Una quedada

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Era su hermano Yoongi, un chico con la mirada más fría y dura que el hielo. Ahora que me doy cuenta, no le presté suficiente atención.

- ¿Acaso no sabes qué estoy esperandote? - se acerco - Tú debes ser Park Ji Min - me miró fijamente, como si quisiera atravesar mi alma con sus ojos.

A diferencia de Jeon, Yoongi era más cortante e intimidante, pero sí compartían la misma belleza; pelo castaño, ojos oscuros, piel blanca y pálida etc.
¡Por Dios! ¿Qué les daban de comer de niños?

- Sí. Hola - contesté tímido ante su mirada.
- ¿Vienes con nosotros? - me preguntó, pero mirando a Jungkook.
- No - reaccionó Jeon - El coche estará lleno.
- Solo somos dos.
- Y más que suficientes - replicó este.
- No necesito que me lleven - anuncié yo.
- De acuerdo - contestó Yoongi.

Ambos abandonaron la sala con pasos angelicales. En cambio yo, como no, al salir se me enganchó el Jersey con la jamba de la puerta y se me cayeron los libros.

Cuando llegué a casa le informé a mi madre sobre la huida a Shangqiu. Había un reportaje de su último libro que la tenía entusiasmada, aunque, por supuesto, yo no tenía ni idea de el porqué era especial, pues ya habían hecho lo mismo con sus 17 últimos libros, así que no se preocupó mucho ni pidió explicaciones.

Una vez en mi habitación, cerré la puerta. Y me puse a escuchar música hasta que caí en un necesitado y profundo sueño.
Grité, levantándome de un empujón por culpa de una pesadilla. Y en un rincón me pareció haber visto a Jeon, pero cuando prendí la luz ya no estaba.
- Ahora incluso te imagino - suspiré.

Me quité los zapatos a puntapiés, aunque me sentía demasiado incomodo para poder dormir. Di una vuelta por toda la cama. Me puse la almohada encima de los ojos y volví a recuperar mi preciado sueño.

12 Días Antes Del Baile

Me desperté, feliz de que fuera sábado y de no tener que enfrentarme a la bipolaridad de Jungkook, y triste por no poder verlo.
La ducha no duró mucho como normalmente en los días de clase. Pronto no tuve nada que hacer en el baño. Cruce las escaleras de vuelta a mi habitación envuelto en una toalla. Sabia que hoy mamá trabajaba fuera y que no tenia quién me preparase el desayuno.
Me puse lentamente un chándal cómodo, el más cómodo que tenía y luego ordené mi cuarto. Al acabar con eso, me encontré libre de todo.

Estaba en el sofá sin nada que hacer, no daban nada divertido por la tele y tampoco me apetecía salir. No se como, pero me puse a pensar en Jeon, y en lo raro que era. Ya no podía con la curiosidad, por lo que me dirigí al escritorio y encendí el viejo ordenador.
Odiaba utilizar el Internet en Boseong. El módem estaba muy anticuado, de modo que, viendo que tardaba tanto en conectarse, decidí servirme un cuenco de cereales entretanto.
Comí despacio, masticando cada bocado con lentitud. Al terminar, lavé el cuenco y la cuchara. Arrastre los pies por las escaleras y primero que todo volví al ordenador con un suspiro. La pantalla estaba llena de anuncios y comencé a cerrar todas las ventanillas. Y teclee "Trastornos de bipolaridad"

Fue con una lentitud que me sacó de quicio. Apagué enojado la computadora y volví a ver la tele.
Y así pasó todo mi fin de semana.

LUNES POR LA MAÑANA

Me despertó la brillante luz de un día soleado. Me levanté de un salto y corrí hacia la ventana; comprobé con asombro que el cielo estaba completamente despejado. Abrí la ventana por segunda vez desde mi mudanza aquí, y aspiré el aire, relativamente seco. Hacía calor y apenas soplaba el viento. Por mis venas corría adrenalina.

Después de alistarme para las clases bajé las escaleras y vi a mi padre desayunando y de inmediato percibió mi estado de ánimo.

- Ahí fuera hace un día estupendo - comentó bebiéndose un sorbo de su café.
- No sabía que habías vuelto - me alegré aun más al verlo - Y sí, hace un día genial - Coincidí dándole un choque de puños - Wooo, es la primera vez que me haces tostadas - le alagué al ver que me hizo el desayuno.
- De nada... Bueno - no me gustaba para nada la cara que ponía - Tu madre me dijo lo del baile - me cambió de tema. - ¿Estás seguro que no quieres ir? - hizo una pausa - Digo, es una oportunidad para encontrar pareja.
- Papá - le dije en tono de reproche.
- De acuerdo - cerró la boca y se dedicó a beber su café y a leer su periódico.

Me deseó un buen día mientras me dirigía al instituto.
Estaba realmente apurado, quería ver a Jeon, aunque no lo reconocía. Fui uno de los primeros en llegar. Con las prisas de salir al aire libre no había comprobado la hora. Aparqué y me dirigí hacia los bancos del lado sur de la cafetería, que de vez en cuando se usaban para algún picnic.

- ¡JIMIN! - oí gritar a alguien, y parecía la voz de Seol.
Al mirar a mi alrededor comprendí que el instituto se había ido llenando de gente mientras estaba allí sentado, distraído. Todos llevaban camisetas de manga corta a pesar de que la temperatura no debía pasar los doce grados.

- No me había dado cuenta que tu pelo tiene reflejos rojos - comento mientras se sentaba a mi lado.
- Solo al sol - respondí mientras miraba distraído a la gente que llegaba.
- Hace un día estupendo, ¿eh?
- Las clases de días que me agradan - dije mostrando mi acuerdo.
- Bueno, ¿nos vamos? - dijo levantándose de un tirón. - A propósito - se giro hacia mí - Hoy iré con unos amigos a la cuidad a por la ropa para el baile, ya se que tú no vas a ir, pero podrías acompañarnos.
- bueno, estaría bien, pero primero pasaremos por mi casa.
- Y... Así me ayudas a escoger - dijo con un aire de coqueteo.

DEPREDADOR [Koomin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora