Los Azares del Destino

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Al día siguiente, antes de que despertara el alba, todos se encontraban en el carruaje listos para seguir con su trayecto. En el portón yacía el arzobispo inmóvil como una estatua de marfil, observando la infinidad del pueblo, listo para contraatacar a cualquier enemigo que se le plantase. El carruaje abrió su camino sigilosamente, pareciese que los caballos cooperaban al trotar con delicadeza.  Lentamente, la catedral junto con Reims desaparecían de la vista de los viajeros. 

Mientras avanzaban por los caminos, los cambiantes paisajes de su bella Francia los cautivaban. Su vida donde la única vista eran los cargados muros de Versalles ya se encontraba distante, siendo simplemente un recuerdo que comenzaba a desvanecerse de las mentes de los mas jóvenes. 

 Hoy los acompañaba una dura realidad, estaban acostumbrados a recorrer grandes distancias de esta manera, pero jamás con tanta adrenalina inyectada en sus venas

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 Hoy los acompañaba una dura realidad, estaban acostumbrados a recorrer grandes distancias de esta manera, pero jamás con tanta adrenalina inyectada en sus venas. Su futuro pendía en una cuerda floja, solamente el destino sabia lo que les depararía. 

Pasaron simplemente algunas horas hasta que se encontraron en Sainte-Menehould, el pueblo llamo la atención de la reina Maria Antonieta quien sin discreción abrió las cortinas para observar la vida sin sentido de aquellos campesinos. En cuanto Louis XVI se percató se lanzo a cerrar las cortinas.

-¿Alguien os ha visto?

Maria Antonieta negó rotundamente, pero tanto el rey como el conde no estaban tan convencidos. Desgraciadamente ya no quedaba nada por hacer, debían salir de aquel pueblo inmediatamente y alejarse lo mas rápidamente posible, todo sin levantar sospechas. Al pasar los minutos, a los que les siguieron unas pocas horas, la tensión que se respiraba en el aire desapareció, seguramente nadie los había reconocido, y en menos de un par de horas se encontrarían en Varennes, tan solo a unos pueblos de Montmédy. 

Conforme se iban acercando a Varennes una oleada de hambre golpeo a los menores del grupo, por lo que decidieron que alguien tendría que bajarse rápidamente a comprar pan en alguna panadería del pueblo

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Conforme se iban acercando a Varennes una oleada de hambre golpeo a los menores del grupo, por lo que decidieron que alguien tendría que bajarse rápidamente a comprar pan en alguna panadería del pueblo. En las faldas del pueblo se detuvo el carruaje, de este bajaron cuidadosamente Viviane, quien era la mayor y mas responsable de sus hermanos, junto con el conde Axel. Caminaron entre las calles del pueblo hasta encontrarse frente a una panadería. Aun no terminaban de hacer su pedido cuando otros clientes entraron con las noticias mas frescas del pueblo. El rey se encontraba prófugo y que al parecer se les había visto en Sainte-Menehould, por lo que el área estaba custodiada. 

Al escuchar esta noticia Viviane dejo caer la canasta de pan, y poco falto para que ella también cayera de rodillas, a lo que Axel respondió sujetándole fuertemente el brazo mientras recogía con la otra mano el pan, para disponerse a salir apresuradamente de la tienda. Fueron esquivando a la gente, hasta llegar en una esquina en la que se alcanzaba a ver el carruaje.

Los caballos de la Guardia Real corrían a todo galope en dirección al carruaje, tal escena era devastadora, no existía manera en la que pudiesen reunirse con la familia.  Y Axel nuevamente, utilizando toda su fuerza y su ternura, abrazo firmemente a Viviane para ahogar en silencio su sorpresa y protegerla de lo inevitable. La guardia detuvo la diligencia, y armados e intimidantes bruscamente abrieron ese ultimo refugio para la familia real. 

Su padre salió del carruaje, haciendo un ultimo esfuerzo por proteger su familia. Con los ojos desencajados, el rey con su corazón de padre en la mano pide paz para su familia. Con golpes y jalones logran silenciar al monarca, y en esos últimos segundos que se le permite enderezar la mirada encuentra los llorosos ojos que su dulce Viviane. Y esos segundos fueron suficientes para asegurarle que al menos ella estaría a salvo.  

No era traición, no era abandono, fueron los azares del destino quien le regalo a Viviane la oportunidad de seguir adelante

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No era traición, no era abandono, fueron los azares del destino quien le regalo a Viviane la oportunidad de seguir adelante. En cuanto el ultimo miembro de la familia fue lanzado al interior del carruaje de la guardia, Axel supo que tendría que lograr cruzar la frontera junto a Viviane. En sus manos estaba sacar adelante el legado de la monarquía mas importante de Europa.







La hija del reyWhere stories live. Discover now