Silencio | Kacchako

🍫

¿Por qué amaba lo amargo?

Ella también se lo preguntaba, intentando recordar el ¿Por qué?

Se consumía en la duda.

Tal vez por qué si era dulce, la empalagaria rápidamente. Porque te empieza a gustar y pides más y más, pero cuando intentas satisfacerte se arruina.

Tal vez, odia los calambre y muecas que hacia cuando probaba algo ácido. Y los malos ratos que te hace pasar.

Tal vez la sequedad que le producía la sal y como todo se arruina cuando se pone una pisca de más, y eso no era de su agrado.

Tal vez ella amaba lo amargo, por la primera vez que probo el chocolate.

Fue como volvió a recordar.

Y si, amaba lo amargo, porqué la primera vez que lo probó el chocolate, fue gracias a él.

Gracias a aquel niño.

Aquel niño de mirada ruda y ceño fruncido.

Aquel niño que la defendía cuando la molestaban por su clase económica.

Aquel niño que aún que era mayor que ella, siempre estaban juntos, jugando y haciendo travesuras.

Aquel niño que aún era egoísta, terco como una mula y solo pensaba en el. Se preocupaba por ella.

Aquel niño . . Qué inesperadamente aquel día había comido un chocolate.

Y ella al no saber su sabor fue a pedirle un poco, pero cuando llego se había acabado. Tristemente solo le quedó aceptar que no lo probaría.

Y fue entonces que se percató.

El aún preservaba el sabor del chocolate.

.     .     .

Y  solo ocurrió.

Aquel día. Ella probó el chocolate.

Fue un día cualquiera, en un momento cualquiera que su primer beso supo a chocolate amargo, y no fue porqué el chocolate fuera amargo.

Sino porque aquel chico amargo.
Qué fue funcionado con el sabor del chocolate que había ingerido.

Ella deseo volver a probarlo.

Volver a saborearlo.

Y sobre todo.

Queria volver a ver eso.

Ver la mirada ruda y ceño fruncido del chico amargo, junto al sabor de la sonrisa tímida y traviesa del  primer beso que él le dió.

Se volvió adicta a lo amargo.

Por que ella amaba al chico amargo.