39 (SPANISH)

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Pai  observaba fijamente el pomo de la puerta mientras que, del otro lado, Krist aguardaba  con un palo grueso a que el primero de los secuestradores apareciera.

El joven tragó saliva. 

Sin duda sentía la garganta seca y sus manos no paraban de temblar pero, a pesar de ello, agarró con más fuerza el palo que había encontrado junto a unos escombros en la sala.

"No dejaré que hagan lo que quieran con nosotros...", se dijo mientras enarbolaba su arma con un brillo decidido en los ojos - "¡lucharé hasta el final!"

La puerta se abrió con lentitud y con un chirrido que retumbó en la amplia sala. 

Krist lanzó una rápida mirada a Pai que, con el ceño fruncido, adoptó una postura de ataque. 

Dos figuras, una detrás de la otra, entraron con tranquilidad por la puerta. Una de ellas llevaba una cámara con mucho cuidado mientras que la otra, más alta y de músculos más tonificados, caminaba con la cabeza gacha y mascullando palabras inconexas  pero que, sin embargo, hicieron que Krist enrojeciera de rabia.

Especialmente tras escuchar algo que se parecía mucho a las palabras boda y responsabilidad....

"Está loco si cree que me casaré con él, especialmente después de ésto", se dijo con una expresión de asco en la cara.


Mientras tanto Pai, que también había escuchado las palabras susurradas por Knott, enrojeció de rabia y, aprovechando que éste estaba mirando hacia el suelo, atacó con una de sus llaves más letales.

"¡Vas a tener suerte si cuando acabe contigo sigues siendo capaz de engendrar!", pensó mientras golpeaba la cabeza, después la parte de atrás de las rodillas del joven y, finalmente, lo lanzaba hacia el suelo con una patada voladora.


Mientras Pai se encargaba de Knott, Krist había golpeado la cabeza y la espalda de Porsche con su garrote improvisado. 

El joven, que no lo esperaba, se tambaleó soltando la cámara que llevaba.  Ésta se estrelló sobre el suelo mientras que Porsche, con un hilillo de sangre deslizándose por su cabeza y con sus rodillas sobre la sucia madera del suelo, se volvió hacia Krist con una expresión tan llena de ira y odio que hizo que éste diera un par de pasos hacia atrás. Alejándose del muchacho que, con una mano sobre su herida, comenzaba a levantarse sin quitarle la vista de encima.

-"Está visto que no te vas a dar por vencido, ¿verdad?" - dijo Porsche finalmente, tras incorporarse - "pero no importa.. acabaré contigo. De una manera u otra".

Tras lo cual se lanzó hacia Krist que, levantando nuevamente el garrote, intentó volver a golpearle. Sin embargo, con un movimiento rápido, Porsche se apartó y, cogiéndole por la muñeca, le obligó a soltar su arma para después hacer que se arrodillara.

Krist, sin embargo, golpeó la pierna de Porsche haciendo que éste también cayera sobre el suelo. 

Unos minutos más tarde ambos comenzaron a forcejear mientras rodaban levantando una nube de polvo y suciedad. 

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Un coche de brillante color rojo apareció en la calle y, con un frenazo brusco, se detuvo en el lugar más cercano al que le había dicho Off y donde éste ya le estaba esperando.

Singto saltó del vehículo pero sin hacer caso de las señas que su hermano le estaba lanzando,  echó a correr hacia la fábrica. Sin embargo, y antes de que pudiera dar un par de pasos hacia la puerta, un par de manos le impidieron pasar de la esquina de la calle.

Allí, observándole cuidadosamente, estaban dos jóvenes y una muchacha que Singto creyó conocer aunque no sabía de donde.

- "¡No puedes entrar a lo loco!" - exclamó Off mientras agarraba a su hermano del brazo e intentaba obligarle a que le acompañara hacia las sombras de la esquina desde donde todos habían estado observando el edificio.

- "¡No intentes impedírmelo!" - le rebatió Singto sin apartar la mirada de las viejas puertas tras las cuales estaba su novio y el maldito que lo había secuestrado - "¡voy a entrar y a matar a ese imbécil!".

Off suspiró y, con una expresión que mostraba su preocupación pero también su ofuscación, comenzó a tirar de Singto sin hacer caso de los intentos de éste por soltarse.

- "Knott no está solo... le están ayudando, y si entras podrías complicar aún más la situación" - dijo mientras intentaba que su hermano se calmara.

Tan ocupados estaban en su disputa que ninguno reparó en el fantasma que con mirada decidida se encaminaba hacia la fábrica ni mucho menos en Win, que se acercaba a ellos con una expresión indescifrable en el rostro.

El joven, que hacía apenas unas horas había estado sonriendo mientras pensaba en que por fin iba a conocer al famoso novio de su hermano, se colocó al lado de éste y, con expresión seria, le puso una mano sobre el brazo.

- "Sé como te sientes... yo quiero hacer lo mismo que tu pero tenemos que pensar cómo vamos a ayudarlos sin agravar aún más la situación en la que se encuentran" - dijo con voz tranquila - "lo último que deseo es que Krist salga herido por culpa nuestra".

Singto dejó de forcejear y, con una mirada cargada de desesperación, observó a Win mientras éste sonreía levemente y asentía con la cabeza.

- "Yo sigo diciendo que hay que llamar a la policía" - gruñó Off mientras echaba una breve mirada a Win y a Singto pero, sobre todo, a la joven que, con las mejillas empapadas en lágrimas, sólo podía llorar mientras se tapaba la cara con las manos - "Entiendo que es duro... pero creo que ellos son los indicados para encargarse de ésto".

Pim levantó la mirada. 

Sus ojos se encontraban enrojecidos e hinchados.

- "Yo..."

Sin embargo, antes de que pudiera decir nada más, una voz sonó en la calle haciendo que todos se volvieran hacia el lugar del que provenía.

Diferentes expresiones aparecieron en los rostros de los jóvenes pero, sin duda, la mayoría eran de alivio, alegría e incluso esperanza. Sólo la única joven del grupo, a diferencia del resto, observaba al recién llegado con preocupación y hasta miedo.

- "Eso no es necesario" - dijo con voz grave el hombre que, de uniforme y con la pistola en mano, se acercaba con rapidez a ellos - "la policía ya está aquí".



SMILING PINK MILKSHAKEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora