37. Especial: Quiero verte feliz

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6 meses después

—¡Kevin! —el histérico grito de mamá me hizo despertar rápidamente de mi sueño, sentándome en mi cama para taparme rápidamente mis partes con las sabanas a la vista de mi donadora de ovulo —, Christopher viene en camino, ella se siente mal, con tu padre iremos para acompañarla —habló tan rápido que apenas pude procesar todo lo que me dijo por mi pronto despertar —, ¿puedes llegar en taxi luego? —asentí sin siquiera pensarlo, pues una parte de mi quería ir ahora.

—Le diré a los chicos que pasen por mi y los alcanzo, ellos también querrán estar —dije haciendo que mamá ansiosamente asintiera con la cabeza para luego retirarse de la habitación sin siquiera despedirse con un gesto. Mientras aún procesaba en donde había despertado, escuchaba como la puerta de entrada se cerraba rápidamente y el auto de papá arrancaba.

—Viene —susurré ya con mi mente ya ordenada —. ¡Él viene! —grité nuevamente emocionado —. Oh, diablos, tengo que decirles a los chicos —sin más que agregar, cogí mi móvil velozmente para textear en el nuevo grupo que teníamos, pues Javiera se había retirado del anterior y un par de cosas habían cambiado desde que comenzó el año escolar.

Antes de notarlo, Alex ya estaba diciendo que pasaría por todos para venir a buscarme y luego ir al hospital. Antes de entrar a la ducha para darme un baño, este ya tenía a Catalina sentada de copiloto e iban en camino a la casa de Nicolás y Mia.

Durante la ducha, no podía concentrarme en otra cosa que no fuera él, haciendo que más de una vez se me cayera el jabón en barra al suelo y no pudiese controlar la sonrisa en mi rostro. Después de tiempo, hoy era el día.

Al salir de la ducha, los chicos ya venían en camino a mi casa, mientras yo solo tenía el bóxer puesto. Con el apuro de la bocina del jeep de Alex tocando afuera, señalando que ya habían llegado, me costo aún más colocarme los jeans, terminando en el suelo por el intento. Una vez listo, baje con una sudadera bajo el brazo e intentando arreglar mi cabello para no verme tan alborotado.

Mientras cerraba la puerta de la casa, y caminaba al jeep, Alex insistía desenfrenadamente con la bocina del vehículo en que me apresurara. Como pudimos nos acomodamos en los asientos de atrás, Nicolás tomo a Mia en sus piernas, mientras que Esteban y yo nos fuimos a cada extremo de los asientos de atrás, intentando hacer caso omiso a las quejas de los hermanos acerca de que eran o muy pesados o muy inquietos.

—¿Cuándo sucedió? —preguntó Alex sin despegar la vista del camino, conduciendo con prisa.

—No lo sé, mamá no alcanzo a decir nada, solo que ya venía en camino —el que Alex estuviese más nervioso que yo por ver al bebé me estaba poniendo histérico, porque me hacía pensar que yo, siendo el tío, no estaba tan ansioso como los demás.

—¿Y será niño o niña? —Mia hizo su intervención llevándose miradas extrañadas de todos en el auto, hasta de Alex quien la miró por el espejo retrovisor.

—Pues supongo que, si su nombre es Christopher, es por que tendrá pene, ¿no? —respondió Nicolás de una forma obvia hacia su hermana.

—Bueno, no es tan descabellada esa pregunta —comento Catalina volviendo a acomodarse en su lugar —, como es el mundo hoy en día, uno ya no sabe lo que es la otra perso... —antes de poder terminar, Alex freno de golpe, llevándonos a todo hacia delante y a la castaña contra el panel, que de no ser por el cinturón de seguridad habría sido un golpe más duro —. Ricitos de oro, ten más cuidado o le diré a Kevin que saqué licencia para conducir —se llevo su mano a su frente mientras colocaba una mueca de dolor.

—Lo siento, un atascamiento —se disculpo mirando la larga fila de vehículos que se encontraban por delante.

Bueno, colocándolos al día, hace dos días Carolina estaba en el hospital pues había comenzado con contracciones, y al parecer, por lo que dijo mamá esta mañana, el pequeño Christopher ya venía en camino. Durante estos meses, acompañe a Carolina a todos los controles, cuando nos dijeron el sexo fuimos todos, me refiero a mamá y papá, el cual estaba emocionado por ser abuelo, "pequeño campeón" lo llamaba cuando se sentaba con Carolina en el sofá, y mamá siempre le hablaba diciéndole que lo esperaba para apretar sus mejillas, mientras que yo, siempre que pasaba tiempo con Carolina le hablaba de lo que fuese, le cantaba canciones lentas, o le colocaba música de Mozart.

Soy hermano de una zorra | Troublemakers [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora