Encuentro
Calle:
Había aceptado realizar una fiesta en casa de mi padre – aprovechando su ausencia del país – para que todos los alumnos de la escuela de arte asistan y así poder conocer a María José, que en otras palabras podría decirse, hacerle notar mi existencia. Tenía toda mi casa llena de adolescentes alcoholizados, bailando con música a todo volumen, casi tan alto como sus gritos. Cosas de las que estaba segura esa noche, número uno: todo el mundo la estaba pasando bien, número dos: María José tenía los ojos más hermosos del mundo, para perderse en ellos toda la noche e ignorar la existencia ajena a su mirada. Esos ojos que hipnotizan, debajo de dos cejas perfectas y oscuras, van de un lado a otro por cada gesto que hace.
Ella estaba ahí, en mi habitación...sentada en mi cama a centímetros de mí, casi podía respirar su perfume tan dulce como ella y su manera de hablar inocente y divertida.
María José, Poché, María José ... ¿Qué estás haciendo conmigo? No tiene ni la más mínima idea de lo que provoca en mi y creo que yo tampoco lograba entenderlo con claridad, pero en ese momento no quería entender, quería disfrutar de su presencia y de las nuevas emociones que comenzaban a fluir.
Las horas y minutos dejaron de ser unidades de medida, podría jurar que mi habitación se había convertido en una capsula de tiempo, hasta que llegó Johann con interesantes noticias.
Arremetió sin previo aviso al decir que yo era su cita esa noche, dejándonos a ambas sin palabras borrando la sonrisa de nuestros rostros para ser reemplazada por una expresión de sorpresa que perduró más tiempo en mí que en mi acompañante, ella atino a bromear sobre la situación.
- ¿En serio? ¿Y ella lo sabe? - bromeó entre risas Poché, mirándome de reojo como tenía aun la boca abierta pero aún seguía sin pronunciar palabra.
Ahora lo sabe – le dijo, haciéndose el galán, se acercó a mí y me extendió su mano – te estaba buscando – se dirigió a mí – pensé que te sentías mal, pero ya veo que estas perfecta... vamos a bailar. Pude sentir mientras se acercaba ese peculiar olor a alcohol cuando las personas se pasan un poco con los tragos.
Pochitas, deja de esconderte, es una fiesta ¿Sabes? – lazó una mirada sarcástica a María José – Todos preguntan por ti. A lo que ella respondió con un gesto extraño y remedando lo que él decía. Era totalmente adorable.
Decidimos volver los tres a la fiesta, mientras Johann posaba su brazo sobre mis hombros, sentía como María José nos miraba con curiosidad. Daría lo que fuera por saber que estaba pensando en esos momentos.
Al llegar con los demás notamos inmediatamente que todos habían tomado demasiado, algunos ya no podían bailar, solo estaban sentados – algunos durmiendo o vomitando - en algún lugar del jardín. No faltaba mucho para que la fiesta llegue a su fin.
Esa noche no duró más que un par de canciones más y ordenar taxis para que lleven a mis alcoholizados amigos a sus casas, Poché siendo la única aparte de mí que no había tomado demasiado, me ayudo a dejarlos todos a salvo en la ruta correcta.
Al final quedamos Laura, Alejo, Johann, Poché y yo. Los tres primeros estaban de mal en peor, sobre todo Laura había tomado demasiado, creo que la pobre ya había vomitado hasta sus intestinos, así que los invite a pasar la noche en mi casa, para que puedan dormir y descansar. Obviamente no estaban en condiciones de negarse o de poder conjugar alguna oración completa.
Espero que no sea mucha molestia, Dani – se disculpó Poché – No entiendo para que toman tanto si van a terminar así – los regañó con una mirada fulminante.
No te preocupes – sonreí al verla tan maternal cuidando a sus amigos.
Los ayudamos para que puedan acomodarse, Alejo y Johann se quedarían en la habitación para invitados, mientras Laura, Poché y yo nos quedaríamos en mi habitación.
Estábamos nuevamente en mi habitación, María José y yo, a diferencia que ahora teníamos de fondo los vómitos de Laura en el baño de al lado.
No podíamos evitar reír y sentir pena por nuestra amiga, pero ya se le iba a pasar... note como la mirada de Poché cambio por unos segundos, se torno seria, como si quisiera decir algo que le costaba dejar salir. Alzó la mirada, clavó sus ojos verde oliva - hermosos - en mí y me dejó helada con sus palabras.
Calle, quisiera pedirte algo y me encantaría que puedas decir que sí – me miraba tímidamente y con un poco de vergüenza. Sus mejillas estaban rojas ...¿Qué esta pasando? OMG, ¿qué es lo que quiere de mí?
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Con las ganas / De mejores amigas a novias - Caché.
FanfictionDos chicas pasan de ser dos extrañas a mejores amigas, sin saber que a lo largo de su historia, despertarán en ellas sentimientos nuevos y desconocidos. ¿Alguna vez imaginaste que te podía llegar a gustar una mujer? "Hay dos chicas a solas revoluc...