Día de la embarcación

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Era un sabado por la mañana, las guacamayas cantaban y el sol comenzaba a salir. Un pequeño rayo de sol se metió por mi ventana y empezó a avanzar hasta llegar a mi cama, se quedó quieto por unos segundos hasta que comenzó a subir hasta mi cara. Abrí los ojos y observé determinadamente la habitación hasta que a un lado de la puerta vi mis maletas vacías y gire para ver la hora en el reloj que estaba en la mesa de noche a un lado de mi cama, de pronto mi expresión cambió, abrí los ojos como platos y salí corriendo de mi cama, ¡Se me había hecho tarde y aun no tenía las maletas listas!

Tomé una ducha rápida y me aliste lo más deprisa que pude. Recogí mi habitación y despues de tender la cama puse las maletas sobre ella, abrí el closet de par en par y busqué las mejores prendas para un crucero. Saque unos lindos vestidos del fondo de mi closet y por último los coloqué en la maleta para después cerrarla. Faltaba poco tiempo para que Ed, mi novio, pasará por mi.

El timbre sonó, caminé hacia la puerta y antes de abrir me di un vistazo en el espejo de la entrada. Hoy traía puesta una blusa de tirantes azul cielo, unos shorts de mezclilla y unos tenis blancos.

-¿Lista?- dijo entrando a mi casa y recogiendo las maletas para llevarlas y subirlas al carrito del golf, su voz era profunda y masculina y eso me encantaba, yo solo asentí dandole una sonrisa dulce. Salí de la casa y observé el paisaje, el cielo estaba pintado de un hermoso y brillante azul, la selva se veía a lo lejos y podía escuchar a las guacamayas cantar desde aquí.

Ed al terminar de subir las maletas cerró la puerta de mi casa. Aquel de tes morena, pelo negro y ojos de color cafe se acercó a mi y me dio un suave y tierno beso en la frente antes de subirse al carrito. Dí un último vistazo a mi casa asegurándome que todas las ventanas estuvieran cerradas y me subí al carrito para después irnos.

Dos semanas en un crucero, sin responsabilidades ni preocupaciones, solo mar, cócteles, mis amigos y por su puesto mi novio Eduardo.

Minutos después de haber llegado a la orilla de la playa llegaron los demas, Isabella y Fernando, Claudia y Alex, y por ultimo los cuates, Ximena y Mauricio. Todos nos quedamos de ver en un área cerca del crucero para poder subir más rápido y lo antes posible.

Todos nos saludamos entre si pero se podía notar la inquietud en los ojos de mis amigos, ¿Qué estaría pasando?, me preguntaba una y otra vez sin parar, hasta que alguien resolvió mis dudas.

-Alguien sabe si Sam se animó a venir?- la voz me resultó familiar, pues quien hablaba era Ed, todos rápidamente se giraron a mi en la espera de mi reacción, los nervios de mis amigas se veían reflejados al momento de verme impacientemente . Muchas cosas pasaban por mi mente y no dije nada hasta que procesé lo que estaba pasando, ¿había invitado a Samanta? ¿La misma Samanta que meses atrás nos había querido separar?

-¿Invitaste a Samanta?- no era necesario que contestara pues al momento en que los ojos de Ed chocaron con los míos supe que era cierto, la había invitado. -¿Como se te ocurre?- Todos retrocedieron excepto Ed, los demás esperaban esa reacción de mi y los entendía pero ¿Como querían que me pusiera? ¿Que diera brincos de alegría?

Ed hizo una seña a sus amigos para que nos dejaran y así fue, pocos segundos después quedamos el y yo, solos.

-Kath, no lo te pongas así, yo solo...- al escuchar eso no pude evitarlo y para cuando me di cuenta ya le había plantado una bofetada en la cara. El solo bajo la mirada al suelo, se veía dolor y culpa en su rostro pero no me importó, le di la espalda y caminé lejos de el.

Tomé mis maletas del carrito y caminé hacia la entrada del crucero. A lo lejos vi que mis amigas se acercaban de prisa pero continué caminado a paso rápido y decidido. -¡Katherine!- gritaban una y otra vez -Katherine, espera- al llegar a la taquilla había un hombre mayor de edad con un elegante traje de marinero en la entrada recibiendo boletos, saque el mío de mi bolso y antes de dárselo una mano me detuvo.

-Nos vas a decir qué pasó?-

Esa fue la gota que derramó el vaso, mis ojos se inundaron de lagrimas, -Ustedes sabian todo y no me dijeron nada- Las tres se quedaron calladas, Isabella clavo la mirada al suelo, abriendo y cerrando la boca sin saber que decir. Di mi boleto al señor y dijo <Buen Viaje> caminé por la plancha que llevaba al crucero pero algo me detuvo, era la voz de Isabella gritando. -Ed nos dijo que hablaría contigo, el la invito y nosotros creimos que...que...- Isabella se quedo en silencio por unos segundos y con voz débil y cabizbaja dijo - Lo sentimos- Respiré hondo, me di media vuelta y continué mi camino hasta llegar al barco.

<Pasajeros a bordo, el barco saldrá en 20 minutos, las atracciones ya están abiertas, buen viaje y que se diviertan>

Llevaba horas sentada en la cafetería observando el mar, hasta que mis amigos llegaron incluyendo a Ed, se podían escuchar sus voces desde la entrada del cafe. -Te digo que nosotras vimos como entro al barco, debe estar aquí en alguna parte- decia Ximena mientras paseaba la mirada por el lugar. Su mirada se encontró con la mia y ella me señalo, de un segundo a otro todas las miradas de mis amigos estaban puestas en mi, pero hubo una que me llamó la atención, una mirada dolida y de arrepentimiento me miraba con algo de alegría y fe en ella, era la de Ed. Inmediatamente me pare bruscamente de la mesa en donde me encontraba y salí por la puerta trasera de la cafetería.

Mis ojos empezaron a llenarse de lagrimas, mis pasos acelerados se convirtieron en pasos grandes y cuando me di cuenta ya estaba corriendo, mis ojos se nublaron y no veía por donde caminaba, de repetende senti algo golpearme bruscamente y caí al suelo. Levanté la vista y se encontraba un joven alto y delgado con una cabellera castaña y unos enormes ojos azul celeste.

-¿Te encuentras bien?-

-Si gracias, no vi por donde caminaba, eso es todo.-

Aquel castaño no paraba de verme extrañado, al parecer no había quedado conforme con mi respuesta. Me ofreció una mano y me ayudo en seguida a ponerme de pie -Si eso ya lo note- dijo con voz burlona -Pero yo me refería a que si estas bien- acercó su mano a mi cara y limpió una lágrima de mi mejilla mientras me dedicaba una de las sonrisas más dulces.

No sabía que decir, no sabía que contestar a su pregunta. Ambos nos quedamos viendo a los ojos por un par de segundos pero parecieron eternos. Sus ojos celestes se parecían al mar, profundos y misteriosos, podría perderme en ellos.

-Soy Jose- interrumpió sacandome de mis pensamientos. -Soy Katherine, pero mis amigos me llaman Kath- al decir "mis amigos" se me hizo un nudo en la garganta, ¿Cómo es que mis amigos pudieron traicionarme de esa forma?, al parecer el notó mi incomodidad y sufrimiento así que rompió la tensión -¿Y yo como debería de llamarte?-

-Kath-

Una sonrisa apareció en su rostro. -Bueno Kath, nos vemos alrato?-

-Si claro-

Un amor embarcadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora