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-Te acompañaré a tu casa, si no te molesta.-Dijo mangle agarrando sus cosas.

Los ojos de la rubia brillaron y asintió tranquilamente.

El camino fue tranquilo y silencioso, bastante cómodas para las dos, uno que otra risa sobre alguna cosa que decía la albina. El camino se detuvo al llegar de la casa de Joy, está tocó la puerta para entrar a casa y justo abrió la madre que se sorprendió a ver mangle.

-Oh Meg cuanto tiempo.-Dijo con una sonrisa de oreja a oreja.

-Hola señora, quería pedirle el permiso de que Joy se quede en mi casa hoy viernes hasta lunes, es que tenemos 2 ensayos, un examen y presentación el día martes, pues no puedo cargar con todo eso, además su hija es mi compañera de trabajo.-Hablo serena meg.

Los ojos de Joy se habían abierto par en par al escuchar, todo era mentira lo que dijo Meg pero al fin y acabo se quedó callada, su madre dió el permiso dejando que hoy vaya por sus cosas a su habitación y irse de casa.

-Te salve de estar en casa todo el finde.-Sonrio Mangle

Oye, ¡Joy!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora