Spoiled Child | KookJin

IV

—¡Quiero esto hyung! —gritó el pequeño maknae hacia el líder del grupo.

—No podemos comprarlo Jungkook, además ¿para qué quieres más helado si ya tenemos muchos en casa? —Namjoon mira seriamente al pequeño del grupo esperando una respuesta lógica.

—No tenemos de vainilla y fresa —soltó de una forma que Jungkook pensó que ya lo tenía.

—No —habló firme ante el puchero del más bajo— ya temos y tienes que conformar con eso.

—¡No!, ¡yo quiero helado!

Jungkook alzó la voz atrayendo miradas curiosas hacia donde ellos estaban, Namjoon suspiró y antes de negar ante el berrinche del menor el mayor del grupo interrumpe.

—Ven Jungkookie, te lo compraré.

—No es necesario Jin hyung, ya le dije que hay mucho helado en la casa y no es necesario traer más.

—Pero quiero helado, ¡quiero ese helado! —abraza a Jin mientras comenzaba a moverse— no te soltaré si no me lo compras hyung.

El mayor sonrió ante la actitud infantil de su maknae, el corazón cada vez se le derrite con esos lindos pucheros.

—Tranquilo, toma los que quieras, lo pagaré todo.

—Pero hyung, en serio no es necesario esto —Namjoon vuelve opinar intentando que el mayor no cumpla los caprichos de Jungkook.

—No hay problema Namjoon-ah, sabes que me gusta hacerlo —sonríe mientras mira a Jungkook tomando algunos helados— ser el Makane del grupo no es nada fácil y además está teniendo muchas actividades en este tiempo, quiero cumplir algunas pequeñas cosas por él.

—Jin hyung, sabes que al final se volverá un niño mimado con más de veinte años, ¿no?

—Lo sé —suelta suspirando— él fue un Idol a muy temprana edad, no pudo disfrutar su adolescencia bien y sólo se la pasaba con un gran estrés y cansancio, al menos quiero que pueda disfrutar las cosas que quiere aunque sea por algún berrinche de por medio.

—Lo quieres mucho, ¿o me equívoco?

Seokjin sonríe mientras la mirada está sobre Jungkook pensando si debe tomar el helado con vainilla y fresa o fresa y chocolate.

—Sí, como a cualquiera de ustedes.

De un momento a otro Jungkook deja su actividad para meterlo de una manera rápida al carrito de compras para salir con un paso apresurado de ahí.

—Tu sabes que eso no es cierto.

—Tal vez tienes razón.

Su mirada se pierde en la figura del menor alejándose de su campó de visión.
Suspira mientras una ligera sonrisa adorna su rostro.