02: nervous

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Mientras corría calle arriba, maldecía por el camino el haber dado un gran portazo al cerrar la puerta de mi casa y el haberme quedado dormida en un día como aquel; era el primer día de mi último— y, posiblemente, el peor— curso en el instituto.

Mi cabeza cabeza daba vueltas como lo hacían las agujas del reloj, estaba a punto de estallar tanto por el dolor que tenía y como por aquel chino guapo que no parecía asiático en el cual me era imposible dejar de pensar. Recordaba todo con claridad lo que había pasado aquella noche y lo único que tenía en mente era que quería volver a verle. Esperaba que él pensara lo mismo.

Dejé de correr cuando llegué a la puerta de la entrada de mi odioso instituto— la cual se hallaba vacía debido a que todos los alumnos habrían entrado— y por fin pude ver la cara de asco de mi mejor amiga que, tal vez, llevaba esperándome cerca de diez minutos.

Había echado de menos sus caras de asco.

Coloqué mis manos en mi cintura, mi pecho se movía de arriba a abajo por la falta de oxígeno. Abrí la boca para respirar profundamente con el fin de recuperar todo el aire que había perdido en aquella carrera.

— ¡¿Quién narices llega tarde el primer día, Ashley?! ¡Te voy a matar!— gritó en cuanto me vio aparecer—. Shawn y Jake estaban esperándote pero se han cansado y han subido. Y yo he estado a medio segundo de hacerlo.

Cuando por fin tuve el aliento suficiente para poder soltar una frase sin morirme, dejé de mirar al suelo para centrarme en sus ojos avellana y la contesté:

— Tengo mucho que contarte, Harmony...

Ella se limitó a alzar la ceja derecha y a mirarme con reproche. Se dio la vuelta, dándome en la cara con sus largos mechones de pelo castaño lisos recogidos con dos horquillas y comenzó a andar rápidamente hasta llegar a la puerta del recinto.

— Yo también tengo varias cosas que hablar contigo, pero llegamos quince minutos tarde, ¿te importa contármelo luego? Me encantaría saber a qué clase voy— hizo una breve pausa para asegurarse de que la seguía—. Gracias.

La seguí. Yo también quería saber en qué aula iba a dar gran parte de mis clases. Subimos algunas escaleras en completo silencio y nos dirigimos hacia una gran sala dónde supusimos que estaba todo el mundo. Y así fue.

Abrimos la puerta y fueron más de cien cabezas las que se giraron para mirarnos. Aquel lugar era un salón de actos en el que se interpretaban obras de teatro o entregas de diplomas, el cual estaba lleno de butacas en las que se encontraban todos los alumnos y, en frente, había un escenario sobre el que se situaba una pantalla no muy grande y varios profesores intentando ser pacientes, intentando que aquello no fuera un completo caos.

Pero aún así, el revuelo comenzó. Tantas personas hablando a la vez provocaron que mi dolor de cabeza incrementase hasta el punto de llegar a ser algo insoportable. Tenía la esperanza de que aquello hubiera mejorado aunque fuera un poquito, pero, tristemente, seguía siendo la misma jaula de grillos o grupo de gorilas de todos los años.

Nadie sabe cómo, pero Harmony consiguió distinguir a nuestros dos— y únicos— amigos entre la multitud junto a dos sitios vacíos que probablemente nos habían guardado a nosotras. Me agarró de la muñeca y me llevó rápidamente hacia aquellos sitios, haciendo caso omiso a todas las personas que nos examinaban de arriba a abajo y las miradas asesinas de los profesores. Mi mejor amiga me arrastró tan rápido que ni si quiera me dio tiempo a ver si había gente nueva.

Puse un pequeño puchero y me senté sin rechistar al lado de Shawn, que me dedicó una sonrisa rápida a la que no me dio tiempo a reaccionar.

— Bueno, ya que estamos todos...— comenzó a decir la directora, que se había puesto de pie y nos miraba directamente a Harmony y a mí con una cara de pocos amigos que no se molestó en disimular.

Into it | Jackson WangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora