[ Black Clover Stuff ]

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"Como reaccionarían a ti, su novia, siendo insultada/molestada por ser plebeya"

Fuegoleon

Su ceño seguiría quieto como siempre y parecería estar tranquilo, pero sus ojos brillaban de furia y los nobles que te molestaban se callarian inmediatamente bajo su mirada. Mientras tú te alejabas lentamente. Habías visto pocas veces a Fuegoleon enojado, y podías asegurar que era lo más aterrador de todo el reino.

— ¿Que se supone que están haciendo? — Su voz salió como un gruñido y un escalofrío recorrió tu espalda.

— S...solo... Est...esta es zona de n...n...nobles— El que parecía el mayor intentó hablar fallidamente.

— ¿Y a mí que?— Cruzó sus brazos y pudiste jurar que se veía incluso más grande e imponente de lo normal.— La única manera en la que pueden ser mejores es usando su magia y demostrándolo, pero lo único que veo son un par de niños molestos. Ser noble no los hace mejores, su magia si, y puedo asegurar que MI chica les patearía el trasero.

— No lo creo, ella es una pleb...— Pero el valiente palideció cuando el grimorio de Fuegoleon apareció y se abrió, listo para crear cualquier hechizo. Los chicos se te acercaron desesperados y comenzaron a susurrar disculpas. Luego, con el crujido de una rama que pisó uno de ellos, comenzaron a correr como si su vida dependiese de ello.

— Podía cuidarme sola— Te acercaste a tu alto novio y te colgaste de su brazo (:'v)

— Lo sé, pero es gracioso actuar como el capitán malo de vez en cuando— Soltó una risa y te quedaste observándolo, <<Vaya, es demasiado bonito>>

Nozel

— ¿Y que hace una rata como tú por aquí?— Ignoraste olímpicamente aquel comentario. Estabas llegando bastante fuera de horario a la mañana que habías organizado con tu novio para entrenar. Claramente se dieron cuenta que eras plebeya por tu ropa, algo gastada y sucia. <<Pero lo importante es estar cómoda, ¿No?>>  Pensaste mientras apurabas el paso. Era la tercera vez en el mes que llegabas tarde, pero no podías evitarlo, tu sueño extremadamente pesado y tu falta de despertador te jugaban malas pasadas.

— ¿Acaso además de pobre e inútil, eres sorda?— Jo, que pesado. Volteaste y te estaban siguiendo en tu trote. Si no estabas equivocada, a unos metros estaba la residencia de tu novio.

—¿Puedes no molestar? Estoy bastante estresada y no necesito que un niño mimado como tú me siga— Vaya, que ironía. Tu novio también era un niño mimado, pero no pudo resistir a tu linda cara y cayó a tus encantos.

— Nadie te dio el derecho para hablarme de esa forma, basura— Apresuraste tus pasos, pero el joven aún seguía a tu lado. Rodaste los ojos, ¿Son todos así de molestos? Te quedaste quieta cuando tomó tu brazo con fuerza.