Capítulo 2

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Usaba mi celular mientras esperaba a Matt. Entró después de mi a la oficina de la secretaría para retirar nuestros horarios.

Ya habían pasado unos minutos y me estaba aburriendo de estar aquí sentada, no soy una persona paciente.

La puerta de la oficina se abrió, me puse de pie al instante pensado que era Matt, pero al ver que salió un hombre alto, vestido con un traje de abuelos, un bigote muy particular, rodé los ojos.

Iba a dar media vuelta, pero por mala suerte, ya se había dado cuenta de mi presencia y me llamó.

-Señorita Johnson, no sé si me alegra de tenerla de nuevo aquí-dijo él serio y con sinceridad.

-Director Robert, opino lo mismo que usted-dije igual que él.

Alzó sus cejas sorprendido, ¿quería que le mintiera? El no lo hizo y yo menos.

-No sé alegra de que este es su último año para pasar a una nueva etapa-dijo queriendo entablar una conversación.

-Bueno la verdad es que si, sus castigos no son los mejores yo diría-dije con una sonrisa.

Nos quedamos unos segundos en un silencio incómodo. Quería darme media vuelta e irme, pero debía de esperar a Matt.

De pronto la puerta de la oficina de la secretaría se abrió y de ahí sale mi querido amigo.

-Larita, ya tengo el ho... Ah, buenos días director Robert, ¿cómo está?-la expresión de Matt cambia, de una más relajado y divertido, a una más serio y educado.

Quería reírme por ver la expresión fingida de seriedad que se le daba fatal de hacer.

-Bien, gracias por preguntar señor Evans-¿Cuando Matthew se ha vuelto señor-¿cómo está usted?

-Bien, con unas ganas inmensas de empezar a estudiar-dijo. Lo miré con una ceja alzada, aja... él "estudiando", casi me la creo.

-Espero que sea verdad, cada año dice lo mismo pero parece que le presta más atención a las chicas que al estudio-tuve que morderme la lengua para no reírme.

Esa fue buena director Robert.

-Eh... lo intentaré, no se preocupe-se notaba a kilómetros la vergüenza que salía de sus poros.

-Bueno, todos esperamos eso-le dijo dándole unas palmadas en el hombro-Chicos me retiro, ya que tengo que ver a los otros estudiantes-dijo y sin más se fue.

-Pensé que no sé iría jamás- dijo dando un suspiro de alivio.

Empezamos a andar, viendo donde estaba nuestros casilleros.

-Yo igual, pero hay que aceptar que lo que te dijo era cierto-dije y él me fulmino con los ojos, yo seguí caminado sin que me importara.

-¿Qué número es tu casillero?

-El 105-lo señalé, ya que se encontraba a pocos pasos de donde estaba.

-¿De verdad? A mi me tocó el 112, no estamos uno al lado del otro, como siempre-dijo desanimado.

-Mira el punto bueno, ya no tendré que ver como te tragas a las porristas-dije en forma de burla.

Le dicen la Bad GirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora