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Desperté por la culpa de mi hermosa alarma, estaba sonando seguido dándome a entender que tenía que levantarme. Hoy era mi primer día en mi nuevo colegio, así que me adentre a la ducha para acabar de despertarme.

Al terminar de arreglarme y maquillarme un poco nada exagerado me mire a el espejo, no me quedaba mal pero me combinaba más mí antiguo uniforme, dispuesta a todo baje a ver a mi mamá que se encontraba haciéndome el desayuno.

-Buenos días- Dije sonriendo dándole un beso en la mejilla.

-Hola hija, el nuevo uniforme te queda precioso- Dijo sonriéndome- Ten- Dijo pasándome un plato con tocino y huevo- Come bien, hoy después de clases tienes tu entrenamiento de fútbol- Dijo sonriéndome, le devolví la sonrisa y fui a comer mi desayuno. Subí corriendo las escaleras para guardar mis tachones para mi entrenamiento, sonreí al verlos pero me dispuse a tomarlos y guardarlos cuando escuche el grito de mi padre.

-Hija, baja o se te hará tarde el primer día- Baje las escaleras corriendo y mi mamá se despidió de mi con un beso en la mejilla.

-¡Que tengas un grandioso día mi amor!- Dijo sonriéndome, iba a contestarle pero el claxon de la camioneta hizo que saliera corriendo de la casa y entrara a el Audi gris te mi papá.

-Hija, dentro de varias semanas traerán tu auto- Dijo mirándome una vez que entre a el auto de mi padre.

-¿Cómo porque?-Dije confusa, no recuerdo que haya tenido un auto, una idea se me vino a la mente, lo seguro es que me compren uno y no me melentiendan, no me molestaba el hecho de que me comprara un auto, siempre lo quise así, tener mi propio auto e ir a cualquier lugar que yo quisiera, pero se me hacía raro, nueva casa, nuevo auto, nueva escuela.

-Sí, es que me puse a pensar que no sería nada cool que tu papá te llevara a tu escuela todo los días, así que mañana traerán tu BMW- Dijo volteándome a ver cuándo el semáforo se puso en rojo.

-¿Es mentira?-Dije sorprendida y con una grande sonrisa en la cara, mi papá negó- Es una de las marcas más caras del mundo-Dije sonriendo y el me devolvió la sonrisa, amaba a mis padres pero no precisamente por esto, sino porque me entendían, y sabían en la situación que estaba pasando.

-Este será como tu regalo de cumpleaños, digo, es en dos meses, así que decidimos tu madre y yo comprarlo como regalo de cumpleaños adelantado-Dijo sonriéndome, sonreí torpemente y me dispuse a ver la ciudad más emocionada, me gusta el hecho de que me comprendían perfectamente, la escuela a pesar de que vivimos del otro lado de la ciudad queda un poco lejos, mi papá bajo la ventanilla del auto para que pudiera observar mejor la ciudad, y así fue como lo hice, saque mi cabeza un poco para verla mejor, era mejor que mi antigua ciudad, era más moderna y había más personas. Estaba encantada viendo la ciudad, un auto se paró justo a un lado de nosotros al poner el semáforo en rojo. No le preste atención, no me interesaban muchos los carros, pero voltee a verlo al simple hecho de ver como este bajaba la ventanilla del auto dejando ver a el mismo chico contra los que jugamos ayer, me vio sorprendido al darse cuenta que vestía su uniforme, de inmediato me aparte de la ventanilla y la subí, esta era oscura así no podría verme.

-¿Ya estás ligando?-Dijo mi padre riendo, a mí no me dio gracia, así que lo mire con el ceño fruncido y este se calló al instante. Pasaron unos minutos más cuando por fin llegue a mi nuevo Instituto, no estaba fea la escuela, tenía lo suyo, su mascota era un águila, y podía ver a los lejos las personas hablando y riendo, suspire.- Sé que es difícil, nueva escuela, nuevos amigos pero lo lograras, eres una persona muy sociable, y en cuanto entres a la cancha de fútbol todos querrán ser tus amigos.- Dijo mi padre con esa sonrisa que me hace saber que todo está bien.

-Nos vemos luego papá.-Dije sonriendo y besando su mejilla, baje del auto y de inmediato percibí muchas miradas sobre mí, escuche el auto de mi papá arrancar y desaparecer de mi vista lo cual no fue nada fácil voltear y ver a las demás personas que estaba segura que miraban hacia acá. Suspire y voltee, tome fuertemente mi mochila y comencé a caminar en dirección a la entrada y como lo sospechaba todos miraban, algunos con esa típica mirada coqueta, otros de manera pervertida y las mujeres me miraban con asco, otras con envidia y algunas se burlaban de mí. Puse mi mochila hacia delante y saque las hojas necesarias para ir a recepción y dar mis datos. Al entrar al Instituto con las hojas en mis manos pude percatar que en este había casilleros lo cual en mi antiguo Instituto no había, las paredes eran color crema con tonalidades amarillas y algunas partes rojas, como el color del uniforme. Me dirigí a recepción en paso rápido ignorando todos aquellos comentarios vulgares o de odio hacia mí. Al llegar había una señora un poco vieja, al verme sonrió de manera amigable.

-Buenos días pequeña, has de ser la nueva ¿Verdad?-Dijo mirándome con una sonrisa, asentí apenada ya que odiaba que me reconocieran como la chica nueva.- Bien aquí está el número de tu casillero y al entrar debes entregarle estas nuevas listas a los profesores, es esta lista ya vienes incluida, suerte preciosa.- Sonrió y no la culpo, quizá muestre yo que sea tímida en este momento, pero soy todo lo contrario y las personas de este colegio que fueron a el partido lo pudieron ver. Tomé con cuidado las hojas y pude ver que en estas venia la clave de mi casillero. En cuanto tenía mi casillero en frente de mi decidí abrirlo, ese estaba decorado con pequeñas rosas y estrellas muy lindas por cierto, guarde todos mis libros dentro y solo eche en la mochila los libros necesarios para las primeras horas. Cerré mi casillero y me dirigí a mi primera clase, que por cierto llegaba tarde. Me dirigí corriendo a esta y al encontrarla toque delicadamente la puerta y al instante la abrieron.

-Se puede saber ¿Por qué llega tarde?- Dijo mi profesor que no aparenta tener más de treinta años, más bien pienso que debe tener veintiocho pero al verme bien su semblante cambio.- ¡Oh! ¿Eres nueva?-Pregunto confuso y yo asentí apenada.- Bien, pasa y preséntate con el grupo y di que cosas te gustan hacer, sobre todo di tu edad.- Dijo sonriéndome ¿Acaso estaba coqueteando conmigo? Entré a clases y todos se me quedaron mirando.

-Soy Abigail Johnson, tengo 19 años y amo jugar fútbol.-Dije con la cabeza gacha y algo apenada.

-Bien Abigail, siéntate en el asiento que se encuentra vacio, sin ninguna pareja y estaba allá atrás.- Dijo apuntándome un asiento y me dirigí a este y puse mi mochila pero recordé la lista y la busque y en cuanto la encontré me dirigí con el profesor para entregársela, él se encontraba dirigiéndose a la puerta, supongo que para cerrarla, pero alguien entro de golpe.

-Lo siento, faltaba yo-Dijo con una sonrisa de lado y al verme se quedó serio.

-Joven Baker, sabe usted ¿Qué hora es?-Dijo el maestro enfadado y lo entiendo yo me molestaría si interrumpieran mi clase más de dos veces.

-Si ya no me importa, iré a sentarme-Dijo pasando a lado de mi rosando nuestros brazos.

-¿Qué ocupaba señorita?-Dijo mirándome frustrado, le entregue la lista sin decir nada y me voltee y me dirigí hacia mi asiento que este ya no estaba solo, ahora ese idiota está sentado al lado de mí. Me senté y saque los libros de filosofía sin prestarle atención a él. La clase prosiguió normal y lo que ellos apenas aprendían yo ya lo había visto en mi antiguo Instituto así que conteste la mayoría de las veces haciendo el maestro me mirara coquetamente, es un tarado. El timbre sonó diciendo que tocaba diferente maestro, pero mi sorpresa fue que todos estaban saliendo del salón, no le tome importancia y me recosté en mi banco, cerré los ojos y sin darme cuenta me quede dormida. Abrí los ojos de golpe al sentir una respiración chocar con mi rostro. El salón seguía vacío pero ese tal Baker estaba enfrente de mí sonriendo.

-¿Te habían dicho alguna vez que duermes hermoso?-Dijo con esa típica sonrisa de niño chulo que ni le queda. ¿Qué se creía este imbécil?

-¿Disculpa?-Pregunte enfadada, me molestaba el hecho de saber que me observa dormida, no dejaba que ninguno de los novios que tuve me viera dormida, y mucho menos permitiré que este imbécil pervertido me mire dormida.

-Disculpa aceptada-Dijo riendo, su risa, era tan, tan perfecta. Demonios ¿En qué estoy pensando? No puedo estar diciendo esas cosas tan bobas, yo no soy así y mucho menos lo seré por este estúpido que no vale la pena.

-Oh ya te recuerdo.-Dije sonriendo como si él fuera la cosa más interesante del salón, bueno, sí lo era pero no se la haría a entender- Eres la niñita que no sabe jugar fútbol.-Dije riendo irónicamente.- Lo recuerdo bien, les ganamos ¿Cierto?-Dije riendo y el al instante borro su sonrisa. Mi primer día y ya tengo mi primera pelea con el chico estúpido y niño mimado de papi. Arrepiento al decir la palabra ¿Qué podría salir mal?, ¡Todo iba a salir mal! Compartía el salón de clases con este idiota y quizá hasta el mismo equipo de fútbol, esto es tan ¡Complicado!

Unidos por el deporte #1 #Wattys2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora