Él estaba ahí, observando la misma fotografía que George había visto antes. Volteó la mirada y quedé estática, él tenía una sonrisa llena de deseo y picardía.
Intenté encender la luz para más claridad pero por el temblor que yacía en mi cuerpo, se me fue imposible.
—Buenas noches hermosa —Habló—. ¿No me saludarás? —Cuestionó minutos luego al ver que no respondía.
—Déjame.. en paz.. —Musité en un hilo de voz. En éstas circunstancias emitir algo es muy difícil.
—¿Qué?, ¿Cómo quieres eso hermosa si aún no eres mía? —Se acercó con el ceño fruncido a mí.
Mis piernas eran débiles. Sentía que caería en cualquier momento; pero si lo hacía, él aprovecharía la situación.
—Vete Chaz. No quiero nada contigo ahora. Lo nuestro ya es historia. —Articulé con un tono de voz duro. ¿De dónde saqué las fuerzas para decir aquello?.
—Y la reconstruiremos —Se acercó aún más—. ¿No te gustaría?, ¿Recuerdas los lindos tiempos en que ambos nos amábamos?.
—No. Olvidé todo lo relacionado contigo.
Cada vez los escasos centímetros entre nosotros iban desapareciendo con más rapidez. Él me aterrorizaba, no sabía de lo que era capaz de hacer, pero seguramente haría todo.
Estaba sin protección en estos momentos. Yo era débil en comparación a un hombre como Chaz. Él era el capitán del equipo de lucha, por lo tanto, tenía más fuerza que nadie en éste horrible momento.
Miles de pensamientos horribles se adueñaron de mi mente. Él podría violarme, asesinarme, raptarme o quizás qué; ya que Niall no estaba a mi lado en éstos momentos.
Le necesitaba. Quería que estuviera a mi lado, abrazándome, protegiéndome de todos éstos problemas.
—¿No recuerdas aquella noche en la fiesta de Breeze? —Interrumpió mis pensamientos.
—No —Mentí.
—Bueno, allí fue donde pedí que fueras mi novia. Recuerdo que tu aceptaste y tus ojos brillaban. Típica niñita enamorada.
—¡Vete de una maldita vez Chaz! —Le grité.
Me fulminó con la mirada y rápidamente corrió a mí, tomando mis muñecas con sus fuertes manos.
—Me lastimas —Susurré débil.
Lágrimas bajaron lentamente por mis rosadas mejillas. Cada vez el temor aumentaba y mis fuerzas se hacían más nulas.
—Eso no importa ahora —Sonrió pícaro entre la oscuridad—. Serás mía en éste instante —Chaz dijo acariciando mi cabeza. Me sentí sucia.
—Déjame en paz.. —Sollocé.
Comenzó a tocar entre mis temblorosos muslos.
No podía hacer nada más que usar mi boca, y la haría útil ahora.
Grité.
—¡Silencio! —Gritó él, furioso.
—Vete —Murmuré.
Cerré mis ojos con fuerza, dejé mis oídos sordos. Segundos luego, sentí como Chaz quitaba sus manos de mis muñecas y muslos, y unos fuertes brazos me rodeaban por la cintura.
Podía reconocer su aroma.
Niall.
—Tranquila. Ya estoy aquí ____ —Susurró a mi oído con delicadeza mientras se alejaba unos centímetros para observarme directamente a los ojos.