Capítulo 4

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-Alucinación o no, sigues en apuros - dijo el Doctor, encogiendose de hombros - puedes elegir quedarte aquí, o, seguirme e intentar encontrar el camino de vuelta.
-No voy a seguir a un producto de mi imaginación - dijo Sara empezando a caminar.
-Como quieras, es por allí - dijo el Doctor, haciendose a un lado cuando ella pasó a su lado, señalando otra dirección, con aire inocente.
Después de un buen vistazo, Sara comprendió que tenía razón, si seguía por ese camino, terminaría dandose de bruces con la pared del barranco, sin duda había caído por allí y era imposible de escalar.
Así que, caminó hacia el lugar indicado por la alucinación, se negaba a pensar en él como en alguien de carne y hueso;de hecho, aquello la perseguía, cosa que después de algún tiempo, le pareció normal, ya que de cierta manera, estaban ligados.
Empezó a seguir sus consejos y avanzó mucho, el Doctor no parecía tener grandes dificultades para caminar, Sara lo observó disimuladamente, al menos se mojaba con la lluvia, estaba tan empapado como ella misma. Él le guiñó un ojo, y Sara agradeció la penumbra, pues se sonrojó hasta la raíz del cabello.
La cabeza le martilleaba, ahogando incluso los truenos, ¿es que esa tormenta no iba a pasar nunca?, empezó a imaginarse vagando eternamente por aquel bosque, siempre con la tormenta y su alucinación como única compañía.

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