Un mundo conectado pero a su vez desconectado.

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Vivimos haciendo una gran campaña que hoy estamos más conectado por el hecho de tener el privilegio de usar las redes sociales. Cuestión que es totalmente cierto, pero aun así surge una gran interrogante: ¿Qué tan humanos nos han convertidos las redes sociales?

Es asombroso ver la indiferencia con que observamos las distintas injusticias o acontecimientos que degradan la dignidad humana.

La caridad se ha convertido digital y líquida, es decir, solo en pantallas.

Es más fácil grabar un video y generar la sensación y no actuar, o emitir unas emociones con emoticones.

Nos cuesta tanto expresar las emociones de manera física, se ha hecho ausentes en las interacciones humanas que cuando suceden nos asombra. Por ello, por ser extraterrestre en nuestra propia existencia la violencia se ha hecho el credo de fe.

A todo reaccionamos, de racional nos hemos convertido en reactivos.

Por ello, el estar conectados es transitar un mundo desconectado, y ese mundo no solo es a nivel externo sino interno.

Estos elementos llevan a mirar que las sendas tortuosas que recorre el emigrante se debe a desconexión existencial que vive el mundo hoy. Una desconexión en el ser y en el hacer de un mundo posible. Puede sonar idealista, pero las migraciones son y siempre han sido motivo de construcción de un mundo diverso, es y será parte de la esencia misma de la humanidad.

El silencio de los emigrantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora