Ya casi llegaban y no teníamos la habitación lista. Prendimos unas velas aromáticas y pusimos música clásica para ambientarnos, en la terraza acomodamos la mesa y en el centro de esta, se colocó un hermoso pero pequeño centro de rosas.
Me miré al espejo y comence a observar cada detalle de mi vestido blanco y corto de encaje, mis accesorios y tacones dorados y mi pelo recogido en un delicado peinado.
Seguía mirandome en el espejo, tratando de aplicar un poco de labial y Joe apareció en mi campo de vista. Estaba detrás de mi intentando acomodarse la corbata. El llevaba un saco y pantalón azul marino, con una camisa blanca y zapatos negros, sus chinos castaños estaban desacomodados y sus ojos resaltaban con aquel traje.
Me giré hacía el y pero el no se dió cuenta, estaba demasiado ocupado con la corbata. Caminé hasta el y su nariz quedo a unos centímetros de la mía, tomé la corbata con mi mano y le ayude a acomodarsela.
-Gracias-
Me limité a darle una pequeña sonrisa y a continuar aplicandome labial.
Había llegado la hora de la cena y todo estaba listo. Me retocaba un poco el peinado cuando alguien tocó la puerta.
Al abrir la puerta estaban mis amigas. Isabella llevaba su cabello lacio y suelto como siempre, un hermoso vestido rojo pegado hasta la cintura y suelto hasta la rodilla, y unos tacones negros que combinaban con su maquillaje de ojos. Ximena llevaba su cabellera castaña recogida con un hermoso adorno en ella, un vestido negro pegado hasta debajo de la rodilla y unos guaraches muy elegantes color negro. Por último pero no menos importante, entró Claudia, su cabellera oscura estaba recogida y traía un hermoso vestido suelto color dorado, sus ojos color miel resaltaban y se veían mas verdes de lo normal.
Al momento en que la mirada de Claudia chocó con la de Joe dió un grito ahogado y salió corriendo a sus brazos. La sonrisa de Joe era enorme y enseñaba todos los dientes.
Ximena, Isabella y yo nos miramos entre las tres con confusión, pero la mas sorprendida fui yo, así que no tarde en ser la primera en hablar. -¿Se conocen?-
Claudia cabizbaja y un poco sonrojada con voz tímida dijo, -Sí, nuestros padres se conocen desde hace mucho y eran muy unidos, nosotros nos conocimos cuando íbamos en primaria y de hecho siempre jugábamos a casarnos.- y eso si que nadie se lo esperaba, las tres abrimos la boca en señal de sorpresa y el silencio reinó en la habitación, claramente ambos estaban un poco avergonzados. -Bueno la cena todavía no está lista, pero ¿gustan esperarla?- dijo Joe aclarándose la garganta.
Todos nos sentamos en la sala de la suite y platicamos acerca de muchas cosas. Joe y Claudia se la pasaban hablando de temas no tan interesantes, o al menos para todas excepto ellos.
Los meseros comenzaron a llegar y a dejar bandejas en cada lugar de la mesa, y con el sonido de una campana nos indicaron que la cena estaba servida.
La noche estuvo fantástica, la cena deliciosa y el clima estuvo perfecto. Me alegra que todas se hayan llevado bien con Joe, pero quien más tuvo conexión con el fue Claudia quienes no pararon de platicar en toda la noche. Debo de admitir que me molestó un poco verlos a ambos disfrutando de su compañía, en los ojos de ambos se podía distinguir un brillo inigualable, ambos se gustaban.
Al terminar de cenar, Ximena, Isabella y yo nos sentamos en la sala para poder conversar mientras que Joe y Claudia conversaban de sus cosas aburridas.
Pasaron las horas y deje de ver a Joe y Claudia por la ventana y no es que me gustará espiarlos pero no podía imaginar a Joe con alguien más que no fuera yo, ¿Sería que yo enserio estuviera enamorada de Joe? ¿Qué pasará con Eduardo? Eran preguntas que deambulaban por mi cabeza una y otra vez sin parar.
-Chicas, voy al baño, ustedes continúen-
Me paré y me acerqué a la puerta de la terraza para poder buscar señales de Joe o Claudia pero no estaban, subí las escaleras para llegar al balcon en lo alto de la habitación y ahí estaban, sentados observando el mar, aquella situación me recordaba a la vez que estabamos viendo el atardecer y me besó. Sus manos estaban entrelazadas y sus labios estaban a punto de tocarse cuando sin poder evitarlo los interrumpí.
-Chicos, iremos al jacuzzi, ¿Quieren venir?-
Ambos, se alejaron rápidamente, Claudia bajó la mirada algo avergonzada y en sus mejillas se podía distinguir un tono rosa, estaba sonrojada. Joe puso los ojos en blanco al momento de verme -Si, ahorita las alcanzamos- se puso de pie y le tendió la mano a Claudia para ayudarla a pararse, yo me di media vuelta y bajé rápido las escaleras.
Me sentía mal por lo que hice, si en verdad se querían ¿Por qué lo estaba tratando de evitar? Joe y yo no eramos nada, yo tenía novio y Claudia era mi amiga, ¿Qué no solo podía estar feliz por mis amigos?
Todos nos cambiamos al traje de baño y fuimos al área de albercas, estaba totalemte vacío y la mayor parte de el área estaba un poco oscura. Todos dimos un enorme clavado y nos sumergimos en el agua, jugamos y reímos por un rato, hasta que nos cansamos. Al igual que en la suite Joe y Claudia se alejaron y se metieron al jacuzzi. Ximena, Isabella y yo nos quedamos sentadas en una orilla de la alberca metiendo los pies.
Isabella y Ximena hablaban de los planes para mañana 14 de febrero y por más que intentaba prestarles un mínimo de mi atención era inútil, no podía parar de espiar a Joe y Claudia quienes no paraban de reir y de acercarse el uno al otra cada vez más.
-¿Tu qué opinas Kath? ¿Katherine?-
-Si aja, por mi esta bien- dije siguiendoles la corriente a pesar de estar algo perdida.
Sin parar de verlos fue observando como poco a poco se iban acercando hasta que se besaron. El beso no fue tierno y delicado como el que me dió, este fue mas apasionante. Al ver eso algo se rompió dentro de mi.
-Chicas, muero de sueño, nos vemos mañana?- ambas confundidas ante mi repentina reacción asintieron. Tomé mis cosas y antes de irme volteé a verlos una ultima vez más, ahora ella ya estaba encima de el y ambos parecían disfrutarlo, necesitaba salí lo mas rápido posible de ahí antes de vomitar.
Llegue a la suite, tome una ducha, apague las luces y me acoste en la cama. Por más que trate de dormir no pude, ya que no paraba de pensar en lo ocurrido de esta noche. El tiempo pasaba y el reloj en la mesa de noche a un lado de la cama marcaban las tres am y Joe seguía sin llegar. Un millón de ideas cruzaban por mi mente y todas me partían el corazón en un millón de pedazos.
De pronto la puerta principal se abrió y no pude mas que hacerme la dormida, poco a poco se escucho como la puerta del cuarto se fue abriendo y al poco tiempo se cerró, aun así permanecí inmóvil solo en caso de que Joe estuviera dentro, y sin darme cuenta caí dormida, nerviosa por lo que me esperaría el siguiente día.

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Un amor embarcado
RomanceDespués de que Eduardo y Katherine quisieron ser separados por Samantha, el amor pasado de Eduardo, ellos junto con su grupo de amigos deciden ir a un crucero para pasarla increíble. Pero Katherine tras enterarse que Eduardo había invitado a Samant...