CAPITULO CUATRO: "La verdad de las Sombras"

10 7 1
                                    

En la oficina del Jefe Kenzo, las cortinas están cerradas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

En la oficina del Jefe Kenzo, las cortinas están cerradas. El aire se encuentra viciado, por el humo de sus cigarrillos baratos que nunca deja de fumar.

Frente a él, hay sentado un hombre de traje. Una de esas personas que por la vestimenta, podemos darnos cuenta que pertenecen a la gerencia de alguna empresa; a cargos altos. También se encuentra fumando y el lugar parece un centro nacional de formación de neblina, de la cantidad de humo que generan. A ninguno de los dos parece importarles demasiado.

—Usted sabe, Kenzo, que todo se le esta yendo de las manos...Las cosas no andan para nada bien. Y eso preocupa un poco, pero preocupa al fin y al cabo a gente de arriba.

—Si, lo se. Estoy intentando llegar a una solución. Puse a mi mejor gente a trabajar en esto.

—Sobre eso quería hablarle de ese tal Marcos. Se mete demasiado en asuntos que no debe. No cabe duda que es igual a su padre... Y hasta incluso puede tener su mismo final.

—El chico esta un poco perturbado por lo de su papá. Quiere encontrar a quien lo mató y vengarse. No tiene nada en contra de la Agencia.

—Quizás no, pero de a poco lo va teniendo. Son sus actitudes, nos pone en peligro que aparezcamos en los medios y la gente se entere que existimos, por ejemplo. Es peligroso. Demasiado.

—Quédese tranquilo, no se preocupe. Yo me hago cargo del chico. No va a poner en riesgo nada; pongo las manos en el fuego por él.

Kenzo apenas termina de decir sus palabras, en el mismo instante que entra su secretaria a la oficina.

—¡Dije que no interrumpieran! – Le habla Kenzo muy enojado.

—Lo se señor, pero es urgente...Se trata sobre Marcos y el doctor Atani. Apareció.

—Kenzo...—le dice el hombre—. Por lo visto, tiene las manos carbonizadas. De ahora en más, me voy a encargar de todo.

Mientras esta persona apaga su cigarrillo, Lilium y Marcos van en el auto a toda velocidad. Atrás, a no mucha distancia, pueden ver que Lucia los persigue.

—Nos sigue... Pero no importa, no tenemos tiempo para estas cosas. Solo para encontrar al doctor.

—Eso es verdad, Marcos. Todo se pone cada vez más peligroso y complicado. Ojala que Atani este en donde vamos...

 Ojala que Atani este en donde vamos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
FateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora