05. 물론 그는 사랑이 없다

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Que sentimiento más vacío, que dolor más punzante.


 El creer que Hoseok volvería de un día a otro fue el primer error de Min Yoongi, de ojos cansados y pecho aplastado. Nada comparado con el Yoongi normal, el que podía estar feliz a un momento y durmiendo como un ángel al otro.

 Sin Hoseok no había descanso, incluso cuando hubiera más silencio. Que la casa fuera llenada con puro silencio se sentía demasiado ruidoso, hasta incluso estruendoso. No podían practicar mientras no fueran todos ellos.

 El domingo por la tarde, Bang Sihyuk, el CEO de la compañía, había tenido una breve conversación con los chicos que en resumen era un discurso de apoyo y de que todo saldría bien.

 "Todo es sólo un obstáculo pequeño, nada que ustedes no puedan saltar" dijo él. Pero sin convencer a los mayores.

 Por su parte, los menores se sintieron algo esperanzados. Sentimiento del que habían sido privados múltiples veces, pero el más pequeño tenía algo que nadie había notado, incluso Bang PD-nim lo había pasado por alto.

Jungguk había vuelto a su, casi, actitud normal, pero algo en él era extraño, como si estuviera a simple vista, tanto que era imposible encontrarlo por más que lo buscases. Cosa que preocupaba a Yoongi en sobremanera, él había pasado por tanto y no quería que Jungguk se sintiera de la misma manera. Perdido en la nada. Escondiendo sus sentimientos para tratar de hacerse el fuerte.

El joven tenía talento y eso nadie lo podía discutir, aunque su forma tan tímida de ser y sus lágrimas apareciendo cada dos por tres eran algo que le llenaba el corazón, debía superarlo. Ya no era un bebé, pero Yoongi se aseguraría de que permaneciera siendo un niño el tiempo suficiente. Ver a Jungguk lastimado era inaceptable para él.

Dos días habían pasado desde todo y Yoongi aun no podía sentirse cómodo en casa con todos los pares de ojos sobre cada movimiento. Tratando de encontrar una pista de algún comportamiento extraño en todos. Nadie quería perder a otro hermano.

Era lunes por la mañana, las ciudad estaba viva y brillante, aún en aquel día nublado. Ir al instituto era el principal objetivo del día para Yoongi, ya después sabría qué hacer ahí.

Al llegar no pudo evitar pasar el tumulto de gente reunida en la puerta del salón de música, atiborrada de alumnos susurrando y callando a otro para poder escuchar al otro lado. Colado por la curiosidad, decidió acercarse a paso lento. No tuvo que abrirse mucho espacio, cabía perfectamente entre las personas.

La chica, que podía ver desde la ventana de la puerta, rasgaba las cuerdas de la guitarra con tranquilidad suficiente para dejarlo hipnotizado. De dedos largos y elegantes, al igual que piernas kilométricas sosteniendo la guitarra con firmeza, Bang Heekyung sonreía hacia el pequeño público que se encontraba frente a ella.

Yoongi la había visto por los pasillos innumerables veces, con aquellos ojos de cordero que le habían echo añicos el corazón alguna vez. Sentía cierta pena por ella. No era mala y mucho menos molesta, pero pensar en toda el hambre de aceptación que tenía le daba una incomodidad en el pecho que no sabía explicar.

Al lado de la chica estaba Im Yoonji, con su cantar de lengua extranjera, siguiendo el ritmo de la canción con la suela de sus caros zapatos y cerrando los ojos cada tanto al sentir la canción salir de su alma. Un sentimiento extraño le revoloteo el estómago al ver a Min Yoongi entrar, cerrando la puerta tras de él y con los ojos de admiración más tiernos que había visto. Una sonrisa se le dibujo al comenzar el coro de aquella canción de amor.

Ella no era como Bang Heekyung, pensó Yoongi, aun cuando no tuviera piernas tan largas como ella o estuviera aquella pequeña y dulce cara como ella. Él disfrutaba de verla más que otra chica.

No importaba si era más lejana, o más difícil de ser escuchada por otros, incluso no le importaba que todos la criticaran por ser amiga de un chico que presumía ser bisexual o por cualquier estupidez que los demás encontraban escandalosa. Tachándola con sobrenombres ofensivos por ser tan diferente de pensamiento. Él odiaba escuchar a cualquiera, fuera chico o chica, hablar de esa forma sobre alguien que valía tanto la pena ser escuchado. 

Sabía que no era nadie él para ella, a fin de cuentas.

Escondía cierto gusto por estar cerca de ella, porque se trataba de una de las pocas chicas que no lo buscaban para ayuda en alguna asignatura o por el rumor de ser un trainee bajo la supervisión de Big Hit Entertainment, sino porque le interesaba como había estado su día y si necesitaba ayuda con cálculo, materia en la que apestaba rotundamente.

Le agradaba tanto Yoonji que no podía dejarlo concentrarse durante la clase de cálculo, imaginando que él era Baul frente a Yoonji en la fila para revisión. Conversando con ella como si no hubiera nadie más, siendo gracioso e imprudente cuando se lo propusiera.

Por primera vez, Yoongi se sintió aburrido de sí mismo y acomplejado por no ser quien provocara ese tipo de reacciones en Yoonji. No estaba enamorado, claro que no. Él sólo quería hacerle saber a Yoonji que no debía preocuparse por todo lo que los demás decían, sino porque él estaría ahí para ayudarle a ser escuchada, incluso si él mismo tuviera la voz de una tumba.

Le daría su mejor esfuerzo.

nervous; m.yg //En edición//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora