de ellos, o quizás los tres, estaba llorando ya que pudo oír los bajitos sollosos, mientras que él sólo derramara lágrimas que se perdían en la camisa del rubio, la cual estaba manchada.

Manchada con sangre.

-L-lo siento... Nii-chan...-sólo dio rienda suelta a su llanto.

-Amo, despierta.

El albino abrió los ojos de golpe, encontrándose con la mirada neutra de Hyourinmaru, pero pudo notar un toque de preocupación en él.

-Amo, ¿Se encuentra bien?-le preguntó el peliverde, juntando ambas frentes.-No tiene fiebre.

Toshiro cerró los ojos y suspiró aliviado de que fuera un sueño. ¿O algo así? Ya ni sabía.

-Estoy bien, Hyourinmaru.-le dijo. Entonces calló en cuenta de cómo se dirigió a él.-Hyourinmaru...

-No hay nadie en el auto. Las señoritas y señoras están fuera realizando preparativos para descansar y cenar.-le informó el peliverde, separando finalmente sus frentes.

-¿Cenar?-mencionó Toshiro confundido.

Se sentó rápidamente en el asiento donde estaba recostado y vio hacia afuera por la ventanilla, la cual tenía protección desde el lado exterior. Pudo ver perfectamente cómo el cielo ya estaba oscureciendo.

-¿Cuánto tiempo dormí?-preguntó incrédulo.

Y no era para menos. Si mal no recordaba, habían salido aproximadamente a las ocho en punto de la mañana. No recordaba en qué momento se durmió en el camino y resulta que cuando despierta ya es casi de noche.

El camino de los muertosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora