Cap 5

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Disclaimer: Hola a todos, los personajes no me pertenecen, sino a sus respectivos autores, sólo los uso para fines recreativos.

Disclaimer kay: recuerden que ni a mi ni a la creadora de la historia nos pertenecen los personajes usados de la película Moana
Sino que sin de la compañía de Disney

Ya la historia está llegando a su parte más emocionante; este fic contiene algunas insinuaciones, no considero que sea necesario modificar la clasificación; pero por si no les gusta este tipo de contenido siéntanse con libertad de saltarse el episodio. Si no es así ¡disfrútenlo!

Muchas gracias a todos los que me han dejado comentarios o se han tomado el tiempo de leer mi trabajo.

Saludos!

Capítulo 5: La primera vez

Algo que ganas siendo un semidios es que tus ciclos se alteran un poco, a veces no necesitas dormir, puedes estar días enteros recorriendo el mar; pescando y disfrutando del sol por el día y viendo las estrellas durante la noche. También se altera un poco tu apetito (algo que aprendieron rápidamente los cocineros de Motunui), puede que no comas durante muchos días y en el momento en que te ofrecen un festín arrases con todo lo que te ofrezcan.

Pero esta vez el ciclo de Maui había hecho de las suyas; se despertó siendo una iguana en medio de una isla sin saber qué había ocurrido. Un recuerdo llegó de golpe a su mente y en seguida adoptó la forma humana a la que estaba acostumbrado. Rápidamente hizo un recuento de lo que había pasado la noche anterior...o tal vez la noche de hace algunos días, aún no estaba seguro de cuánto tiempo había estado durmiendo.

Durante una tormenta se había encontrado a Moana en el mar y le había contado su terrible problema. Ella había aceptado ayudarlo y al intentar regresar a la isla, el mal tiempo los había alcanzado; teniendo que soltar a su cómplice amiga en mitad del vuelo antes de caer él mismo desplomado a la selva.

Recordaba haberla soltado cerca de la aldea, lejos del centro del pueblo; pero no recordaba muy bien en dónde. Un frio recorrió su cuerpo al pensar que Moana pudo haberse lastimado o incluso muerto durante la caída, si algo le llegara a suceder a la futura líder de Motunui él sería el culpable de la desgracia del pueblo entero. No debía perder tiempo, tenía que buscar a Moana lo más rápido posible y así poder ayudarla. Se levantó y todavía un poco amodorrado comenzó a recorrer la isla en su búsqueda.

...

Moana abrió los ojos y lo primero que vio fue el techo de su habitación; la luz del sol ya estaba en lo alto y una parte de esta, probablemente reflejada de algún contenedor de agua cercano la proyectaba al techo. Ella estaba cubierta de un hermoso tapizado rojo que la mantenía fresca y al mismo tiempo calientita en su cama. Miró a su lado y pudo ver un enorme bulto cubierto también por la cobija, el cual se movía como si algo debajo de ella estuviera respirando. Lentamente levantó la otra parte de la cobija hasta que sus ojos estuvieron tan asombrados por lo que encontró que tuvo que cubrir sus labios para no gritar. Su boca no emitió ningún sonido, pero sus labios se doblaron para dar paso a una bella sonrisa y en su corazón el sentimiento más feliz que nunca pensó poder albergar.

Maui estaba durmiendo a su lado, con su hermoso cabello suelto entre el tapiz que servía de colchón. No llevaba puesto su collar, lo cual permitía ver sus músculos y tatuajes en todo su esplendor. Entre sus fuertes brazos sostenía algo pequeño. Moana se acercó para verlo más de cerca y la pequeña figura que Maui sostenía en sus brazos se separó ligeramente de él para girar hacia ella.

No fueron necesarias las palabras, ni que la pequeña criatura se presentara: Moana contempló con amor al pequeño niño que dormía entre Maui y ella. Tenía la sonrisa de Maui y su nariz, así como los rizos de su padre; pero había algo en su forma de descansar, esa quietud y paz que caracterizaba el carácter de su madre. Ese pequeño, indefensa criatura fruto del amor de sus padres, era su heredero.

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