La mañana había sido como siempre, dura, sin dudas, aún era de noche cuando me tocaba despertar, abría los ojos sintiendo el suave roce de las sábanas y el calor de las mantas agarrarme en un desesperado “cinco minutitos más”, sin embargo, esa discontinuidad temporal que todos hemos sentido cuando madrugas me tenía alerta, para que no entienda, la sensación de cerrar los ojos esos “cinco minutitos” y que haya pasado media hora. Algo que sin duda, a mi me enfadada muchísimo.
En contra de mi voluntad y por esa sensación de angustia que no me volvería a dejar dormir me senté en la cama, contrayendo mi torso para acabar en esa postura, con los ojos medio cerrados, haría sentado el proceso de “espabilar te”, así llamado en España, que es el momento en el que pasas de dormido a saber quién eres, a resumidas cuentas, normalmente este ocurre mientras observas un calcetín sin ningún tipo de importancia durante unos quince minutos aproximadamente.Sin embargo esto no fue exactamente lo que ocurrió, miraría a mi alrededor, observando mi habitación. Como ya dije, fuera era de noche, la habitación quedaba levemente iluminada por la luz anaranjada de una farola; la luz, escurridiza de ella entraba en las pequeñas franjas que dejaba la persiana al ser bajada, esas inevitables franjas que cualquiera podría reconocer o reconocerá en su día a día. Con esta tenue luz, por la poca cantidad que de esta entraba más que por la fuerza de ella, pude reconocer varias cosas, el armario estaba abierto, dejando ver en su interior algunas camisetas enganchadas en perchas y otras puestas abajo de forma desordenada, que además, seguramente, debería planchar antes de ponerme esta misma. Este estaba a la izquierda, siendo iluminado en su totalidad, después observe la derecha del cuarto, en el que había una silla, también llena de ropa, tirada por pereza sobre esta y que también deberíamos planchar y colocar. A los lados de la cama era consciente de que estaban dos mesitas de noche, en la mía había ropa interior y algún libro, en la de ella su ropa interior y creo que su diario. Nunca me lo había contado, guardaba con recelo el misterio del interior de su mesita de noche, tampoco me había preocupado demasiado eso, así que lo olvidaba con frecuencia.
Sin embargo, a pesar de todo el caos que en esta reinaba ahí estaba ella, a mi derecha, recostada y acurrucada entre las sábanas. Quizás vivíamos de forma modesta en un pequeño piso, pero no cualquier hombre vivía con su chica en un piso propio a mi edad, no podía quejarme en absoluto.
Me puse en pie, sintiendo el calor de la moqueta de la habitación y el tacto de esa especie de “pelo” inorgánico con en cual esta estaba hecha. Me moví entre las sombras y con una visión muy reducida por el cuarto, abriendo la puerta de este y cruzando el umbral de la puesta para cerrar la puerta a mi paso. Una vez cerrada si que encendí la luz del salón, quedándome algo cegado por su potencial.
El salón era pequeño, pero al estar separado de la cocina solo por una pequeña isla se veía muy amplio. Un amplio sofá de cuero gris estaba colocado frente a una penita de cristal, donde solíamos comer por falta de espacio, al lado de el sofá estaba la tele, obligando a cualquiera que desee verla a mirar hacia su izquierda o girarse para verla.
Frente al sofá estaba la cocina, viéndose primero aquella isla, donde se guardaban ollas, sartenes, la freidora, tostadora, cubiertos... Y ese tipo de objetos. En la misma cocina, la parte en la que estaba pegada a la pared, tenía una encimera de mármol blanco, bajo esta estaba la secadora, la lavadora y el fregadero; a la derecha, ya separado de la encimera, se encontraba la nevera.Yo fui hasta el sofá, agarrando mi móvil que cargaba sobre este, agarrado por una alargadera que permitía a quien se sentase cargar el móvil o el portátil, si es que se tiene, en nuestro caso no, sin ir al enchufe ni a la cocina, los dos únicos enchufes de esa zona.
Sostuve el móvil y miré la hora, las 5:05 a.m. no iba mal de tiempo, sin embargo el wifi no iba, tampoco tenía cobertura, eso si fue una variante increíble, que diferenciaría ese día si es que hubiese continuado bien...
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Next World (Reescribiendo)
PertualanganNo te replanteas mucho la situación cuando hay alguien que amas con todo tu corazón en peligro. El virus llegó sin avisar descomponiendo a las personas haciendo que se volvieran frágiles y dándoles un fuerte apetito por carne de los que antes fueron...