Capítulo 2. Perspectivas.

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Narra Izuku.

Hay alguien que me gusta, y ese alguien es Kacchan.

No entiendo por qué, ni desde cuando.

Ya estoy mentalizado con la idea de que no le gustaré jamás, ni si quiera como amigo, pero eso no detiene los nervios que surgen en mi interior cada vez que me acerco a él.

El único al que le conté lo que siento es a mi mejor amigo, Shouto, ya que no quería que el secreto se esparciese por todo el instituto y sé que él es una persona en la que puedo confiar, aunque éste repite diariamente que Kacchan es una mala influencia, yo no opino lo mismo.
Él ha sido mi ejemplo a seguir desde que era un crío, me ha enseñado a no rendirme tan fácilmente y sobre todo me ha dado una razón para vivir.

El saber que al llegar a clase podré verle de nuevo, sentado y absorto en sus propios pensamientos, los cuales refleja con sus frágiles dedos y una pluma en una pequeña libreta repleta de profundos y emotivos poemas creados por él mismo, me estremezco de tan solo pensar en ello. ¿Quién diría que Kacchan tiene buenos dotes como escritor? Nunca hay que juzgar un libro por su portada, y, por decirlo de alguna manera, él es un libro que tiene las páginas en blanco, ya que es complicado de leer, eso lo hace aún más interesante. Por ahora, la única relación que tengo con él es intentar descifrar lo que esas páginas ocultan.

Me encanta todo sobre él, hasta el mísero gesto de subirse aquellas gafas de vista cercana que él tanto odia pero que le favorecen en todos los sentidos. Eso no es una novedad; cualquier cosa que se ponga encima se ve bien en él, demasiado bien. Tan bien que hasta duele si lo observas por mucho tiempo.

Sólo hay una cosa que me desagrada. Es demasiado serio. Tan sólo quiero verle sonreír, la rara vez que lo hace siento cómo una estúpida sonrisa se dibuja en mi cara, aunque yo nunca sea el motivo de la suya. Es algo que no puedo evitar, y me gustaría sacar a la luz su lado tierno más a menudo.
Si Kacchan es feliz yo también lo soy.
Lo describiría como un espejo, su estado de ánimo se refleja en el mío.

Su  existencia por sí misma me motiva a levantarme por las mañanas.

Y...hablando de mañanas, llegaba tarde al instituto.

Había soñado con Kacchan, para variar; eso hacía que fuera más difícil aún despertarse.
Lo único que recuerdo del sueño es que de un momento a otro estábamos abrazados en un pasillo del instituto, bueno, no es real después de todo, así que supongo que no significa nada.

Entonces me di cuenta. Eso es exactamente lo que pasó ayer, pero finalmente salió corriendo.
¿Le habrá molestado?
No me sorprendería que eso ocurriese, fue todo muy repentino y, conociéndole, se habría avergonzado bastante, ya que eso no es algo que suceda todos los días debido a su orgullo.
O quizás simplemente no quería que le toque porque no le agrado. Sí. Desgraciadamente creo que esa es la verdadera razón, siendo realistas.

Katsudeku | Realismo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora