Capitulo IV
"El elegido-tercera parte"
Centro de investigaciones Riuga, en el continente Sarva, en el Digimundo
Marzo 17 de 2081
-Yo no lo pensaría en realidad-dijo un Meramon que estaba frente al muchacho-, dime... ¿quieres morir?... Porque si no quieres me entregaras ese digihuevo ahora mismo -el castaño pegó más el huevo a su cuerpo para protegerlo, estaba dispuesto a todo por impedir que le hicieran daño.
-Oblígame -le dijo con un tono de suma irreverencia y rebeldía.
-Si así lo quieres... ¡muere!... -Meramon alzó ambas manos y comenzó a formar una gran bola de fuego, el chico dio un paso atrás y extrañamente, a pesar de la situación, sonrió. El Digimon no notó eso y dejó caer la gran llamarada sobre toda la habitación, pero el joven en el último segundo se lanzó y pasó por entre las piernas del Digimon, se levantó y comenzó a correr para alejarse de ahí volviendo a pasar por el campo de batalla y estando a punto de ser golpeado por diferentes ataques de Digimons enemigos y Tamers, (aunque para el ambos eran sus enemigos). Continuó corriendo hasta que una gran explosión lo mandó a volar varios metros hacia adelante cayendo sobre la mesa de lo que parecía ser una cafetería.
-Oh... maldición... -dijo el muchacho adolorido tratando de levantarse. Al hacerlo pudo ver a Centarumon y Meramon acercarse a él, detrás de ellos a Deltamon sosteniendo batalla con un par de Digimons parecidos a unas tortugas con espadas en vez de aletas delanteras de nombre Archelomon, aunque no representaban gran reto para el enorme y poderoso ser que venció a ambos golpeándolos con sus brazos.
-Si me hubieses dado ese digihuevo cuando te dije... no tendrías que morir ahora -le dijo el Meramon que lo veía con una sonrisa confiada en el rostro.
-Creo... lástima... que no sea de tan mal corazón como para abandonar a este Digimon con un maldito engendro como tú.
-Planeaba matarte de un solo golpe y evitarte así lo más que se pudiese el dolor, pero ahora te quemaré parte por parte hasta que ya no respires... -dijo y en sus manos se formaban dos bolas de fuego mientras el chico lo miraba con una gota de sudor resbalando por su rostro. ¿Acaso ese era el fin? Después de tanto, ¿así terminaría? De lejos los otros Tamers aún observaban, ya no había nadie en pie que pudiera atacar a esos tres Digimons que estaban por asesinar al castaño.
-¡No podemos quedarnos aquí, debemos hacer algo! -dijo una histérica Mimi viendo con horror a los Digimons acercarse más y más al joven.
-¡¿Qué quieres que hagamos Mimi? No podemos hacer nada por ahora -dijo Sora con rabia e impotencia, con ambas manos hechas puño y golpeando el piso.
-¡Matt! -el aludido volteó al escuchar una conocida voz, la vos de su compañero, de su amigo, de su Digimon.
-¡Gabumon! -exclamó el rubio al ver al Digimon acercarse y no solo a él, sino también a Palmon, Biyomon y Tentomon.
-Pero... ¿Cómo llegaron aquí? -le preguntó Sora a su compañera.
-Yo los llamé -dijo Izzy cerrando su laptop y tomando aquel extraño objeto pequeño y de color blanco-. Le mandé un correo electrónico a un amigo en la mansión, y el mandó a nuestros Digimons por un portal.
ESTÁS LEYENDO
Digimon: Las aventuras de un Tamer
AdventureLos humanos comenzaron a conocer a los Digimons en 1981, desde entonces ha pasado mucho tiempo, 100 años, las cosas no han cambiado mucho en el digimundo ni en la tierra, pero desde hace menos de 50 años, algo pasó, apareció la especie Tamer. Los Ta...