1 de 14 rosas

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Las olas rugían y los pájaros que volaban cerca del enorme barco anunciaban el amanecer con su canto. 

Hoy seria un dia complicado, tendría que afrontar la idea de que Claudia y Joe se gustan, hablar con Ed y aceptar que lo que siento por Joe es algo pasajero, y que sucedió gracias a que yo estaba sola y triste y el fue quien me consoló. 

<Yo estaba sola y triste y el fue quien me consoló> esa frase merodeaba por mi mente una y otra y otra vez sin parar. Y por más que intentaba mentalizarme que a quien yo realmente amaba era a Ed, mi corazón no parecía entender. 

La mañana me la pase encerrada en el cuarto con la excusa de que me tenía que arreglar. Tomé una larga y relajante ducha, después saque todo mi maquillaje y comencé a hacer un maquillaje bronceado que se viera natural y un poco arreglado, luego tomé la secadora y la plancha de mi maleta y empecé a hacer secar mi cabello para luego planchármelo, por ultimo me probé un par de vestidos cuando la puerta se abrió, era Joe.

-te ves hermosa- al escuchar eso mi corazón comenzó a latir rápidamente pero intente controlarme y solo le respondí con una sonrisa dulce antes de continuar viéndome al espejo. 

-Solo venia a ver si necesitabas algo, últimamente te he notado un poco distante y me preguntaba si fue por...- 

-No, para nada, todo esta bien. Y ya que lo preguntas si necesito ayuda con algo, crees que este vestido impresione a Eduardo?- talvez el espejo reflejo mal pero la cara de Joe parecía tener decepción en ella. Cuando su mirada perdida choco con la mía, desvié rápidamente la mirada, aun no podía verlo a la cara, ya que me traía recuerdos que solo me lastimaban.  

-Si claro, impresionarías a cualquiera- me vió por ultima vez a los ojos y salió en silencio 

-A todos menos a ti- dije cuando salió a un volumen en el que el no pudiera escuchar lo que yo acababa de decir. 

Pase más de quince minutos jugando con mi vestido color azul marino, no podía parar de pensar en el, en el beso que me dio y en el con Claudia. Un ligero golpe en la puerta me saco de mis pensamientos, la puerta se abrió, era Joe quien vestía una rara camisa floreada con flores de todos los colores, sus rizos recién mojados y su familiar aroma a <<hierva buena>> se encontraban al otro lado de la puerta. 

-Queria ver si antes de los eventos por el día de san Valentin querías hacer algo conmigo, podemos ir a la cabina o hacer algo que no hayamos hecho antes... pensaba que podíamos pasar tiempo juntos y..- interrumpí, por más que me hubiera encantado la idea de hacer algo con Joe el día de san Valentin y pasar más tiempo con el a solas, en lo más profundo de mi ser sabía que eso no era buena idea, ya que al final yo sería la que saldría lastimada.

-Ya tengo planes con la chicas, talvez puedas invitar a Claudia ya que tu y ella parecen llevarse muy bien- y a pesar de que yo lo decía con la mejor intención la ultima parte me sonó tan forzada que casi parecía sarcasmo.

-Kath, si tienes algo de lo que deberíamos discutir..- volví a interrumpir.

-De lo unico que hay que discutir es que bolsa me voy a llevar y de que tan horrenda es la camisa que tienes puesta- de pronto el comienzo a reír y sin evitarlo yo también.

-enserio crees que está fea? rayos, yo pensé que así lucia bien.- esta vez fui yo quien rió primero seguida por el pero esta vez no fue solo una simple risita, si no fueron carcajadas.

Al salir del cuarto todo estaba lleno de decoraciones románticas, corazones, había flores por todas partes y muchos puestos de obsequios en cada esquina. Al llegar al cuarto de las chicas toque la puerta y quien abrió fue Claudia quien lucia un hermoso vestido rojo y traía su cabello recogido en una coleta. Al pasar a su habitación noté que era mucho más pequeña y menos lujosa que la de Joe, solo tenía un mini bar, un balcón y una sala privada, ademas de su cuarto y su baño tamaño normal. 

Un amor embarcadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora