CAPITULO 7

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Escuche que alguien tocaba mi puerta fue algo inesperado ya que no había razón para que alguien viniera a ver si estaba bien, cuando la puerta se abrió y mi padre se asomó estaba más que sorprendida él entró y limpie todo rastro de lágrimas mientras me sentaba en la cama iba a empezar a gritarle que se marchara esperaba que me dijera las mismas cosas que mi madre pero cuando vi en su rostro una suave sonrisa me calmé – vengó en son de paz Sydney. Yo... vaya no sé ni cómo comenzar – me senté mejor en mi cama a su lado – siempre supe que eras dura sabes incluso cuando eras pequeña siempre tuviste esa tenacidad que me hacía admirarte y veo que aún la tienes. Se que en tu vida no estado muy presente y... supongo que mientras ibas creciendo fui perdiendo la habilidad de comunicarme contigo, no sabía cómo hablarte o qué decirte y cómo puedes ver aún no lo sé, lo que si sé es que no es excusa para lo mal padre que he sido estas semanas, sabía que me necesitabas de tu lado y simplemente me quede callado y deje que tú madre decidiera por mi – negó avergonzado jamás había escuchado a mi padre hablar de aquella forma tan honesta – siempre fuiste muy buena para marcar tu límite en el mundo de tu madre y supongo que una parte de mí pensó qué tal vez esto no era más que una forma de castigo hacia ella, pero ahora que lo veo y te escucho... veo lo que sufres y como sigues adelante siendo fiel a ti misma con aquella tenacidad que tanto admiro de ti me ha abierto los ojos... supongo que lo que quiero decir con todos esto es que no me importa de quien te enamores mientras tú seas feliz, por que mi mayor meta como padre es esa que tú seas feliz y si encontraras esa felicidad con una chica quien soy yo para interponerme- sentí lágrimas recorrer mis mejillas otra vez pero solo que está vez era de felicidad, finalmente tenía a alguien de mi lado – estoy tan orgulloso de ti, de lo valiente que has sido estás semanas, así que ahora descansa mi niña por qué ahora en mi casa no tienes por qué sentirte sola yo cuidaré tus espaldas como debió de haber sido desde un principio – abrace a mi padre con fuerza el parecía sorprendido al principio pero en abrazo de regreso, no hay sensación igual que ser aceptado por quien eres y si me había arrepentido de ser yo misma en algún hace un momento ahora me sentía más segura de que valía la pena luchar por mi misma.

No pude evitar sonreír mientras abría mi casillero recordando la mañana, mi padre me había esperado junto a mi pequeña hermana Sophia para llevarme a la escuela incluso guardaron un plato de desayuno para mi, sentir a mi hermana abrazarme después de tanto tiempo y ver la sonrisa en su rostro mostrando cuanto me extrañaba me hacía sentir bien - Wow vaya te vez- me giré para ver a Jade que solo balbuceaba me había despertado temprano en la mañana y decidí alisarme el pelo y al parecer le gustó por que no dejaba de verlo – nunca habías visto a una chica con el pelo alisado? – ví como su cara de tensaba en ese momento y levantaba una ceja mirando hacia alguien tras de mi, me giré y ahí estaba Daniel y Lucia besándose a unos casilleros del mío se veían apasionados y sonriendo entre besos ella tenía los brazos alrededor de su cuello y acariciaba su nuca mientras él la tomaba por la cintura sentí como algo dentro de mi dolía de reojo sentí la mirada de Daniel, esta era su manera de castigarme restregar en mi cara que ella era suya y que yo ya no importaba más pero lo que más dolió fue ella girará su rostro para que volviera a besarla como si lo necesitara – vámonos Rizos – sentí la mano de Jade tomar la mía sacándome de aquella burbuja asentí cerré mi casillero y camine a su lado tratando de no pensar en ella, por qué es que me lastimaba de aquella manera ,  tampoco le importaba como para obligarme a ver eso.

Fue una sorpresa no haber visto a Andre en ninguna de mis clases del primer periodo el nunca faltaba a clase le mande mensaje de texto y el solo respondió que hablaríamos después me sentía preocupada por él, siempre solía colocar estupidos emojis en sus mensajes y ahora eran fríos y secos. Cuando el almuerzo llegó Jade y yo nos sentamos en las bancas de afuera mirando el gigantesco campo normalmente no era permitido salir a esta hora pero Jade era amiga del hombre de la limpieza hombre que también se encargó de limpiar mi casillero y nos dejaba salir, ella se veía igual de sorprendida que yo al ver que Andre no estaba – y nuestra pequeña mariposa – me alce de hombros tome la bolsa de comida para llevar de sus manos y empecé a subir las escaleras hacía dos blancas en el medio.

No es otra historia de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora