Confesiones de un viejo amor (Trilogía)

Capítulo Segundo - La batalla eterna

Todo empezó hace 1,500 años...

Sarmathia, año 524 D.C.

Lithia era una hermosa doncella de 21 años de edad, vivía en un poblado de Sarmathia (actualmente Rusia), era la hija de un poderoso Zar, el cual era muy respetado por todo el territorio.

Ella era una preciosa mujercita de 1.75 mts de alto, su tez era blanca, suave, muy tersa, tenía grandes ojos verdes como hermosas esmeraldas, que hacía que cualquier hombre (y algunas mujeres) se dieran de tumbos solamente porque ella volteara a verlos y les sonriera. Su cuello era delgado y seductoramente elegante, el cual reposaba en un par de hermosos hombros afilados, que invitaban a morderlos suavemente. Tenía unas tetas perfectas, redondas y duras, coronadas con unos pezones rozados y erectos que desafiaban a la gravedad. Su cintura era diminuta y terminaba en unas caderas deliciosas que hacía que la Venus de Milo fuera cualquier cosa a su lado. Sus nalgas eran hermosas, grandes, redondas y duras, como deliciosos duraznos los cuales, solo el paladar de un Dios sería digno de probarlos. Sus piernas eran largas y deliciosamente torneadas, invitaban a recorrer despacio cada centímetro de su hermosa silueta.

Era octubre y estaba muy cerca la celebración de la víspera del Día de Todos los Santos, y que tiene sus raíces en el antiguo festival celta conocido como Samhain (pronunciado "sow-in"), que significa "fin del verano" y se celebraba al finalizar la temporada de cosechas en Irlanda para dar comienzo al "año nuevo celta", coincidiendo con el solsticio de otoño. Por lo que el Zar estaba terminando los preparativos para la fiesta que realizaban cada año, con motivo de esas festividades.

-0-0-0-0-0-0-0-0-0-0-0-0-0-

Por fin, la noche más esperada del año llegó, y con ella el inicio de la celebración Real, la cual se engalanaría con la presencia de los más importantes y célebres Nobles de toda la comarca, además de los banquetes más exóticos y exquisitos que pudieran probar.

Platillos traídos desde el lejano oriente, algunos desde las inexploradas selvas del África, otros más de tierras muy lejanas y que en la actualidad ya no existen y solo las conocen por los escritos que se han encontrado en excavaciones del medio oriente y Egipto. Lugares que muchos creen que sólo han sido leyendas, pues hasta el momento no hay ninguna prueba de su existencia.

Miles de litros de magníficos vinos, de las antiguas cavas del castillo, deliciosos licores elaborados por expertos vinícolas, extraídos de las más finas y dulces uvas de la antigua región de Castilla y reposados por años en la oscuridad y soledad de esas cavas, hacían de esas bebidas un elixir divino, para los paladares más exigentes del mundo.

Los espectáculos que se presentaban esa noche parecían sacados de las más fantásticas historias que los juglares pudieran contar: bestias gigantes con orejas y trompas enormes hacían suertes imposibles para su tamaño, hombres que, cuan dragones escupían fuego de su boca, mientras que hacían equilibrio en pequeños monociclos; las bailarinas hacían lo propio, quebrando su cintura en bailes eróticos, despojándose de sus ya muy transparentes y diminutas prendas. Todo era "casi" perfecto.

+0-0-0-0-0-0-0-0-

Drakkar era uno de los invitados de la noche, se desenvolvía de manera extraordinaria en los altos círculos de los nobles invitados, su plática amigable y bastante interesante, además de su porte de noble escandinavo, hacía que no solo los caballeros se interesaran en su compañía, muchas condesas y damas hicieron hasta lo imposible para charlar con él.

Realmente Drakkar no era un personaje común... Tenía 4300 años de edad, un poco mayor que todos los asistentes a esa maravillosa fiesta. Él era un ser de la noche. No era un vampiro, tampoco era un hombre lobo. Él era uno de los primeros seres de oscuridad, de los cuales descendieron todas esas razas: tenía la belleza, elegancia y misterio de los vampiros, y la fuerza, salvajismo y poder de mutar en un gigantesco lobo gris de los licans a su entero gusto y necesidad. Era uno de los 7 seres antediluvianos... Era un Original.