—¡Niall! ¡Hermoso! —Chilló Summer.
—¿Qué? —Me volteé cabreado, ésta chica es insoportable.
—Es una fiesta. —No.. ¿En serio?, me dije sarcástico— ¡Vamos a bailar! ¿Sí? —Suplicó colgándose de mi cuello.
—Encuentra a otro chico, no quiero bailar contigo. —Respondí.
—Eres un amargado —Bufó cerca de mis labios, diablos. Estaba ebria.
—Estás ebria, será mejor que vuelvas a casa. —Dije tomando asiento en una de aquellas banquetas que se encontraban en el jardín, a su lado había alcohol.
—Niall.. —Se montó sobre mí— No seas aburrido, ¿Qué ha ocurrido con aquel Niall Horan que conocí?.
—Está muerto. —Confesé— Quítate, no quiero permanecer toda la noche a tu lado. —Dije duro.
—Quiero sexo. —Susurró a mi oído y comenzó a frotarse sobre mí. Maldita sea.
Volteé mi mirada para encontrarme con algo no muy agradable, ______ tomaba de la mano a un chico, castaño y alto. No mentiré, mi cuerpo ejerció una furia incontrolable, quería golpear a ese tipo, nadie se acerca o toca a ______, mí _____.
Iba a aclarar algunas cuentas con él pero Summer tomó de mis mejillas y plantó un beso sobre mis labios. Asco. Eso sentía, odiaba el sabor u olor a alcohol cuando una chica lo poseía, pero por estúpido mental que soy lo seguí; perfecto Niall, eres un genio.
No cerré mis ojos, los mantuve abiertos y al notar que aquel guarro rodeaba con sus brazos a _____, anhelé golpearlo.
Rápidamente me puse de píe y me dirigí a ellos.
—¡¿A dónde crees que vas?! —Chilló. Diablos, como le odiaba.
—No es tu problema. —Contesté cortante mientras limpiaba mis labios con mi derecha.
Me concentré más en la “parejita” y noté que _____ lloraba, demonios no. ¡No!, odiaba ésto, verle derramar lágrimas por algo o alguien. El chicó la apartó unos centímetros e hizo entrega de un pañuelo a sus delicadas manos. —Mierda Niall, hablas como un gay de primera— pensé.
—Vamos a una habitación.. —Susurró Summer mientras rodeaba mi espalda con ambas extremidades.
—Diablos, ¡No! —Exclamé furioso.
—Diré tu secretito. —Sonrió triúnfante— Sé que la amas y nadie lo sabe porque temes que tu reputación de “chico malo” se vaya al retrete. Diré todo eso más tu maldito dersorden de alcoholismo a tu madre, si se entera seguro fallece de paro cardíaco. —Mierda, si que sabe controlar.
—Eres una maldita zo*rra. —Dije entre dientes— Solo una pu*ta noche, nada más, ¿Entiendes?.
—Claro. —Respondió como si nada. Tomé de su mano y la llevé a la primera habitación que hallé.
Ocurrió lo que tenía que ocurrir, la vestimenta de cada uno fué desapareciendo, exeptuando mis pantalones obscuros y mi boxer. Ella se encontraba desnuda y yo, bueno, “calentaba el ambiente” mientras adentraba uno que otro dedo en su feminidad, pero todo acabó cuando la ví, de pie sobre la puerta con lágrimas en sus ojos rojos. Le miré atónito, ¿Qué diablos hacía _____ aquí dentro?.
Se veía dolida y lástimada, su maquillaje estaba corrido, pero eso no impedía que su belleza se borrase. Sin más, dió un portazo que resonó en toda la habitación. Maldición, esto es malo.
Tomé mi camisa clara y la corbata que le adornaba, las coloqué sobre mi cuerpo y con zapatos en mano, me dirigí a la puerta.
—¿Me dejarás así? —Cuestionó Summer fingiendo estar onfendida.