Capítulo 2: Adaptarse a la realidad

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         Despierto de una pequeña siesta, miro mi teléfono para percatarme de que son exactamente las 7 de la tarde, me levanto de la cama, tomo mis tenis y me dirijo a la cocina en busca de algo de comer, tomo unos mangos que se encontraban en la alacena, me dirijo a lavarlos y les remuevo la cascara para poder comerlos.

         Después de comer un poco empiezo a caminar por la casa, pensando sobre que debería hacer ahora que ya no están mis papas y uno de mis mejores amigos está desaparecido, doy vueltas y vueltas mientras estos cuestionamientos abundan en mi cabeza como peces en el mar, entro a la habitación de mis padres, me propongo a echar una mirada por sus pertenencias, jamás creí que viejas fotos, sus viejos libros, inclusive, el cepillo que utilizaban a diario algún día me traería tal sentimiento de melancolía, reviso un poco los cajones de mi padre, donde guardaba sus calcetines y dinero de emergencias, al buscar a fondo encuentro su vieja navaja, la cual luce con bastante filo, entonces decido guardarla en mi bolsillo junto con el dinero, tal vez en algún momento puedan servirme de ayuda.

         Sigo vagando por sus pertenencias, hasta que encuentro una vieja carpeta dentro de uno de los cajones de mamá, la cual tiene un sticker pegado enfrente que lleva escrito “Cerro”, la abro con curiosidad, me percato que está repleta de fotografías de mi familia en campo 4 o en el “Cerro” así es como solíamos llamarle a campo 4, tomo una fotografía casi al azar, vaya es una donde salen mi padre y mi padrino muy sonrientes, mi padre está cubierto de lodo y mi padrino mojado, entonces recuerdo ese día como si hubiera sido ayer, recuerdo que ese día mi padre quería hacerle una broma a mi padrino, ya que allá el clima es bastante helado, mi padre tuvo la maliciosa idea de echarle encima un cubetazo de agua helada, curiosamente el karma ataco antes del acto, ya que mi padre al correr para mojar a mi padrino, resbalo en un gran charco de lodo pero de alguna forma el agua logro empapar a mi padrino, así que ambos salieron jodidos de cierta manera, -Suelto una carcajada, mientras una lagrima cae por mi mejilla casi sin darme cuenta.

         Después de un rato, mi conciencia decide que fue suficiente y decido parar de vagar, después de todo no creo ocupar sus prendas o las fragancias de mi madre…

         Iré a campo 4, lo he decidido ya, voy a preparar mi mochila para irme por la mañana, comienzo a llenarla, hecho 2 cambios de ropa ligeros, llevo unas zapatillas deportivas, hecho un par de frutas y comida en lata, frijoles, etc. Un par de botellas con agua, las baterías extras de mi teléfono asegurándome de que estén completamente cargadas, una pequeña radio y audífonos, la navaja de mi padre, un cartucho de recarga para el calibre 22, un libro, mi libro favorito “La teoría de la fragilidad”, un paquete de goma de mascar, una bolsa de botana y algunos instrumentos de primeros auxilios.

         Mientras arreglo mi equipaje escucho sonar mi teléfono, contesto;

-Bueno

-Hola? –Manuel?

-Hola, espera, ¡¿eres Sergio?!

-Si soy yo!, ¿dónde estás? Había intentado comunicarme, pero mi teléfono quedo hecho mierda en la tormenta

-Tranquilo, estoy en mi casa, ¿cómo están las cosas por allá? ¿Tu dónde estás?

-Estoy en mi casa, solo, mi Padre no ha vuelto, mi madre y mi abuelita murieron, por causa al derrumbe de la casa de rancho…

Se le escucha llorar.

-Oye tranquilo, no te me descontroles ahorita, tienes que ir conmigo a campo 4…

-¿Estas tonto o qué? Acabo de perder a mi madre y abuela.

- Y yo acabo de perder a mis padres y a uno de mis mejores amigos y aun así trato de mantener la calma, no sabes cómo quisiera aferrarme a que esto es un sueño o encerrarme y decirme a mi mismo que todo estaré bien o simplemente, quedarme sentado a esperar lo peor, pero no, trato de hacer algo por mí y si puedo ayudar alguien más en el proceso, que mejor, no me daré por vencido, no dejare esto a la suerte o al destino, después de todo, no creo en el destino, vamos Sergio, sé que estas dolido, sé que es difícil de asimilar, pero compréndelo, ahora tenemos que ver por nosotros y si podemos hacer algo por alguien más, excelente, así que, deja de lamentarte, deja de llorar, tu madre y tu abuela querrían que vivieras, que trataras de hacer algo ¿no?, después de todo así eres tú, ahora toca darnos cuenta que no todo se soluciona con tiempo, en algunas ocasiones tenemos que intervenir en las cosas y esta es una de esas ocasiones.

El comienzo del fin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora