Prólogo

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—¡Jeh! La casa de Géminis es tan hermosa.— La fémina sonrió. Admirando los adornos y decoraciónes perfectas qué se encontraban en una de las casas más temidas de todas. Zeita con una curiosidad lavando la por completo. Estaba merodeando por la casa hasta que....

—¡Las Armaduras Doradas De Géminis!— Habló Zeita. Estaba sorprendida. Ambas armaduras brillaban intensamente qué podría cegar los ojos de cualquiera. Zeita se atrevió a tocar el frío metal de ambas armaduras radiantes.

—Así qué las doncellas y los caballeros parecen decir la verdad.— Volvió hablar Zeita. Una pequeña sonrisa se había dibujado en sus labios. Era su única oportunidad de disfrutar aquél momento. Pero también.... Poder probar la armadura de Géminis masculino y femenino.

Después de probar la armadura del caballero, no le era de todo cómodo. Podría soportar cómo aquel metal apretaba sus pechos, pero la parte de la cintura era grande. La curiosa griega logró quitar se las piezas de la armadura. Zeita con aquellos ojos zafiros pudo ver en persona cómo la armadura volvía a su forma original.
Pero notaba algo extraño en aquella armadura. Algo no parecía estar bien.

El rostro maligno aún parecía estar normal. El rostro maligno del casco de oro estaba en frente de Zeita. Pero el rostro puro parecía estar soltando lágrimas. La armadura femenina parecía temblar hasta arrebatarle  la atención a Zeita de la otra armadura.

—La armadura está..... ¡¿Pero Qué?!— Podía haber pensado de todas las cosas posibles qué estaba apunto de ocurrir. Un destello de luz se había presentado en la escena. La sagrada armadura había cubierto por completo el cuerpo de Zeita. Estaba atónita. No pensó qué la armadura llegará a escoger la.

Hasta qué la fémina empezó a sentir un dolor tan doloroso en su cabeza. Zeita había puesto vas manos sobre su cabeza para alejar el terrible dolor de su cabeza. —¡¿Quién......

-JumJumJum-

Una voz río dentro de su cabeza. —¡¿Quién Eres?!— Cuestionó Zeita. Pero no volvió escuchar aquella voz. Pero sus ojos lograron captar qué el color de su cabello cambiaba. Negro a Blanco. Esos colores eran por lo tanto cómo el bien y cómo el mal.

El dolor había desaparecido. Zeita cayó de rodillas jadeando por aire. Un poco de sudor recorrió su frente. De pronto, Zeita empezó a quitar se las piezas de la armadura. No quería volver a experimentar ese dolor.

Pero sus dudas se habían despertado. De quién era esa voz qué río dentro de su mente. Aunque no quería volver a sentir dolor. Suente pensaba una y otra vez qué existen los sacrificios en este mundo.

-×-

Una mujer cayó en su propio charco de sangre. Su propia sangre salía de sus labios. Sus hermosos cabellos azules empezaron a teñirse de rojo por su propio líquido carmesí.

—¡Jajajaja! Tonta, deberías de saber qué el mal existe.— Río aquella fémina de la tercera casa zodiacal.

-×-

Hola, espero qué les haya gustado. Es mi primer fic y me en verdad me honra escribir la historia de otra autora qué tuvo un gran excito en su historia.

Bueno, habrán cambios así que cuando lo estés leeyendo de nuevo puede ser qué veas algunos cambios.

Sin más....

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Gracias.

Mito Del Treceavo Caballero Dorado [Saint Seiya]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora