Un instante Dorado

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Una mano, que desconocía, se pasaba por su rostro y su mano. Como aquella mano que años antes tanto daño le había hecho.


....

No.

Era diferente.

Era cálida, suave, y trataba con delicadeza aquella piel.

Aquellos ojos obscuros, se abrieron lentamente, logrando apreciar una luz, estaba en una habitación, era completamente blanca.

Apenas tuvo tiempo para ver dónde estaba, se encontró con unos ojos azules mirándole, llenos de lágrimas. Inmediatamente reconoció esa sonrisa.

Mirio tenía una expresión entre vacía, completamente triste, y una enorme felicidad, se abalanzó a abrazar al chico, sin importarle lastimarlo en lo mínimo. Tamaki apenas pudo reaccionar, sonrió tímidamente sin comprender por completo que pasaba, y correspondió el abrazo, el cual apenas duró, ya que alguien entro en la habitación y el rubio se alejó rápidamente.

— Oh, veo que despertó.

Una chica, que aparentemente era una enfermera, miraba de mala manera a Mirio desde la puerta de la habitación. El rubio intento apaciguar la molestia de la enfermera con una sonrisa y una pequeña reverencia, esta solo termino por ignorarle y se dirigió a revisar aquel aparato a su lado que emitía un pitido de acuerdo a sus pulsaciones.

- El doctor ya viene en camino, por favor, joven, absténgase de acercarse al paciente. El doctor dijo que tenía que mantenerse en absoluto reposo. –Y con esas palabras, se dirigió a una esquina en la habitación, escribiendo algo en una tabla sujeta hojas y mirando de reojo a ambos.

- Sí, lo siento...

Tardó varios segundos en responder, y entonces, Tamaki prestó toda su atención al chico. Su voz era temblorosa, y recién notaba, sus propias mejillas estaban húmedas, no por sus lágrimas, si no por las del más alto, durante el abrazo, seguramente aquellas dolorosas lágrimas se deslizaron hasta caer en el rostro del de cabello oscuro

¿Por qué lloras, Mirio?

Aquella imagen le dolía, nunca había esperado ver algo así. Y cuando menos lo notó, él también estaba llorando. Cuando el de ojos azules escucho uno de los bajos sollozos de su amigo, volteo a verle inmediatamente.

Ambos se miraron.

Se miraron como si fueran un par de niños perdidos en una enorme plaza, como si solo el miedo fuera la única emoción que conocían.

Togata abrió lentamente la boca, un breve sonido salió de aquella, pero fue interrumpido sin más por la entrada de un hombre con bata; el doctor.

Después de explicar a Tamaki y Mirio la situación médica en la que se encontraba el joven, y sobre los días que tendría que estar interno junto con los tratamientos, tanto el viejo hombre como aquella enfermera, se fueron, dejándoles un momento a solas.

Compartían miradas, sin decir nada.

Tamaki estaba muerto de miedo.

-- Tamaki, ¿Por qué tu...?

Ahí estaba, la pregunta que llevaba evadiendo desde que el primero de todos sus problemas apareció.

Interrumpió rápidamente.

- ¿D-donde está mi madre?

Mirio lo supo.

Supo que no seria para nada fácil. Pero, lo que Tamaki no sabía, era que no se rendiría sólo así.

Pinchazo A La FelicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora