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Chanyeol estaba a pocos pasos descalzo, esperando mi orden. Esto iba a ser fácil.

— Playera — obedientemente llevó sus manos al borde inferior y lo subió rápidamente mostrando su trabajado abdomen, pero inmediatamente lo dejó caer. 

La decepción unida a la desesperación me llenó, involuntariamente fruncí el ceño por un momento pensé que no iba a torturarme. Me molestaba que hubiera sido tan ingenuo y tuviera pensamientos tan optimistas.

— Realmente creías que iba a ponértelo fácil — rio a carcajadas, era la sonrisa más sincera que había visto jamás.

Esa fue la primera en atraparme, incluso aun cuando no sabía quién era.  Mi corazón latió fuerte, era hermoso, y su sonrisa me llevó a otro mundo. Sonreí ante su felicidad, solo él lograba causar eso en mí. Moría de ganas de besarlo y a no ser que me lo impidiera era lo que haría en el futuro cercano.

Me levanté, di tres pasos, llegué hasta él y lo besé.  Los labios se acariciaban mientras las lenguas jugaban sus manos, tomaron mis caderas y comenzó a separarme. Protesté. Se sentía demasiado bien la cercanía de su cuerpo, comenzaba a pensar que el jueguito debía haberlo dejado para más adelante cuando hubiera saciado la necesidad que me provocaba Chanyeol.

— Segunda regla, Kyungsoo— volví a protestar mientras atacaba sus labios de nuevo.— esta vez el tirón fue más fuerte y me separó completamente de su cuerpo. — Kyungsoo, será que quieres que te castigue.

Temblé, mientras la idea de Chanyeol castigándome comenzó a atormentar mi cabeza. La idea me excitó, mi pene latió, pero en ese mismo instante sentí miedo y esta vez fui yo el que se separó.

— No te preocupes, no voy a castigarte a no ser que me lo pidas Kyungsoo, pero ahora regresa a la cama o me veré tentado a darte un castigo aunque sea leve y no exactamente el que mereces.

Regresé a la posición sobre el borde de la cama, traté de serenarme, tranquilice la respiración y cuando sentí que recuperaba un poco de control volví a abrir los ojos.

— ¿Listo?— asentí en respuesta.

Chanyeol volvió a bajar sus manos hasta el borde de la playera y volvió a subirla, los músculos de su abdomen brillaba frente a mis ojos, esperaba que estuvieran, pero me sorprendió la magnificencia de los mismos.

Quería lamerlos, nota mental, lamerlos en cuanto tenga la oportunidad. 

Esta vez sí siguió el recorrido y comenzó a subir la playera hasta mostrar el pecho y los dos círculos rosados aparecieron.

Nota mental, lamerlos. 

Mientras seguía mirando su desnudez, no podía dejar de imaginarme lamiendo todo lo que se mostraba ante mí. Por fin quedó desnudo en la parte superior del cuerpo, mi respiración era errática y mi pene seguía latiendo, comencé a maldecirme por sugerir este estúpido juego, mi frustración estaba llegando a niveles desconocidos.

— ¿Próxima pieza?— regresé a la realidad.

— Pantalón fuera— respondí rápidamente, «entre más rápido lo hiciera, más rápido lo tendría gimiendo debajo de mí».

Obedientemente, Chanyeol llevó sus manos a la portañuela del pantalón, era irritante como Chanyeol jugaba a subir y bajar el zipper ante mi atenta mirada. Mi frustración crecía mientras Chanyeol disminuía la velocidad del movimiento, sabía de mi necesidad y estaba jugando esa carta contra mí.

— Por favor— supliqué, las ganas me mataban y no me importaba implorar, solo sabía que lo quería completamente desnudo.

— Sabes cuál es la regla número 2. ¿No es así Kyungsoo?— Me miró sonriente y en ese momento deseé estrangularlo amorosamente con mis manos, mientras le enterraba el pene hasta el fondo de la garganta.

Pero al contrario, lo único que hice fue asentir.

Aun así, en vez de retrasar el proceso como pensé que iba a hacer, me sorprendió cuando se dio la vuelta quedando de espalda. Pensé en protestar, pero cambié de opinión cuando vi que había decidido dejar de jugar con la portañuela y comenzó a bajarse el pantalón. 

Mis ojos salieron de sus órbitas, mi estómago se hizo un nudo y mi pene latió. Debajo del pantalón, no había nada más, solo piel y la curva de su trasero se mostró ante mí sorprendida mirada. 

Nota mental, lamer esas nalgas.

Las ganas de estar enterrado hasta las bolas casi me hacen llegar al orgasmo. Cuando se inclinó para terminar de sacarse los pantalones, me tuve que morder el puño para no correr y metérsela en ese mismo momento. Cuando el pantalón estuvo fuera de su cuerpo, ante mi atónita mirada, se dejó caer de rodillas aun de espalda.

— ¿A qué estás jugando Chanyeol? — me aventuré a preguntar.

No recibí una respuesta, solo escuché que reía.

Estaba jugando conmigo y lo estaba disfrutando. 

Era consciente de mi frustración y su provocación era solo el principio. Llevo sus manos al frente, aun de rodillas, con las piernas algo abiertas, dándome una vista tentadora de la zona prohibida, como una invitación que no decía nada y lo decía todo al mismo tiempo. 

Chanyeol se levantó un poco acariciando sus costados en dirección al sur, hacia la zona prohibida. Sus manos acariciaban despacio hasta que se perdieron entre la redondez de las nalgas, un gemido involuntario salió de mi boca. El sonido no le fue indiferente a Chanyeol que paró el movimiento y me miró sobre el hombre sonriente.

— ¿Te gusta lo que ves?— como las últimas pregunta, respondí moviendo la cabeza afirmativamente, las palabras no me salían, había ya perdido la capacidad de articular correctamente.

— Me alegra que te guste, veamos si te gusta esto — mientras decía esto sin dejar de estar de rodillas se viró y comenzó a gatear hacia mí.

En ese instante todas mis neuronas hicieron cortocircuito, «Definitivamente a la lujuria hay que cambiarle el nombre y ponerle Chanyeol». Gateaba despacio, mientras sonreía con cada movimiento, Chanyeol me estaba regalando las fantasías que ni siquiera había imaginado. Cuando llegó frente a mí en reflejo abrí las piernas dándole espacio para que ocupara el espacio entre ellas.

Chanyeol sonrió y yo comencé a temblar.

Nicht nichtsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora