Capítulo 4: Inundación

1.7K 129 8
                                    

Veía el hermoso paisaje nevado desde la ventana de su habitación, sin embargo su estómago gruñía. No quería bajar y encontrarse con la típica escena que se encontraba ya demasiado más seguido de lo que le gustaría, además de que no quería recordarse a sí mismo que debido a su condición, Maika le había prohibido tocar la cocina.

La puerta se abrió, dejando ver a la chica entrar en la habitación.

–… Sanji… tu  Tu devrais dormir (…Sanji… deberías estar durmiendo) –

–J'ai faim (Tengo hambre…) – Dijo tristemente mirando a la joven mujer que no pudo evitar sentir un pequeño vacío en su corazón.

No le gustaba ver a ese pequeño así. Sus bellos ojos azules habían perdido algo de brillo, pero al sonreír, volvían a la normalidad, por lo que aún había esperanzas de que esos bellos zafiros recuperaran su brillo particular, no por nada fuera de ese edificio se llevaban a cabo asesinatos sólo por obtener algún ser de ésta bella raza.

–Mangeons alors (Vamos a comer entonces…) – Abrió lo suficiente para que el joven pudiera pasar entre su cuerpo y el margen de la puerta.

Juntos bajaron las escaleras, Maika procuraba siempre tener muy bien abrigado a Sanji, aún que este se opusiera. Llegaron a la sala donde no había nadie. Maika le dio indicaciones al rubio para no irse de ahí, teniendo la oportunidad de ver televisión. No había querido preguntar, pero la curiosidad era mayor.

–Où est Zoro? (¿Dónde está Zoro?)– Preguntó inocentemente aún con un tono monótono. Maika mordió su labio inferior.

–Il est sorti déjeuner avec le Sahara (Salió a desayunar con Sahara) – Dijo finalmente mirando la expresión del rubio que no cambió, ya se lo esperaba. –. Laisse moi te servir le petit déjeuner (Déjame servirte el desayuno)

~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~•~

Los días pasaban, Zoro cada vez estaba menos en casa, pues la mayoría del tiempo pasaba dedicándole momentos románticos a su "novia" que realmente no le caía muy bien; no era por qué se la pasase observando a la chica, pero siempre se trató de una mujer narcisista, dispuesta a aplastar a los demás sólo para obtener sus propios beneficios.

Sin embargo, ésto cambiaba cuando el peliverde estaba presente, debido a que frente a él, ella era muy dulce, aún que hubieron varias ocasiones en las que Zoro llegó a escucharla ser grosera con sus empleados y era algo que Zoro no toleraba demasiado, pues de no ser por sus empleados, él no estaría en donde estaba en ese momento.

Sonaba extraño, pero aquella chica jamás le había dirigido la palabra, siempre trataba de mantenerse lejos de él, él creía que después de todo, le veía como una "competencia". Ella sonreía descaradamente cada vez que le veía de lejos tratando de esconderse, diciendo algo cómo "aléjate de él, sucio minino".

Aun que todo ésto podría lanzarse por la borda si ella realmente le amaba o si de alguna manera sentía alguna especia de respeto hacia él.

Después de desayunar, la puerta principal se abrió, dándole la señal de que era hora de regresar a su habitación. Se levantó y se dirigió lentamente hacia las escaleras, cuidando de no pisar la manta que llevaba sobre sus hombros.

–Maika… ¿Dónde está Sanji?

–Él está en su habitación, descansando. Acaba de desayunar, no tiene por qué preocuparse.

Más que sólo mi MascotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora