Día №9: Final.

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Y entonces, cuando las esperanzas se habían desvanecido en lo más profundo de su inexistente e ingenuo ser, él se acercó a ella con taciturna emoción, apoyando su firme pero a la vez, insegura mano sobre el hombro de la pequeña ángel. Ella se mantuvo cabizbaja, conteniendo su colérico sentir entre sus cohibidos puños y el chirriar de su mandíbula.

¿Cómo pudo haber pasado todo esto? Se preguntaba, clamando por su inminente impotencia. Compañeros y superiores muertos, yacían sus cadáveres despedazados o siendo devorados por viles demonios, y la tierra cubierta de sangre, sin posibilidad a recuperar la fertilidad de la que alguna vez gozó. Todo... se reducía a lastimoso caos y a certera desesperación.

—Alela, tengo que detener esto. —Le escuchó decir a aquella masculina y reconocible voz, cuya resonó con determinación en ese paisaje abrumador.

Alzó la ahora incrédula mirada, y con cierto desesperó buscó la contraria, angustiada. Por momentos quedó sin habla, incapaz de hallar la manera de decirle que no vaya, que se quede con ella, porque de lo contrario sabía que sería la última vez que lo vería.

—Tú, bastardo suicida —comenzó la fémina, agarrando esa mano posada en su hombro con fuerza, con rabia—. ¡¿Sabes lo que estás diciendo?! ¡¿Tanto deseas morir?!

Incontrolablemente, ríos de lágrimas fulgentes brotaron para correr por los pálidos mofletes de la ángel, mas uno de ellos no era cristalino sino de turbias aguas carmesí. El silencio del varón fue perpetuo, condenando por igual la respuesta que podía darle a su contraria. Plateados cabellos bailaron con el viento a la par que se alejaba de su colega, sin siquiera volver los ojos hacía ella.

—N-no puedes... no podrás hacer nada...—Musitó entre susurros y débiles sollozos.

Elevó su mano en el aire, intentando agarrar en vano aquel gris abrigo del cual siempre vestía él, pero esta vez no pudo aferrarse a esa tela, el Ángel Jefe caminaba con paso firme, dejándola atrás. Y por alguna razón ella tampoco movió sus piernas para intentar detenerlo, aun sabiendo que se dirigía a su súbita muerte, no le siguió.

En medio de un desgarrador desamparo, una ángel; Alela Grora.

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N/A: mEPer?

La verdad es que me atrasé porque no me gusta cómo quedó ahhh, intenté mejorar mi narración, pero ahí quedó la mierda 💦

Igual, me inspiré escuchando esto:

Delirio y pecado [ Wodahs × Grora ; #Fictober2018 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora