33. Stop drop and roll!!!

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Ser una zorra. Billie jamás se había sentido tan agradecido de sus habilidades para… ¿Zorrear?  ¿Eso siquiera era algo bueno?

Esperaba que funcionara, porque su cerebro estaba seco y no se le ocurría ninguna otra idea que pudiera resultar.

Pero, ahora que lo pensaba, se la había pasado haciendo sus puterías desde que había conocido a Kevin. Es decir, había gemido su nombre, había mostrado su trasero y había fingido masturbarse bajo su atenta mirada. ¿Qué más podría hacer?

Trataría de sobornar al encargado del hotel para clausurar la habitación de Kevin por unos días y le diría a su representante que sorpresa, la única litera disponible estaba en la recamara del frontman de Green Day y todo  estaría en su lugar para llevar a cabo su maquiavélico plan.

Esperó afuera del camerino de Prima Donna, pegando su oreja en la puerta con una sonrisa de suficiencia en los labios.

— ¿Qué? Tiene que ser un error— se pegó un poco más a la puerta, a la lejanía pudo distinguir la voz angustiada de Kevin—. No hay manera.

—Sólo será por dos días.

— ¿Estás seguro que no hay otro lugar? Es un puto hotel de casi doscientas habitaciones.

—Y todas están reservadas, según tengo entendido.

—Deja de bromear, estoy harto.

—No puede ser tan malo, hay gente que mataría por estar en tu lugar.

— ¿Ah, sí? ¿Cuál?—preguntó Kevin con ironía.

—Compartir habitación con Billie Joe Armstrong.

— Estoy seguro que él no está de acuerdo, es una diva— dijo Kevin. Billie jadeó y se llevó una mano en el pecho, ofendido.

—Él fue quien se ofreció.

Mierda, eso no estaba en el plan. Escuchó a Kevin reír con amargura.

—Bueno, eso explica muchas cosas.

— ¿Eso es un sí?

—Es un “no tengo opción”.

Billie decidió marcharse antes de que abrieran la puerta por su cara, con un sentimiento agridulce en la boca.

Las cosas se habían complicado un veinte por ciento, casi treinta, ahora que Kevin sospechaba de sus intenciones sería mucho más difícil hacer como si todo hubiera sido un encuentro casual del destino y no un intento desesperado de un maldito pervertido por meterse en sus pantalones (que él se metiera en los suyos, en realidad).

— ¿Estabas espiando a tu amor imposible otra vez?

Había chocado con Tré no sabía ni cómo, se sobresaltó y dio dos pasos hacia atrás.

—Hmm… ¿no?

—Déjalo en paz.

—Tengo un plan—se quejó con tono infantil.

—A ver, cuál.

—Voy a seducirlo—dijo, pero sonaba menos estúpido en boca de Addie y definitivamente menos raro en su mente. Tré lo miró con las cejas levantadas, y cuando se dio cuenta de que hablaba en serio soltó una sonora carcajada—. Oh, vamos, no es un mal plan.

—Es pésimo.

—No se me ocurrió a mí—se excusó—.Addie fue la de la idea.

— Dime sus palabras textuales.

— “Eres una zorra, usa eso a tu favor y sedúcelo hasta que te de duro contra el muro”—hizo una deplorable imitación de la voz de su esposa, con un tono tan agudo que hizo que Tré tuviera que taparse las orejas.

—Mierda, viéndolo así… creo que tiene razón. Es tu especialidad.

—Sigo sin saber si eso es un insulto o un halago.

—Es ambos. Tómalo o déjalo.

—Bueno, lo que sea—suspiró—. ¿Qué hago?

—Hacer lo que te dijo tu esposa, es sabia. Si no te funciona puedes suicidarte, aunque ya pasaste de los 27 y por lo tanto ya no tiene gracia.

Billie soltó una risa sarcástica.

—Muchas gracias—se quejó—. Necesito tu apoyo.

—No tengo de eso, pero puedo darte mi polla si quieres—dijo en tono sugerente. Billie se encogió de hombros.

—Hagámoslo antes de que me ponga a llorar otra vez.

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⏰ Última actualización: Sep 24, 2018 ⏰

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