Del Otro Lado

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Todo estaba arreglado, la carreta se encontraba fuera de la casa de Sauce, cargada de verduras para pasar por un par de agricultores. Axel y Sauce se encontraba alimentando a los caballos mientras esperaba a la princesa Viviane. Ella salió junto a la esposa de Sauce, luciendo un vestido de algodón azul y un pañuelo blanco que le cubría el cabello, en lugar de los típicos vestidos de seda anchos que se consideraban antirrevolucionarios. 

Sauce sacó de su pantalón una pequeña bolsa llena de libras francesas, no era mucho pero les ayudaría en su travesía

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Sauce sacó de su pantalón una pequeña bolsa llena de libras francesas, no era mucho pero les ayudaría en su travesía.  Los viajeros estaban muy agradecidos por la ayuda y el gesto de sus anfitriones. Se despidieron y con los sentimientos a flor de piel emprendieron su segundo intento de escape de la rebelión. 

Salieron de Varennes sin llamar la atención, como era de esperarse todo el mundo los veían como cualquier otro campesino en Francia. Nadie reconoció a la princesa que se encontraba en busca y captura por la Guardia Real desde hace dos noches. 

Si continuaban por su camino a Sedan sin contratiempos estarían cruzando la frontera a medio día y en Bruselas la mañana siguiente. 

Pasaron junto a extensos campos de cultivo y pequeños pueblos. Cuando llegaron a Le Chesne un grupo les llamó la atención. Exigían llevar a la familia real a la guillotina, la Asamblea había anunciado que se trataba de un secuestro por otros aristócratas mas el descontento de los ciudadanos se hacía cada vez más evidente.

 Exigían llevar a la familia real a la guillotina, la Asamblea había anunciado que se trataba de un secuestro por otros aristócratas mas el descontento de los ciudadanos se hacía cada vez más evidente

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-Tienes que ignorarlos y dejar de preocuparte.- dijo Axel - Ayudaremos a tu familia desde Bruselas.

-No puedo evitar sentir que mi lugar esta junto a ellos. - contestó la joven princesa. 

-Si los hubieran llevado a todos, no habría manera de ayudarlos. Nada los detendría de llevarlos a la guillotina. 

Era cierto, el pueblo ansiaba la sangre derramada y las cabezas de su familia mientras Viviane se encontrara desaparecida, la Asamblea le temería a una contrarrevolución. Tenían razones para temerlo, el ejército que se preparaba en Montmédy en el nombre del rey no era ningún secreto. La Asamblea debía deshacerse de todos al miso tiempo, evitar que hubiera un heredero al trono.

 La Asamblea debía deshacerse de todos al miso tiempo, evitar que hubiera un heredero al trono

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Pasaron cerca de la turba, sin ser reconocidos una vez más. Hubo un par de hermanos pequeños que los miraron fijamente, hubo tensión en el aire y por un momento se les dificultó la respiración, si alguno observaba el rostro de Viviane y la reconocía, su segundo intento tendría el mismo final que el primero.  Los niños se detuvieron  en cuanto los gritos de el grupo se volvieron a alzar en el pueblo. Cuando cruzaron completamente el pueblo, ambos soltaron un soplido de alivio mientras dejaban atrás nuevamente el peligro. 

Poco a poco fueron pasando los pueblos de Francia: Sedan, Givonne, La Chapelle, hasta llegar a la frontera. Al ver frente a ellos vigilantes de la frontera francesa sacaron los pasaportes, mientras por dentro rezaban para no ser reconocidos. Al estar frente al oficial, Axel sacó ambos pasaportes, falsos por supuesto, con total tranquilidad para no levantar sospechas. Explicó que se dirigían a Rochefort para visitar a su abuela. El oficial miró por un momento el pasaporte y luego se dirigió a Viviane.

-Lamento ser impertinente, pero su cara me resulta familiar. 

-No me parece conocerlo, pero como culparlo. Pasa tanta gente a diario que es normal confundir caras. - dijo solemne pero en realidad el miedo la consumió por dentro.

-Claro, debe ser eso, pasen por favor.

Un segundo después se encontraban del lado belga: libres, triunfantes. A tan solo un paso de Bruselas. Era apenas medio día pero ambos estaban exhaustos, era esa esperanza que los impulsó a seguir sin descansos el resto de la tarde, seguido de la noche hasta llegar a Bruselas. 

Al entrar a la ciudad, sus edificios del siglo XV, maravillaron a la princesa, quien nunca había visto un estilo arquitectónico como aquel en París

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Al entrar a la ciudad, sus edificios del siglo XV, maravillaron a la princesa, quien nunca había visto un estilo arquitectónico como aquel en París. Avanzaron por las calles hasta llegar a una bella casa cerca de la Gran Plaza. Axel bajó de la carreta y llamó a la puerta. Una sirvienta salió y miró a Viviane con admiración mientras ella observaba extrañada. ¿Con quién pudo comunicarse Axel hasta Bruselas? Sus dudad quedaron aclaradas en cuanto una sombra cruzó el umbral. Viviane soltó un chillido y saltó a abrazar aquella figura.

Su corazón palpitaba sin cesar. Por primera vez en mucho tiempo, en esa ciudad lejos del Palacio de Versalles, Viviane sintió estar en casa. Se despegó lentamente del personaje, quien no era nadie más que su tío Louis Stanislas conde de Provenza.  

  

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La hija del reyWhere stories live. Discover now