Capítulo 3. Ansiedad.

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Narra Katsuki.

Desde que ocurrió el incidente con Deku me cuesta pensar con claridad; el cálido atardecer me recuerda al calor que me transmitió con sus pequeños y fuertes brazos, rodeando mi espalda y erradiendo seguridad, y esa seguridad es de la cual carezco en este instante.
Nada mas abrir los ojos, su rostro es lo primero que se pasa por mi mente, nublando todos mis problemas y necesidades.
De hecho, él es mi mayor problema y mi mayor necesidad al mismo tiempo, me hace daño estar con él, pero no le puedo dejar ir, ya que él es el único apoyo que tengo.
Soy una persona despreciable... yo soy el que le hizo trizas en su momento y a día de hoy le sigo echando la culpa, ¿cómo se sentirá al respecto de lo sucedido?
Seguro que no significó ni significo nada para él. Es entendible. Le estoy usando.
Una terrible sensación de asfixio crecía en mí a medida que me hacía más preguntas a mí mismo, me ahogaba en mis propios sentimientos sin siquiera sentir nada.
No estaba ni feliz, ni triste, simplemente me encontraba seco ante una lluvia de cuestiones que caía sobre mi cuerpo impermeable, haciendo que resbalaran hasta que se disolviesen en lo más profundo de mi corazón.
Mi mente y mi instincto no se ponían de acuerdo. Todo estaba mal. Me costaba respirar aunque lo intentase, me costaba ver aunque me pusiese las gafas, mi alrededor estaba fuera de lo normal. Un aura envolvía mi habitación en un ambiente desagradable.
Estaba infectado, no sé si por amor o por odio, pero estaba ansioso.
Ansioso de conocer más sobre mí mismo y de acabar con ese dolor que sufría mientras pensaba en estas mismas palabras.
Me volví a tumbar en la cama y cerré los ojos intentando no dejar caer ni una sola lágrima.
El tiempo pasó, no sabía cuánto, pero lo importante en ese momento era que mi aparato respiratorio volvía a funcionar como el de un ser humano. Lo pasé fatal, me dije que es el dolor el que nos hace fuertes, así que intenté no ser tan pesimista como de costumbre.
Me vestí con la primera camisa arrugada que encontré en mi armario y unos pantalones vaqueros un tanto desgastados, aunque supuse que nadie se daría cuenta ya que ahora se llevan esas cosas.
No le di mucha importancia al desayuno así que simplemente salí de mi casa para irme al instituto, otra vez.
Otra vez me esperaban insultos, otra vez me esperaban amonestaciones, otra vez me esperaban burlas; otra vez me esperaba Izuku.

Katsudeku | Realismo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora