TANTAS PUERTAS CERRADAS Y TAN POCAS LLAVES PARA ABRIRLAS

CRECER

¿A qué edad se crece?
¿A qué edad se madura?
¿A qué edad se es consciente de tu entorno?
¿A qué edad se empieza a apreciar más la práctica que la teoría aún sabiendo que está es necesaria para avanzar?
¿A qué edad es normal preocuparse más por uno mismo que por el resto?
¿A qué edad es normal apreciar más lo material que lo sentimental aún sabiendo que esto no da la felicidad?
Dime lo para poder prepararme, para poder coger una maleta y meterle ese peluche que lleva conmigo desde que tengo memoria y no se exactamente en qué cumpleaños llegó a mi vida, para meter una foto de mi primer amor al que prometí ser siempre yo misma e ir contra el mundo, promesa que hoy en día sigue en mi memoria, para meter ese collar que compartí con mi mejor amiga, ese viejo collar de plata con un corazón partido que está acumulando polvo en mi joyero, mi amiga maduró por eso allí permanecerá, son objetos, materiales, que a mí un día me provocaron una sonrisa traviesa, un llanto desconsolado, una rabia infinita, y todos ellos fueron calmados con una simple ducha tórrida que hoy permanece en mi memoria, lo guardaré todo en esa pequeña maleta en cuanto me llames para avisarme de que estás enfrente de mi casa con la madurez en mano para tocar mi timbre, porque por mucho que llegue, esto no se irá, tenlo por seguro.