Capítulo 20

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Luego de un rato, que pareció eterno para Matthew, Isabella abrió los ojos. La urgencia de su garganta seca la hizo incorporarse antes de ni siquiera pensar en lo que había sucedido. Estaba en la habitación de Matt, sola.

Se sentó en el borde la cama lentamente y un gran dolor punzó en su cabeza. Se llevó instantáneamente la palma hacia la zona en un acto reflejo. Se tomó un momento antes de levantarse de la cama por completo.

Cada paso hacia la cocina provocaba un leve retumbar en la cabeza. Se sirvió un vaso con agua y dejó que el líquido se perdiera por su garganta. Las emociones la superaron y los recuerdos la abatieron. Haber escuchado de su boca que la había buscado y todo lo que había hecho había sido demasiado para ella. No pensaba plantar batalla, deseaba irse pero también deseaba explicaciones, como la de sus padres. No sabía exactamente qué era lo que sentía, sabía sí, que estaba furiosa y una ira muy grande calentaba su pecho, pero también se encontraba demasiado confusa y con una gran angustia.

Vio por el rabillo del ojo que Matt había aparecido y se había sentado en el sillón. Tenía las codos apoyados en las piernas abiertas y sus manos sostenían su cabeza mientras que sus dedos se paseaban nerviosamente por su pelo. Suspiró y levantó la cabeza.

— Hola...¿Cómo te sentís?

Isabella apoyó el vaso y asintió. Sabía lo que venía a continuación. Él seguramente pretendía exorcizarla de los eventos del pasado pero ella no sabía si estaba preparada para contarlo, para vomitar los acontecimientos y para caer en la verdad.

Ella pudo ver que Matthew tenía la cara cansada y los ojos un tanto caídos, la barba de tres días empezaba a notarse en su mentón. Aún así, era hermoso, pensó Isabella. Se demoró un rato más en admirar, en observar todas sus facciones y en comparar al hombre que tenía ante sus ojos con el chico que alguna vez fue. La cara de él tenía una cicatriz muy pequeña en el pómulo, que de no haber sido por su piel semi tostada, no se hubiera notado.

— ¿Cuánto tiempo estuve así?

— Unas tres horas — Isabella entendió que no había sido grato para él que ella soltase una bomba como esa y no le dé rápidamente más respuestas. Entendió que en este tiempo, Matthew había rememorado los acontecimientos, se había imaginado cosas y había sacado las peores conclusiones. Pero para ella también fue una gran revelación y muy impactante. Se había preparado emocionalmente para vivir con esa parte de él que nunca la eligió, lo había perdonado y él, a pesar de sus miedos, se había acostumbrado a la idea de estar juntos con la posibilidad de que ella lo dejase pero ahora, la verdad les caía a ambos como un balde de agua fría: nada era verdad. Ni que ella lo dejó ni que él no la eligió. Absolutamente nada.

Fue demasiado para Isabella seguir en su presencia y se dirigió a la habitación para recoger sus cosas y huir lo más rápido posible. Sabía que no habría vuelta atrás muy fácilmente o si siquiera la fuera a haber. Le dolió en lo profundo del corazón saber que nunca más lo vería y que nunca más le haría el amor.

— Para — Matt la tomó del brazo. — Tenemos que hablar

La miró a los ojos y le dijo todo lo que no le podía decir. Lo necesitaba. Se lo debían. Por lo que fueron.

Matt la guió hasta el sillón en el que momentos antes había estado muriendo lentamente en sus pensamientos. Isabella no protestó cuando él la sentó a horcajadas encima de él. Sabía que de la única forma que las palabras brotaran de su boca era si se sentía segura. Matt estaba muerto de miedo, sabía que ella se iba a alejar, sabía que era demasiado porque la había leído. Por eso pensó que lo mejor era establecer todo el contacto posible para que los muros entre ellos no se eleven y sean, por fin, imposibles de penetrar. Isabella tomó una gran bocanada de aire. Buscando las palabras correctas y la valentía en algún recoveco de su alma. Estar en los brazos de Matthew la alentaba, es verdad, pero le dolía admitir en voz alta todo lo que nunca había dicho en palabras.

— Al momento que te fuiste, la furia brotaba de mis poros. ¿Cómo no podrías sacrificar un poco para amarme? Me pedías demasiado y yo no estaba lista para ese paso. Te odié por ponerme entre la espada y la pared. Tampoco te podía entender porque nunca compartiste los motivos verdaderos hacía abandonar todo lo que tenía que ver con tu padre, nunca fui merecedora de esa verdad— Matt la miraba pero ella tenía la mirada perdida por el ventanal, no lo podía mirar a los ojos — Lloré cuando entré a mi casa y fue peor cuando mi padre, que lo había visto todo desde adentro, me dijo "fue lo mejor hija". Lloré y lloré pero no me duró mucho porque fui a buscarte. Quería gritarte que eras un cobarde y que si realmente me hubieses amado, me hubieras conservado como realmente podíamos. Ya estaba anocheciendo y tomé el coche de mi hermano. Aunque en el momento que subí y apoyé mis manos en el volante para ir a buscarte, mis intenciones se derrumbaron y me entregué a la idea de irme con vos — Matt le acarició la espalda lentamente mientras procesaba toda la información. Sabía que al final, la verdad le dolería a ambos demasiado pero estaba convencido que solo podrían estando juntos — Averigué dónde te encontrabas por William, me costó mucho que tu amigo me dijese lo que quería pero lo hizo. Me dirigí a la dirección muerta de miedo. No sabía nada. Después de un rato, llegué. Toqué la puerta y me abrió un joven y tosco Fire, que no quería dejarme entrar por lo que le insistí e insistí y lo soborné con dinero. Me dijo que estabas en la puerta de la izquierda en el piso de arriba. Subí corriendo y pisando fuerte pero cuando abrí la puerta, me encontré con la imagen que terminó de partirme el alma. Estabas dormido junto con una chica, ambos dormidos y tapados por una fina sabana. Las lágrimas salieron con vida propia e imaginé despertarte y gritarte pero no lo hice. Cerré la puerta de un portazo y salí corriendo. Me subí al coche y desaparecí de allí. Las lágrimas no dejaban de caer por mis mejillas y empañar mis ojos. Lloré y lloré — Isabella tomó aire y se levantó la remera y tocó la cicatriz — No lo vi. Estaba tan nerviosa, me temblaba el cuerpo y no veía nada. No debería haber conducido en ese estado. No lo vi y choqué contra un árbol — Isabella sintió como Matt aguantaba la respiración y se ponía tenso — Me desperté un mes después en el hospital, me había inducido un coma porque la heridas eran demasiado graves — Una lágrima se deslizó por la mejilla de Isabella y recordó lo que más le dolía de todo eso. En el accidente había estado embarazada pero lo perdió. Ella no lo sabía pero tiempo después de despertar, el médico que la atendió se lo comunicó. Había estado de casi dos meses. Se tragó esa verdad y haciendo a un lado los recuerdos, terminó — Eso fue todo. Salí con reposo y gradualmente me recuperé, volví a la universidad, viajé un tiempo y salí adelante. Nunca más volví a mirar atrás, hasta hace un tiempo...

Matt se sintió demasiado culpable, se sentía responsable y furioso. Había sido su culpa, nunca se lo perdonaría. Cerró sus manos en puños. Quería romper algo.

— Isabella, yo... No sé como tomaras esto pero pienso que lo mejor es decirlo. Yo no te engañé, no me acosté con aquella mujer. Estaba tan borracho y esa era la idea pero cuando quise tirármela, no pude — Isabella abrió los ojos y lo miró

— Nono, no sigas Matt... — Fue casi una súplica pero él sabía que tenía que tenía que terminar

— Lo intenté. Dios sabe que lo intenté. Pero no pude. Te veía. Y también, te buscaba en ese cuerpo que no era el tuyo. Terminé rompiendo algo y desfalleciendo inconsciente por el alcohol en sangre.

Isabella se sintió derrumbar. Nada había tenido sentido. 


***

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