Testimonio 1: Triste infancia

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Hay muchas cosas de nuestra infancia que nosotros no podemos recordar, puede ser porque simplemente no queremos o lo reprimimos. En mi caso, los recuerdos vienen a mí como lagunas. Me acuerdo de cosas que no quisiera, cosas que me lastiman cada vez más.

Mi madre se embarazó cuando tenía diecisiete años. Ella aún estaba en el colegio y mi padre era doce años mayor que ella, quien trabajaba con cultivos con sus dos hijos. Se conocieron en un polideportivo. Él era viudo. Ambos se amaron, según yo; no recuerdo nada desde mis primeros años para adelante.

Mi padre golpeaba a mi madre. No la dejaba ni estudiar, ella soportaba todo. Recuerdo que, cuando se hartó, se alejó de él; junto a mi pequeña hermana nos abandonó en una plaza cerca del trabajo de mi padre. Él apenas nos vio, lloró; recuerdo eso muy bien, yo apenas tenía cinco años.

Luego de eso mi mamá volvió, pero esta vez ella era distinta; llegó a serle infiel a mi padre; no le importaba mi presencia, hacía sus cosas delante de mí. Mi padre ya no quería más a mi madre por el daño que le había causado, así que ella volvió a irse y nos dejó prácticamente sin nada, tanto que se llevó todo lo material de nuestra casa.

Mi padre, en su estrés y dolor, nos golpeaba hasta quedar satisfecho. El dolor físico era doloroso, pero el del alma no puede sanarse con solo palabras y no es bueno guardar rencor.

Cada día recuerdo cómo mi mamá se la pasaba con otros hombres, también cómo mi padre la golpeaba.

En la actualidad yo tengo veinte años y mi padre cincuenta y uno. Él es la persona más hermosa del mundo. Cambió y luchó por nosotros, sus hijos; es un padre amoroso. A veces se enoja, pero creo que es normal, ya que ve por sus cinco hijos.

¿Mi madre? No puedo decir que le vaya bien o mal, solo que la vida da vueltas y ella ahora vive lo que le hizo a mi padre.

Quiero que quien lea mi testimonio aprenda que las personas pueden cambiar. La vida da vueltas y sorpresas. No hagas a una persona lo que no quieras que te hagan. Solo por nosotros mismos podemos salir adelante y no debemos caer por alguien que no valga la pena.

Un hombre o una mujer puede irse, pero estás tú para salir adelante.

Soy más fuerte que tú - 2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora