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⤷ship︙ ❝hannor❞

⤷contenido︙ angst.

Emociones humanas. Dos palabras, dieciséis letras. ¿Quién diría que serían demasiado para nuestro amigo mecánico? El tener que comprenderlas, estudiarlas a ellas y a quienes tenían la desgracia de padecerlas. Había estado trabajando con un humano los últimos meses y eso no podía significar otra cosa que había presenciado como el otro hacía uso de ellas.

Era tan extraño; enfurecerse, serenarse, alegrarse, entristecerse. Observaba atento a su compañero cada que mostraba aquellos comportamientos tan... extraños para una máquina detective como él. Pero, parecía que esta vez su compañero mostraba signos de lo que sería "tristeza", signos, que, había aprendido a descifrar.

— ¿Teniente? —habló, habiéndolo escuchado a través de la puerta de la casa. Estaba afuera; se había asegurado de visitar a su compañero constantemente para asegurarse de que no se hubiese matado.

Al no ver respuesta, no titubeó ni por un segundo antes de patear la puerta, y posteriormente impulsarse a dar una potente patada llena de determinación, teniendo como resultado una pobre puerta destrozada.

Al estar una vez dentro se dedicó a buscar al hombre con la mirada, al cual logró encontrar segundos después, no muy feliz.

— ¡Connor! ¿Qué demonios? —preguntó claramente irritado, dudaba que alguien recibiera a quien había roto su puerta a patadas con los brazos abiertos— ugh... uno ya no puede morirse en paz. —retiró el revólver que residía en su cabeza y lo dejó sobre la mesa, ahora llevando su mano libre al puente de su nariz.

¿Si no hubiese llegado el androide su compañero se hubiese amanecido muerto?
Es lo más probable.

— Siempre metiendo tus narices donde no caben ¿eh, Connor? —se removió un poco antes de hacer aquel comentario que parecía cargar diversión en el tono, su alzada ceja y comisura de labios lo indicaban. Aproximó su mano hacia una botella de whisky cercana, tomándola con el propósito de darle un trago.

El androide se aproximó en silencio hasta la mesa en la que se posicionaba el de cabellera grisácea, dispuesto a arrebatarle aquella botella, cosa que hizo que el mayor se atragantara ligeramente ante el repentino retiro de la bebida. Hank luchó queriendo retener desde el cuello de la botella pero no consiguió mucho ante la justificada fuerza del androide.

— ¿Qué mierda te ocurre? Déjame morirme en paz. ¿Te molesta? —juntó sus cejas, haciendo que su entrecejo se marcara notablemente. Después llevó nuevamente sus dedos a masajear el puente de su nariz, bajando su mirada en el proceso— voy a hacerte el favor de responder por ti; no. No te molesta porque te diste cuenta de que soy una mierda andante y que si desapareciera, o siguiera aquí a nadie le importaría. —escupió todo aquello de corrido, como si lo tuviese más que memorizado.

El androide tiró la botella de whisky al piso, dejando que en segundos el suelo estuviese terriblemente decorado con pequeñas porciones de vidrios rotos dispersos por el lugar.

— Hey, HEYHEYHEY ¡CONNOR! ¡¿Qué mierda pasa contigo?! —preguntó, esta vez poniéndose de pie ante la irritación que le provocó ver una de sus mejores botellas de whisky irlandés yaciendo en el suelo.

— Pasa que usted es mi compañero, y para que los casos puedan ser llevados a cabo de manera efectiva, necesito de su existencia. —dijo sin inmutarse, tomando asiento en una de las sillas cercanas delante del hombre— eso pasa.

El único humano de la habitación soltó un sonoro suspiro, antes de mirarle con indiferencia.
— Vale, al parecer la única razón para no matarme de una puta vez es porque me necesitas para tus putas investigaciones. ¿Algo más? —alzó una ceja, agradecía por una parte no estar tan borracho como más de una vez había llegado a ponerse, al menos así podía comprender los vocablos del androide.

El androide se quedó en silencio, parpadeando cada que su sistema lo hacía como adaptación a la naturaleza humana. Bajó un poco la vista, tal vez, resguardándose unas palabras.

— ¿Por qué hace esto, teniente? —preguntó repentinamente en seco, volviendo a levantar su mirada para poder ver su mueca de confusión— ¿por qué... los humanos tienen una forma de autodestrucción similar a la nuestra?... —achicó sus ojos, mirándole de una forma totalmente confundida, en busca de respuestas.

— ¿Desde cuando la autodestrucción se convirtió en una necesidad para los humanos?

Preguntó mirándole con los ojos ligeramente acristalados, juntando sus cejas en mueca de frustración al no entender las cosas tan ilógicas que caracterizaban a esos indescifrables seres.
Hank por su parte había elevado sus cejas por cortos momentos, antes de apretujarlas y mirar hacia el centro del mueble en el que se encontraban apoyados; miró su revólver.

¿Qué le podría decir a una máquina sobre el sentir humano? ¿Sobre la devastación sentimental? ¿Qué podría saber su compañero sobre esas mierdas?
— Verás, Connor —comenzó a hablar, pero se notaba a la distancia que no estaba dispuesto a perder tiempo con explicaciones—; no lo sabes todo. —la inteligencia artificial alzó tenuemente las cejas— los humanos... somos idiotas. Te pasas investigándonos ¿es que no te has dado cuenta?

— A veces queremos morir, dejar de existir, que nos trague la tierra —escupió con cierto odio, uno capturado en un audible murmuro— pero, hay algo... simplemente algo por lo que sigues aquí. Que no te permite largarte. —se detuvo unos segundos antes de forjarse una pequeña sonrisa— cobardía, es lo más seguro.

— ¿Sabes, Connor? —lo llamó por su nombre, a lo que inmediatamente respondió brindándole atención— no todos somos tan gángsters como tú. —sonrió ladino.

— Yo lo hago por mi trabajo, Teniente. —aclaró— sigo sin comprender... ¿por qué alguien se lanzaría de un edificio por gusto propio?

— Porque quiere morir, claro.

Connor se quedó en silencio unos segundos— ¿por qué usted desea morir, Teniente? —esa pregunta hizo que una mueca de pensativo disgusto se le dibujara al Anderson. Se quedó en silencio un prolongado plazo de tiempo, antes de disponerse a hablar.

— ¿Sabes lo que es esperar cada puto día a que algo sea diferente, Connor? —formuló aquella pregunta con total repudio hacia él mismo, su forma de vivir, sus días tan mierda y la tan buen suerte que se cargaba de quedar solo cada vez que llegaba a apegarse a alguien— pero claro que no lo sabes... qué idiota. —se dijo asimismo al tapar parte de su cansado rostro con una de sus manos.

El androide había respondido mentalmente un "sí" ante la cuestión.

Ante el silencio de la confundida máquina, decidió rendirse.
— ¿Eres diferente, Connor? —la pregunta hizo despertar la curiosidad del nombrado, haciendo que alzara una de sus cejas en confusión, esperando que su adverso prosiguiera— ¿eres igual a las otras máquinas, o eres un ser vivo? ¿Estás sintiendo lo que yo, Connor?

Segundos de silencio fue lo que recibió a cambio. Posteriormente se preparó a hablar, ordenando correctamente las palabras ya grabadas en su sistema que usaría.
— Soy una máquina diseñada para cumplir una tarea, Teniente. Igual que todos los demás androides. —esas fueron sus palabras externas, pero podía ver una pared de color rojo en su sistema, el cual ordenaba que la rompiese a pesar de varios mensajes de error diciéndole que siguiera siendo lo que acababa de decir que era; una máquina.

— Ya veo. ¿Ves que esperar a que algo sea diferente es mala idea?

✖︎

A la noche siguiente el androide volvió a donde residía el hombre, para asegurarse de que no hubiese cometido idioteces. Su sistema se alarmó al no recibir respuesta alguna después de varios toques a la, apenas estable puerta. Pero había algo extraño; esta vez no necesitaba tumbarla a patadas; estaba sin seguro alguno.
Se adentró al lugar, intentando visualizar al hombre dueño de la casa.

Mala fue la sorpresa del androide cuando encontró el cuerpo de Hank sobre la mesa, chorreando sangre por parte de su cráneo.

Esperaba que algo fuese diferente.

DBH ︙❛One Shots / Drabbles ❜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora